Las Guerras del Alma son el conjunto de conflictos militares en los que se encuentran inmersos actualmente los Reinos Mortales. Aunque inicialmente empezó como una feroz y ambiciosa ofensiva en todos los reinos por parte de las fuerzas de Nagash, todas las facciones han ido ejecutando sus propias ofensivas y contraofensivas convirtiéndose en un despiadado enfrentamiento a varias bandas cuya crudeza y magnitud supera ampliamente a la vista en las Guerras por los Portales.
Antecedentes[]
El Odio de Nagash[]
Hace tiempo que Nagash, el Gran Nigromante, odia a los vivos. Su origen se remonta a través del atemporal vacío hasta el Mundo Pretérito, donde su afán por controlar sus áridas tierras lo condujeron a una espiral de magias oscuras y corrupciones. Durante los largos milenios de su transformación en un dios no muerto se ha visto frustrado, incluso muerto, a manos de agentes mortales. Entre ellos, Sigmar Heldenhammer.
Pero Nagash es inmortal. Se reforma en su principal fortaleza tras cada muerte, aunque tarde siglos en hacerlo. Con cada derrota, su desprecio hacia el desorden y la anarquía de los seres vivos se vuelve más pronunciado, y ahora busca nada menos que gobernar un macabro necropaisaje donde todos se postren a sus pies.
El anhelo de Nagash es que ni un solo músculo se mueva, ni un solo párpado parpadee sin que él lo mande. Éste ha sido su objetivo secreto desde tiempos inmemoriales, aunque tratándose de un ser dotado de astucia y una inmensa inteligencia jamás ha revelado el verdadero alcance de su plan. Desde los albores de la Era de los Mitos hasta los días más recientes de la Era de Sigmar ha gobernado el Reino de la Muerte, pero en realidad desea gobernar la existencia entera, porque hace tiempo que su megalomanía ha superado las fronteras impuestas por la cordura.
Muchas deidades y hombres valientes han combatido las aspiraciones de Nagash, y muchos han muerto por ello de modo espantoso. Porque el Gran Nigromante no es parte del ciclo natural de la vida, la muerte y el más allá, sino una subversión no-muerta del mismo que, con el paso del tiempo, ha adquirido un grandísimo poder. Es dios de los no-muertos, algo que inspira miedo en estado puro, y para los mortales de Shysh es tan horripilante como los mismísimos Dioses del Caos.
El Robo de Almas[]
Nagash es un ser lleno de desprecio por todos los seres vivos, pero aquellos a quienes más desprecia son quienes osan robarle. Resta importancia a los ladrones de tumbas que van en busca de valiosas reliquias, aunque a veces le divierta enviar a los fantasmas de los propietarios originales tras los saqueadores. El Gran Nigromante centra su amargura en quienes toman con fines propios las almas que él considera que son su diezmo: aelves, duardin, humanos, semidioses y monstruos han despertado su ira en los milenios que lleva existiendo. Ni una sola transgresión ha pasado desapercibida. Pero son las actividades de Sigmar Heldenhammer, por encima de todas las demás, las que han empujado a Nagash a afianzarse en el Reino de la Muerte, transformando Shyish en una pesadilla distópica en el nombre del poder y la venganza.
Con tal de forjar un ejército celestial y librar de nuevo la guerra contra las circundantes mareas del Caos, el Dios Rey Sigmar ha recurrido a medidas drásticas. Toma las almas de aquellos guerreros mortales que son tan valientes para desafiar a sus opresores, y les ofrece una nueva vida en Azyr. A través de un proceso arcano llamado reforja, el Dios Rey descompone sus esencias mortales y los rehace, imbuyendo en sus espíritus un poco de su poder celestial. Quienes superan intactos este proceso, los que son lo bastante fuertes para pasar por los Túmulos de la Templanza, y lo bastante valientes para sobrevivir a su transfiguración en el Yunque del Apoteosis, se convierten en los guerreros inmortales llamados Stormcast Eternals Con siglos de afanes y preparativos arcanos, las Huestormentas recién forjadas han devenido gradualmente un arma tan poderosa para rechazar a las fuerzas del Caos en más de un millar de campos de batalla.
Para crearlas, Sigmar registró todos los Reinos Mortales dode abundaba la guerra. De Shyish no sólo tomó guerreros de los pueblos de los vivos que había enviado a colonizar tiempo atrás, sino también a los espíritus vengativos de la antigüedad que habían dado la vida desafiando al Caos. Moldeó estas almas antiguas en una fuerza de combate que conformó la base de la Huestormenta Anvils of Heldenhammer, de negro, sombríos, forjados bajo una luna oscura, pero nobles sin par. Habrían de convertirse en una de las Huestormentas más aplaudidas y corajudas de Sigmar. Aunque en Shyish hay quienes consideran que los Anvils abandonaron a su pueblo en un momento crítico, aún se escuchan las canciones sobre sus hazañas en todos los inframundos de Shyish.
