La Era de las Tribulaciones fue un período en el que se frenó la expansión de las Ciudades Libres y empezó a incrementarse la presencia y poder de las Fuerzas de la Muerte en los diferentes reinos. Esta época debe su nombre a que los ocho reinos se vieron colmados de signos ominosos y presagios oscuros relacionados de una u otra forma con los no muertos o con la muerte. Aunque fue un período relativamente corto, tuvieron lugar eventos que terminarían por cambiar drásticamente los equilibrios de poder entre las distintas alianzas que se disputaban el control de los Reinos Mortales.
Los Portentos Malignos[]
A medida que se acercaba el momento en el que la Gran Pirámide Negra de Nagash estuviera completa y e gran nigromante ejecutara su ritual, empezaron a notarse los efectos de esta masiva acumulación de energía en el resto de Reinos Mortales. Estos efectos fueron conocidos como los Portentos Malignos.
En sus inicios, esta sombra se extendió de forma lenta e insidiosa y fue mayormente ignorada: cultivos en los que aparecían súbitamente restos humanos, leche que se transmutaba en sangre, aldeanos que caían en comas profundos o sirvientes que encontraban inexplicables huellas ensangrentadas en los palacios en los que servían. Poco a poco los efectos empeoraron, y en el segundo mes llegaron las primeras muertes: luces misteriosas que guiaban a los incautos hacia zonas neblinosas de las que nunca volvían, cuchillos que adquirirían vida propia e impalaban a sus propietarios o manos esqueléticas que salían súbitamente de sus tumbas para engullir a los visitantes de los cementerios. Aunque estos efectos tuvieron lugar principalmente en Shyish, también se reprodujeron en el resto de Reinos Mortales, incluyendo a la misma Azyr.
Los Portentos Malignos fueron constantes durante toda la Era de las Tribulaciones, aumentando en intensidad a medida que pasó el tiempo y siendo la fuente de numerosos conflictos, como los diferentes asedios a la Ciudad Libre de Excelsis.
La Alianza del Orden se moviliza[]
Gradualmente las distintas facciones tomaron conciencia de la importancia de los Portentos Malignos y su relación con Shyish para, finalmente, terminar actuando en consecuencia.
Inicialmente Sigmar no prestó atención a los rumores que llegaron a sus oídos, puesto que sabía que muchos de sus seguidores experimentaban infiernos vivientes día tras día a manos de las fuerzas del Caos. Sólo cuando Vandus Hammerhand, uno de sus principales generales, le habló de unas espeluznantes visiones que le atormentaban fue cuando el Dios-Rey tomó cartas en el asunto. Sin embargo Sigmar no envió inmediatamente a sus fuerzas a Shyish ni empezó a reunir sus ejércitos, sino que decidió que estas fuerzas se dedicaran a recopilar información para descubrir qué estaba ocurriendo exactamente. De esta manera, envió al resto de Reinos Mortales centenares de meteoritos ricos en Piedra del Reino de Azyr. Los Lord-Ordinator, ingenieros videntes de los Stormcast Eternals, acudieron raudos a los lugares donde cayeron los meteoritos para construir torres desde las que pudieran discernir el futuro y actuar en consecuencia. Muchos de estos meteoritos fueron rápidamente capturados por fuerzas enemigas, por lo que los Lord-Ordinator lideraron fuertes asaltos para conquistar estas importantes localizaciones.
El resto de naciones de la alianza del Orden también tomaron medidas ante la creciente amenaza no muerta. Las Ciudades Libres reforzaron sus defensas y contrataron a mercenarios Fyreslayers. La propia Morathi acudió a Hammerhal para convencer a sus gobernantes de la necesidad de enviar a sus ejércitos a Shyish para frustrar los planes de Nagash antes de que fuera demasiado tarde, formalizándose poco después la alianza entre las Hijas de Khaine y las Ciudades de Sigmar. Por su parte Ararielle, diosa de la Vida, sintió profundamente los efectos de los actos de Nagash. Envió a Shyish a Drycha Hamadreth, la más feroz de sus hijas, para intentar detener los planes del nigromante.
