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Sendero Gloria

Ganar mayor poder y, en última instancia, alcanzar la inmortalidad a través de la ascensión a demoniaca, es la ambición de todos los Slaves to Darkness. Sin embargo, el camino para lograr tal fin es siempre largo y sangriento, y para muchos resulta letal. Incluso si un campeón triunfa en batalla, los Dones de los Dioses no siempre resultan beneficiosos.

Para convertirse en un Campeón del Caos basta comprometer el alma al panteón oscuro. Para muchos habitantes de los reinos, cada dia supone una nueva forma de horror bajo la bota de sus opresores ruinosos. No es de extrañar que un número significativo elija vender sus almas a los poderes del Caos y busque mejorar su suerte a través de la conquista. Después de todo, es preferible ser el vencedor que el vencido.

Sin embargo, no todos los campeones son iguales. La mayoría son asesinados antes de captar la atención divina. Otros simplemente carecen de la habilidad para prosperar en los reinos devastados por la guerra. Luego están los que, en su devoción o deseo de dominación, se sumergen profundamente en la adoración de uno de los Dioses Oscuros. Tanto si son frenéticos Bloodbound, o hinchados Rotbringer, estos guerreros pronto se ven impregnados del poder de su deidad elegida y encarnan su voluntad en los Reinos Mortales.

Aunque estos guerreros bendecidos también buscan la daemonicidad, no se puede decir que realmente caminen el Sendero a la gloria. A pesar de que un señor de los Slaves to Darkness compruebe que su personalidad los atrae a la esfera de cierto aspecto del Caos, cuando rechazan el camino más rápido al poder atraen el interés de los Hermanos de la Oscuridad. Se les otorgan dones y bendiciones a medida que logran mayores glorias, para influir en el campeón al servicio exclusivo de un dios u otro. Hay pocas bendiciones que los Poderes Oscuros no puedan otorgar, y un dios recompensa a alguien cuyos actos le complacen, incluso si ese campeón ya ha comenzado a gravitar hacia uno de los rivales de esa deidad. Aunque las almas de estos campeones renuncian a su destino como cualquier otro adorador del Caos, dentro de ellas sigue habiendo una chispa de individualidad que los Dioses Oscuros detestan y codician en igual medida. Tales seres rapaces siempre codician lo que no poseen.

Sea cuáles sea que sus razones para emprender el Sendero a la gloria, un Campeón del Caos pronto se vuelve adicto a acumular más y más poder. Al principio, las recompensas que reciben parecen relativamente simples: refuerzan su fuerza natural, o pueden heredar una armadura de hierro con runas forjadas por los Reyes de la Fragua de Azgorh. Muchos campeones también comenzarán a venerar a una deidad en particular en este punto y, aunque a canalicen los poderes de su dios elegido, ofrecerán plegarias y súplicas para apaciguar a los demás.

A medida que pasa el tiempo, los dones de los dioses inevitablemente se hacen más extraños; los ojos del campeón se vuelven pedunculados, o tal vez sus piernas se doblen hacia atrás de forma repugnante. Ganarán extremidades, o las perderán. Garras, colmillos y colas brotarán de sus cuerpos, así como apéndices extraños que adoptarán la forma de pseudópodos o coronas de cuernos envueltos en llamas. No hay una explicación para estos regalos, y por cada recompensa útil que recibe el campeón: una temible arma demoniaca, un mayor dominio de lo arcano o su armadura fusionada con su piel para formar una piel impenetrable, también recibe otros "regalos" que no sirven para un propósito discernible fácilmente.

Para complicar aún más las cosas está la naturaleza caprichosa de los mismos Dioses del Caos. Es casi imposible predecir qué complacerá a estos seres, y puede ocurrir que un campeón "pierda el favor" en cuestión de un momento. Un señor que todo lo conquista puede convertirse en una masa de carne deforme conocida como un Chaos Spawn aparentemente al azar, mientras que uno destinado a una muerte pequeña pero violenta es catapultado a la gloria cuando la mirada de los dioses se posa sobre ellos.

En ocasiones, estos cambios repentinos de estado son deliberados. Sin embargo, la mayoría de las veces, tal traspaso o ascensión se deriva de los dioses que demuestran ser demasiado generosos con sus dudosos regalos. Estos seres no piensan en términos mortales, y se preocupan poco por el efecto que tienen sus "bendiciones en los que buscan su favor; más de un campeón que siempre ha complacido a su patrón se ha visto abrumado por la enorme cantidad de poder mutativo que le ha sido otorgado con gran indiferencia.

A pesar de su naturaleza díscola, una cualidad une a todos los Campeones del Caos exitosos: su carisma sobrenatural. Es la naturaleza del poder sentirse atraído por el poder, y los que buscan recorrer el Sendero a la gloria a menudo comienzan siguiendo a uno que ha recorrido más de ese camino oscuro. A medida que un campeón se gana el favor de los Poderes Ruinosos, los compañeros guerreros de los dioses se verán naturalmente atraídos a su lado y formarán el núcleo de sus ejércitos en expansión.

Estas bandas son los bloques sobre los que se basan casi cada grupo de Slaves to Darkness. Reúnen desde los miembros inmediatos de la tribu de un campeón a miles de asesinos jurados. Las bandas aumentan y disminuyen constantemente de tamaño era medida que los guerreros se separan para formar sus propias hordas conquistadoras, mueren en batalla o de se les unen nuevos aspirantes a obtener el favor de los dioses. Los señores más grandes cuentan con muchos campeones menores luchando por ellos, y atraen a los sirvientes más poderosos a través de las bendiciones manifiestas que se han ganado. Antes de alcanzar la demonicidad, un Campeón del Caos debe dedicarse a un dios por encima de todos los demás. La ascensión primero requiere sumisión total. Los que hacen tal promesa y atraen la atención de su deidad elegida. llevan una marca divina en su carne, ya sea una runa siempre sangrante. un grupo de pústulas, un familiar demoniaco cacarearte o incluso un signo extraño. No se trata de una mera marca, ya que permite que los marcados utilicen una medida del poder de su dios. Los campeones marcados exudan auras potentes de poder divino, empoderando a los que comparten su devoción.

Algunos Slaves to Darkness no llevan la marca de ningún dios: a menudo, se trata de guerreros jóvenes que aún no han elegido un patrón, o veteranos que han sobre vivido durante décadas mientras adoraban los diferentes aspectos de su panteón cultural con igual fervor. Aunque los dioses inevitablemente se cansarán de tal indecisión, estos no marcados adoran al Caos Absoluto, porque ningún dios tiene primacia sobre otro, siguen siendo enemigos mortales. Sus hazañas aún ganan bendiciones de los dioses, que buscan tentar a almas no reclamadas a su adoración. Por el momento, su dominio de su propio destino, llena a estos guerreros con un gran fervor y los obliga a luchar con valentia para forjar su propia leyenda oscura.

Fuentes

  • Tomo de batalla: Slave to Darkness (2019)
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