Cuerpos carbonizados y cubiertos de ampollas, llenan el cielo cuando los comedores de carne alados de la Gran Corte de Pielampollada acuden a la batalla en tropel. Surgidas de las cenizas de un imperio que veneraba el sol, estos celosos caníbales aterrorizan hoy Aqshy y mas allá, devastando mientras difunden sus retorcidas creencias.
La Corte[]
Con la velocidad de los vientos del desierto que soplan aulladores en la Meseta de Llagaígnea, los ejércitos de la Gran Corte de Pielampollada corren hacia el enemigo. Aunque provienen de Aqshy, ven en el Reino de la Luz la tierra más sagrada, y en sus trastornadas mentes buscan convertir a sus reinos vecinos, predicando la iluminación de Hysh a todo el que encuentran. Mas en verdad tan sólo difunden la locura y el horror, y en vez de impartir sabiduría, las visitas de estos desgraciados reducen rápidamente el reino a polvo.
En su locura, la realeza de Pielampollada todavía se ve a sí misma compuesta por sacerdotes y sacerdotisas que guían a sus fieles súbditos a rendir culto al sol hyshiano. Los más piadososmordientes y cortesanos están dotados de alas correosas con las que trepar hacia lo alto en el cielo, lo cual les permite acercarse al sol y recibir más cerca su luz gloriosa. Quienes reciben estas bendiciones son vistos como guerreros santos, seguidos por manadas de mordientes cuando recorren las tierras. Incluso las murallas más fuertes son incapaces de contener a la miríada de caníbales alados que caen del cielo, y los defensores que no son devorados directamente son asesinados y se pudren al ardiente calor del sol. Los Pielampollada pasan luego a sus siguientes víctimas, convencidos de estar dejando atrás una ciudad de conversos.
Fuentes:[]
- Tomo de Batalla: Muerte - Flesh-Eater Courts (2ª Edición)