La Ira de los Dioses Oscuros[]
Los diferentes Dioses del Caos tuvieron visiones del futuro que prometía la consecución de los planes de Nagash. Khorne vió un mundo en el que las únicas batallas las protagonizaban legiones de muertos vivientes que luchaban sin furia ni ira, sin ni siquiera sangrar. Tzeentch vió un futuro colmado de orden, inactividad y equilibrio en el que no había posibilidad de cambio. Nurgle sintió como se acercaba el fin del glorioso ciclo de la vida y la muerte para llegar a un estado en el que no había ni entropía ni renacimiento. Desde su prisión, ante Slaanesh relampaguearon diferentes futuros en los que no había vida y, por lo tanto, donde no habrían bacanales en su nombre, ni placeres de la carne, ni ningún tipo de celebraciones. Finalmente la Gran Rata Cornuda sintió como aparecía un rival que, al igual que ella, pretendía devastar completamente los Reinos Mortales. Harta de aguantar las burlas de los otros cuatro durante tanto tiempo, no iba a permitir que ningún aspirante a dios entorpeciera su ascensión. Si el cosmos entero iba a quedar completamente devastado, sería ella y solamente ella la causante.
Así fue como, llenos de ira, los diferentes Dioses del Caos enviaron a sus seguidores poderosas visiones exhortándoles a detener los planes de Nagash. Ya fuera mediante estallidos de rabia, a través de sueños, moscas de tres ojos, versos hipnóticos que se les repetían incesantemente o misteriosas ratas albinas susurrantes, los líderes de muchas tribus o naciones guerreras recibieron la llamada de los dioses. Aquellos que adoraban por igual a los distintos poderes ruinosos recibieron increíbles epifanías en las que pudieron ver el esquema completo de la situación. Los principales receptores de estos mensajes viajaron a través de los Reinos Mortales difundiendo la palabra de los dioses y reclutando vastos ejércitos con un destino en mente: Shyish.
Por su parte, los Gaunt Summoners de Archaon entrevieron desde sus Torres Plateadas las trazas del destino que conducían hasta el plan de Nagash. Decididos a favorecer a Tzeentch, desbaratar los arrogantes planes de Nagash y acercarse a su liberación definitiva de las garras de Archaon, empezaron a mover las hebras del destino iniciando una cadena de acontecimientos que cambiaría el porvemir de los Reinos Mortales.
Se alzan las fuerzas de la Destrucción[]
Los principales visionarios y profetas de Gorkamorka empezaron a recibir extrañas señales y presagios. Entre ellos cabe destacar a los Shamanes cavernarios Grot que, guiados por un consumo excesivo de setas alucinógenas, accedieron a poderosas visiones en las que vieron a legiones de muertos vivientes masacrando a las tribus de los seguidores de Gorkamorka. Una vez recibido el mensaje de su bicéfala divinidad, estos Shamanes difundieron rápidamente la palabra entre las tribus. Aunque eran algo enclenques, se consideraba que estos profetas eran portadores de la palabra del propio Mork. En poco tiempo grandes huestes de pielesverdes marcharon hacia Shyish dispuestas a liberar nuevamente el poder del Waaagh!
Los Emisarios de Nagash[]
A medida que se acercaba el momento en que la Gran Pirámide de Nagash estuviera completa, el gran nigromante envió emisarios a los pueblos y naciones que consideraba que dignas de servirle en su imperio de muertos vivientes. La mayoría de estos heraldos fueron tomados de entre los Nighthaunts puesto que, al tratarse de espectros etéreos, podían traspasar con facilidad las defensas de las distintas ciudades y fortalezas para llevar la palabra de Nagash a aquellas personas elegidas para escucharla. Los más poderosos de entre estos espíritus hicieron todo lo posible por confundir, masacrar o maldecir a aquellos que descubrieron intentando interferir en los planes de su maestro. Estas acciones, sumadas a los portentos malignos y a las diferentes movilizaciones de tropas hacia Shyish, provocaron que se desestabilizaran aún más los diferentes Reinos Mortales.
La llegada de la Luna Malvada[]
Los Gloomspite Gitz, la dispar alianza subterránea conformada por los Grots de las tribus Moonclan y Spiderfang junto con los Troggoths, siempre se había basado tanto en el beneficio mutuo como en la adoración del aspecto de Gorkamorka conocido como la Luna Malvada. Este inmenso y malevolente cuerpo celestial podía aparecer de manera errática y totalmente inesperada en cualquier región de los Reinos Mortales. Bajo su luz, los mortales tendían a enloquecer mientras grandes cantidades de hongos brotaban súbitamente de cualquier superficie. El efecto de la luna sobre las tribus Gloomspite era electrizante, llevándolas a abandonar sus escondrijos en un despiadado frenesí destructivo que tenía la capacidad de arrasar regiones enteras. Aún así sus apariciones durante la Era del Caos y los inicios de la Era de Sigmar fueron escasas y la mayoría de tribus Gloomspite medraron ocultas en sus reinos subterráneos.
