El Claustro de Cenizas es una gigantesca Criptormenta situada bajo la Ciudad Libre Aqshiana de Hammerhal Aqsha. Sus cámaras albergan artefactos incomparables, y muchos de ellos reflejan el calor de la magia aqshiana. Entre estos tesoros se encuentran reliquias de un terrible poder destructivo y seres que, de liberarse, comportarían el fin de la civilización.
El Claustro de Cenizas se encuentra en el centro de un enorme laberinto de catacumbas y ruinas antiguas que llacen bajo Hammerhal Aqsha. Se trata de una gran urbe templo subterránea de varias plantas construida sobre una serie de canales de magma y lagos de azufre, y se dice que alberga diez mil tesoros asombrosos.
En estas profundidades se encuentran los Canales del Gran Hacedor, cuyos ríos fundidos solo pueden ser cruzados por los fieles dado que seres antiguos habitan en sus profundidades: Magmakrakens, Racnóvoros, Diablos de Ceniza y Acechafuegos.
Los corredores de Claustro de Ceniza se encuentran protegidos por un terrible guardián: El Hombre Quemado. El cuerpo de este ser está repleto de ampollas e irradia un poder apenas reprimido capaz de convertir la carne en cenizas con la mirada. Los pocos cazadores de tesoros que han regresado con vida tras haberse encontrado con este poderoso ente regresan balbuceando aterrorizados sobre su increíble poder.
Desde el Necroseísmo, las ruinas olvidadas han sido redescubiertas por los buscadores de magia y los posibles saqueadores, a pesar de los ímprobos esfuerzos de los Hammers of Sigmar para contener y defender el lugar. Los temblores y las erupciones volcánicas han abierto muchas vías hacia las profundidades, pero pocos cazadores de tesoros que allí se aventuran regresan con vida.
Entre las maravillas que aguardan en el Claustro de Cenizas, conocemos las siguientes:
- El Charonhydra, el Azote de Aspiria. Una bestia que, si se liberase de su jaula con runas grabadas sería terrible el contemplar su ardiente ira.
- La Espada de la Fuminación, la temible arma del Rey de las Cenizas, un ser destruido por Sigmar en la Era de los Mitos.
- La Sierpe de Ascuas, un ser invocado en la antigüedad por los arrogantes forjahechiceros de Tarascan que envolvió toda su ciudad en cenizas.
- El rutilante palacio de oro ardiente en el que yacen los Cuatro Príncipes de Aksharata, los mayores sabios de fuego del Dios-Rey. Aún lo sirven en la muerte, y siempre lo harán.
Fuentes[]
- Guerras del Alma: Forbidden Power