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Braggoth Varduk es el Rey de la Escarcha que gobierna la Mascatribu Cabezapeñasco y uno de los gobernantes ogor más celebres en todos los Reinos Mortales.

Durante la Era de los Mitos, el Frostlord Braggoth Vardruk recorrió Ghur en busca de las legendarias Tierras de Caza Doradas, un paraíso místico que, según él, protegería a los Beastclaw Raiders de la mordedura del Invierno Eterno.  Sin embargo, fue atraído al camino del Invierno Eterno por el engaño de magos Aelfos, y él y su Hafscarcha quedaron encerrados en el hielo.  Siglos después, en los albores de la Era de Sigmar, un relámpago errante de la Tempestad del Dios-Rey destrozó la prisión helada de Vardruk, y él y sus guerreros se tambalearon hacia la luz de un nuevo mundo.  Al reunirse con su antiguo pueblo, la Mascatribu Cabezapeñasco (o Svard en la lengua de los Beastclaw Raiders), Vardruk se enojó al enterarse de que habían sufrido mucho a manos de su Déspota Soberano  Gutbuster. Sin ser molestado por el invierno maldito que merodea eternamente tras los Beastclaw Raiders, esta figura legendaria se había vuelto gorda y rica.  Había conquistado muchas Hafscarchas y exigía tributos cada vez mayores a sus vasallos.

Vardruk puso fin a este reinado de terror de una manera típicamente contundente: pisoteando a su rival hasta convertirlo en una pasta fina bajo los cascos de su Cuerno Pétreo.  Reclamando el título de Rey de la Escarcha, Varduk unió a su causa a muchas incursiones Beastclaw. En batallas decisivas, derrotó a las Mascatribus Panzahinchada y Devoraojos, incorporando sus guerreros en sus filas.  Su siguiente objetivo era la Mascatribu Puñocarne, la más poderosa de todos los reinos ogor y la cual había mantenido durante mucho tiempo una alianza con los Cabezapeñasco.  Ambas Mascatribus llevaban el orgulloso puño rojo de sangre como símbolo de dominio, aunque no estaban de acuerdo sobre su procedencia: los Puñocarne afirmaban que se remontaba a su antiguo progenitor, Grawl Puñocarne, mientras que los Svard insistían en que simbolizaba la victoria del legendario Baergut Vosjarl sobre el ur-oso Jorhar.  Si Vardruk iba a triunfar, los Puñocarne debían arrodillarse ante él.  Sin embargo, Globb Fauces Relucientes, Déspota Soberano de los Puñocarne, no estaba dispuesto a complacerle.  Poseedor de una gran astucia y previsión para tratarse de un ogor, el nombre de Fauces Relucientes estaba bien ganado.  A medida que la vasta horda de Svard se acercaba cada vez más a sus tierras sagradas, el Déspota Soberano Fauces Relucientes convocó a su lado nada menos que otras cinco Mascatribus mediante una combinación de soborno, amenazas y fuerza bruta.

Ante las puertas del Gran Fuertetripas se libró la feroz Batalla de Hielo y Oro.  Los Cabezapeñasco fueron finalmente vencidos, aunque a costa de innumerables vidas ogor. En efecto, tales fueron las pérdidas sufridas por los Puñocarne que Fauces Relucientes accedió a regañadientes a un cese de hostilidades en lugar de infligir la humillante y total derrota que deseaba.  Como símbolo de su continuo desafío, Vardruk borró la mancha rojiza de su antigua lealtad metiendo su puño salpicado de sangre en la boca de un candente cañón Escupehierros, apretando los dientes mientras el metal brillante ennegrecía su carne limpiando todos los lazos de  compañerismo con los Puñocarne.  Este gesto aún es mantenido por todos los guerreros Cabezapeñasco, quienes sostienen que la batalla por el dominio de las Mascatribus aún no ha sido decidida.

Fuentes[]

  • Tomo de Batalla: Ogor Mawrtribes (2019)
    • pg: 13
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