Fue durante la Era de las Tribulaciones cuando la Luna Malvada empezó a verse atraída hacia los Reinos Mortales con mayor asiduidad. Los líderes de las tribus Gloomspite empezaron a intentar anticipar sus apariciones o a provocar grandes actos de destrucción para intentar atraer su atención mientras muchos entre los Troggoth despertaron de sueños centenarios. Algunas tribus participaron en la marcha generalizada de tropas hacia Nagashizzar, aunque fueron comparativamente pocas y en su mayoría se dedicaron a buscar señales que determinaran la próxima aparición de la Luna Malvada o a atacar en aquellos lugares donde sus enemigos estuvieran mirando hacia otro lugar. Un ejemplo lo tenemos en el inesperado ataque y posterior destrucción de la Ciudad Libre de Celestrius, cuya guarnición Stormcast había marchado hacia Nagashizzar y se encontraba protegida solamente por unos pocos regimientos de las Freeguilds. Igualmente notorias fueron la abducción del gran mago Thendrisil y su séquito al completo o el asedio subterráneo a la fortaleza de los Fyreslayers de la logia Molkhir. A pesar de estas oleadas de ataques relámpago, las tribus Gloomspite causaron tanto o más daño cuando intentaron atraer a la Luna Malvada a los conflictos de otros pueblos.
Venganza Temporal[]
Durante estos tiempos Korghos Khul se dispuso nuevamente a sumir en la guerra las tierras del Gran Erial en una contraofensiva a gran escala, y sus pobladores se estremecieron al ver aparecer en el horizonte al Orbe Infernia, el planetoide que había convertido en su base de operaciones. Su intención era clara: con una lluvia de sangre sus fuerzas se lanzarían nuevamente al ataque provocando una guerra indefinida que agradaría a Khorne, puesto que el dios no ansiaba la reconquista de estas tierras sino que prefería que se sumieran en un conflicto prolongado.
Sin embargo, los enemigos de Khul conspiraban a sus espaldas. Desesperados por la situación una alianza de señores de la guerra juntaron a magos e ingenieros con la intención de construir un colosal cañon termporal empleando los ancestrales mecanismos conocidos como los Engranajes del Infinito. Finalmente el cañon pudo ser disparado poco antes de que la Goretide iniciara su ataque, provocando un potente hechizo temporal que restableció el antiguo orden en el Orbe Infernia y devolvió el control del mismo a los cuatro Príncipes Demonio y al Slann que los manipulaba. Korghos Khul se vió privado así de aquello que era suyo por derecho de conquista. Preso de la frustración, Khul dirigió a su Goretide a la conquista de nuevos territorios jurando que algún día volvería y reconquistaría el Orbe Infernia.
El drenaje del Mar Khaphtar[]
La construcción de la Gran Pirámide Negra atrajo poderosamente la atención de los dirigentes Skaven, siempre ansiosos por capturar Piedra del Reino. Fue así como desde Plagópolis, la inmensa capital de los Skaven, se construyeron agujeros que atravesaba el aéter en dirección a Shyish. La mayor de ellas fue una construcción ambiciosa y arriesgada, puesto que los agujeros Skaven no siempre llegan con exactitud al destino deseado y esta se construyó con bestias-maquina tuneladoras para que permitiera el paso a una legión de millones de hombres rata. Para desgracia de los Skaven este túnel llevó en concreto al fondo del Mar Khaphtar, un océano cuyas aguas estaban repletas de muertos vivientes. El error de cálculo de los Skaven trajo consigo gran cantidad de consecuencias:
- El Mar Khaphtar inundó con fuerza la red de madrigueras Skaven, ahogando al instante a la fuerza invasora de hombres rata. Una enorme ola repleta de millones de hinchados zombis marinos arroyó Plagópolis en el conocido como Año de la Rata Ahogada. Este fue el inicio de la Guerra de las Cosas-Cadáver, una feroz confrontación entre los hombres rata y la interminable marea de muertos vivientes que fluía desde Shyish.
- En el fondo del Mar Khaphtar se encontraba un enclave de los Idoneth Deepkin, el cual se vió súbitamente expuesto a la invasiva mirada de Nagash. De esta manera el Gran Nigromante supo de las prácticas de los Idoneth, los cuales robaban almas de otras razas para alargar su propia existencia, y pasó a considerar a estos Aelves como ladrones a los que exterminar.
- Acuciados por la necesidad, los Idoneth de Khaphtar pidieron ayuda a sus primos de la Cuenca Laebrea, un inframundo de Shyish en el que descansaban los restos de enormes bestias entre pozos de alquitrán. Ambos enclaves Idoneth llegaron a un acuerdo de colaboración, resolviendo que el mejor curso de acción era encontrar una distracción que desviara la atención de Nagash y permitiera salvarse a los Idoneth de Khaphtar. En la Cuenca Laebrea se encontraba el Ojo del Chacal, un Portal del Reino que comunicaba con Ghur, el Reino de las Bestias. Los Idoneth atrajeron hacia el portal a enormes huestes de Orruks y Ogors, creando entre los pozos de alquitrán un sendero que llevaba hacia los inframundos cercanos a Nagashizzar. De esta manera, la ciudadela del gran nigromante sufrió oleada tras oleada de ataque y, para cuando el Mar Khaphtar quedó drenado por completo, el enclave Idoneth escapó de la atención de Nagash.
- A pesar del fracaso de la ofensiva inicial de los Skaven, los hombres rata decidieron aprovechar el camino abierto hacia al Mar Khaphtar para enviar un grupo de agentes del Clan Eshin a la Gran Pirámide de Nagash. De esta manera, grupos enteros de asesinos rodeados de sombras partieron raudos en dirección hacia Nagashizzar. Ayudados en secreto por los Gaunt Summoners, estos hombres rata terminaron infiltrándose en la Gran Pirámide Negra de Nagash.
Las Cadenas Rotas de Slaanesh[]
Para cuando llegó el momento en que Nagash estuvo preparado para ejecutar su ritual, Slaanesh ya se había liberado de dos de sus sesenta y seis cadenas. Cada una de estas ataduras estaba fabricada con la propia esencia de la contradicción, y requería de grandes paradojas para ser destruida.
La primera cadena de la que Slaanesh se liberó fue la Cadena del Odio Puro, la cual sólo podía romperla aquel que más odiara al dios del placer. Los dioses Aelf supusieron erróneamente que aquél que más odiara a Slaanesh sería un miembro de su raza, sin tener en cuenta el odio puro alimentado por milenios que sentía Khorne hacia el dios de los excesos. Desde su prisión Slaanesh envió una visión a Allegaria Sen'sathra, una de sus principales sirvientes daemónicas, ordenándole que robara la sagrada hacha daemónica Eigngrom hilvanando de esta manera una melodía en el Gran Juego que Khorne no podría ignorar. El dios de la sangre envió a Karanak, su poderoso mastín daemónico de tres cabezas, a destruir a la sirviente de Slaanesh y reclamar el hacha. Pero Allegaria derrotó a Karanak en duelo singular, y la titánica explosión de rabia de Khorne destruyó la Cadena del Odio Puro. Slaanesh rápidamente reemplazó la cadena con una ilusión compuesta de expectación y deseo lo suficientemente poderosa como para engañar a Malerion y a Teclis.
La segunda atadura que Slaanesh consiguió quebrar fue la Cadena de las Traiciones Extremas, que requería para su rotura de la masacre de miles de almas inmaculadas a manos de sus firmes defensores. En las Ciudades de Sigmar Slaanesh propició la aparición de todo tipo de cultos, ya fueran dedicados a su adoración o a la de otros Dioses del Caos, a través de susurros, sueños e ingeniosas seducciones. El dios del placer se aseguró de que todos ellos alcanzaran un punto crítico al mismo tiempo, sabedor de que los Stormcast Eternals se verían forzados a tomar medidas extremas en contra de ellos. El proceso de Reforja deshumanizaba gradualmente a los Stormcast, volviéndolos cada vez más fríos y despiadados en su lucha contra el Caos, una tendencia que beneficiaba a los designios de Slaanesh. En la infame Purga de Vindicarum, los Celestial Vindicators exterminaron a tres cuartas partes de la población, creyendo que éste era el único medio para terminar con los cultos del Caos que medraban en la ciudad. Al mismo tiempo en la Batalla de Excelsis los Knight Excelsior masacraron a todo ciudadano que les plantara cara, independientemente de sus razones. En Hammerhal Aqsha, las investigaciones de los Hammers of Sigmar terminaron en una guerra abierta en las calles entre los Stormcast Eternals y aquellos bajo la influencia de Slaanesh. Bajo su justa ira, siguiendo su fervor para destruir los poderes ruinosos, los Stormcast Eternals fueron demasiado lejos y con sus armas asesinaron a aquellos a los que juraron proteger. Los gritos de estas almas inocentes resonaron por el vacío y quebraron la Cadena de las Traiciones Extremas mientras Slaanesh sonreía sabedor de que había avanzado un paso más hacia su liberación.
La Marcha Condenada[]
Artículo principal: La Marcha Condenada
Docenas de ejércitos de todas las razas partieron hacia Nagashizzar para intentar frustrar los planes de Nagash, aún sabiendo que probablemente perecerían en el intento. Entre todas estas marchas, la más importante o al menos mejor documentada fue protagonizada por tres dispares y poderosos ejércitos que marcharon de manera independiente hacia la capital del gran nigromante. Estas fuerzas fueron el contingente de Stormcast Eternals liderados por el Lord-Ordinator Vorrus Starstrike, la hueste del Caos liderada por la Reina Guerrera Dakoath Marakarr Blood-Sky y el ejército de pielesverdes liderado por el Shaman fungoide cavernario Snazzgar Stinkmullet.Si estas tres fuerzas hubieran actuado de manera coordinada, es posible que hubieran podido evitar el ritual de Nagash. Sin embargo los líderes de estos contingentes fueron manipulados por el Cambiante, un demonio cambiaformas proveniente de una de las Torres Plateadas de los Gaunt Summoners, y terminaron exterminándose mutuamente antes de alcanzar la ciudadela del gran nigromante.
El Necroseísmo y el Nadir de Shyish[]
Cuando llegó el día en que la Gran Pirámide Negra de Nagash estuvo completa, Nagashizzar estaba bajo asedio enemigo. Este hecho no amedrentó al gran nigromante, el cual se dispuso a ejecutar inmediatamente su gran ritual a sabiendas de que las fuerzas que asaltaban su capital serían las primeras en morir en el mismo instante en que lo completara. Sin embargo, Nagash desconocía que un grupo de Skaven del Clan Eshin se habían infiltrado en su pirámide. En los primeros compases del ritual, cuando la gran pirámide empezó a rotar, Nagash descubrió que los hombres rata se habían infiltrado en su creación. Mientras eliminaba a estas molestas criaturas mediante una niebla asesina, el gran nigromante sintió la risa despiadada de los Dioses del Caos. La presencia de los Skaven desestabilizó el delicado equilibrio de la obra de Nagash, y la propia fuerza del conjuro estuvo a punto de consumirlo. Haciendo uso de su fuerza de voluntad, el gran nigromante pudo mantener un precario control del hechizo evitando su destrucción y desatando una potente onda de energía mágica que sería conocida a partir de entonces como el Necroseísmo. Las risas de los dioses oscuros cesaron y fue Nagash el que sonrió.
Aunque los efectos del conjuro escaparon al control de Nagash, sus efectos le fueron altamente beneficiosos. Las fuerzas cataclísmicas desatadas por el ritual se esparcieron por el tiempo y el espacio, y con ellas apareció una extraña y letal disrupción en el tejido de los Reinos Mortales, pues la interferencia Skaven había teñido el ritual con el poder del Caos. En todas partes, las normalmente ordenadas energías de la muerte enloquecieron conforme la reacción metafísica en cascada recorría el cosmos. Espectros retorcidos de todo tipo se alzaron de la arcilla mortal que antaño habitasen, mientras un dominio tras otro era visitado por lo espíritus alzados de un billón de almas muertas. Los efectos del Necroseísmo fueron tan devastadores que destruyeron buena parte de los edificios del Sigmarabulum y el propio Sigmar cayó al suelo durante unos instantes.
Mientras tanto, la Gran Pirámide Negra de Nagash se volvió cada vez más pesada debido a la acumulación de energía mágica, y empezó a hundirse en el centro del reino de Shyish no tanto taladrándolo sino estirándolo y atrayendo a las tierras de alrededor. Alrededor de la pirámide invertida se creó un torbellino, un vórtice, un remolino de energía que atraía almas e inframundos y los arrastraba hacia un punto central infinitamente denso. Este punto pasó a ser conocido a partir de entonces como el Nadir de Shyish, el Fin de todas las cosas. El Nadir era tan potente en energía mágica que ni siquiera el propio Nagash podía morar allí eternamente. Corrompido por los trazos de magia del Caos, aquel se convirtió en un lugar de locura además de muerte.
El incremento de poder militar que le trajeron a Nagash el Necroseísmo y la creación del Nadir de Shyish significaron el inicio de las Guerras del Alma
Fuentes[]
- Reglamento Age of Sigmar segunda edición
- Battletome Stormcast Eternals 2018
- Battletome Sylvaneth 2019
- Battletome Idoneth Deepkin
- Battletome Daughters of Khaine
- Battletome Skaven
- Battletome Hedonites of Slaanesh
- Battletome Gloomspite Gitz
- Battletome Legiones de Nagash
- Battletome Nighthaunt
- Malign Portents