Éste fue el peor de todos los crímenes cometidos por Sigmar. Arrancar a un ser mortal del umbral de la muerte, salvarlo en el último momento... Nagash, acostumbrado a aprovecharse de las leyes de la mortalidad, había observado con interés cómo Sigmar recababa almas en todos los Reinos Mortales, pero, aunque cada espíritu salvado se convertía en uno que le era negado, se contentó con prestar atención y planear su venganza, pues al tomar las antiguas y heroicas almas de Shyish para crear a los Anvils of Heldenhammer, Sigmar había ido demasiado lejos y había roto una ley esencial ante los ojos sin fondo de Nagash.
Sigmar había creado un ejército en el sepulcral campo de reclutamiento a expensas de las Legiones del Gran Nigromante. Toda alma tomada en un inframundo shyishiano para convertirla en un Stormcast Eternal era un espectro, un hada llorona menos que de otro modo hubiese acudido a la llamada de Nagash. Era un insulto que el Gran Nigromante se había propuesto vengar con creces.
Nagashizzar y la Gran Pirámide Negra de Nagash[]
Durante la Era de los Mitos, Nagash determinó que la macabra gloria de Nagashizarr, la capital de su reino, debería extenderse a todos los Reinos Mortales. Fue así como ordenó a Arkhan el Negro, su más leal sirviente, que contruyera en Nagashizarr una gigantesca pirámide invertida formada por bloques de Tumba-Arena cristalizada. La Tumba-Arena, la Piedra del Reino propia de Shyish, se encontraba generalmente en los bordes del reino mientras que Nagashizarr se encontraba en el centro del reino y, por lo tanto, a una distancia colosal. Pero Nagash no tenía prisa, pues contaba con toda la eternidad para ver sus planes conseguidos. Fue así como durante milenios se enviaron a legiones enteras de no muertos a un viaje colosal en el que atravesaban por completo el reino de la muerte, recogían un único grano de Tumba-Arena, y volvían con el mismo a Nagashizarr para dejarlo y repetir nuevamente el proceso. Arkhan el Negro se encargó de supervisar la operación, la cual se mantuvo incluso durante la Era del Caos mientras Nagash se recuperaba de las heridas que le inflingió Archaon en la Batalla de los Cielos Negros.
Pero fue tras la Era del Caos cuando Nagash vió con claridad la necesidad de poner en marcha su antiguo plan. Durante los largos años en los que Nagash estuvo recuperándose de sus heridas fue paulatinamente consciente de que tenía ciertas dificultades en recuperar sus fuerzas, llegando finalmente a la conclusión de que de alguna manera le estaban negando almas que deberían ser legítimamente suyas. A los Dioses del Caos, que acostumbraban a quedarse con las almas de sus seguidores, se les habían unido otros usurpadores. Por una parte estaba Sigmar, al que Nagash empezó a llamar ladrón. El Dios-Rey había construido sus ejércitos de Stormcast Eternals tomando las almas de grandes guerreros, reviviéndolos una y otra vez mediante el proceso de la Reforja. Incluso había usurpado del reino de Shyish las almas de héroes antiguamente muertos para añadirlos a su ejército, un acto que para Nagash fue considerado como un insulto personal. Pero Sigmar no era el único de entre sus antiguos aliados que había ofendido al gran nigromante: los dioses Aelves se habían quedado para sí las almas de los Aelf que había engullido tiempo atrás Slaanesh y los Sylvaneth de Alarielle reciclaban las almas de sus muertos.
Nagash aprovechó el fin de las Guerras por los Portales para reconquistar su antigua capital y, tras masacrar a las fuerzas del Caos que Archaon dejó vigilando las ruinas de Nagashizzar, dio inicio de forma inmediata a la reconstrucción de la misma. El gran nigromante se aseguró de que continuara asimismo la construcción de su gran pirámide y empezó a preparar un potente pero peligroso ritual. Este hechizo requeriría la masiva energía que acumulaba su pirámide y con el mismo lograría terminar con todos los seres vivos de los ocho reinos de un único golpe. Simultáneamente, Nagash envió a sus Mortarcas en todo tipo de misiones destinadas a preparar su próxima contraofensiva. Los espías de Neferata infestaron las Ciudades de Sigmar, mientas las despiadadas fuerzas de Manfred von Carstein ejecutaban ataques relámpago sobre todo tipo de objetivos provechosos para los designios de su amo. Por su parte Arkhan el Negro y sus seguidores se encargaron de supervisar la finalización de la Gran Pirámide.
El Necroseísmo y el Nadir de Shyish[]
Cuando llegó el día en que la Gran Pirámide Negra de Nagash estuvo completa, Nagashizzar estaba bajo asedio enemigo. Este hecho no amedrentó al gran nigromante, el cual se dispuso a ejecutar inmediatamente su gran ritual a sabiendas de que las fuerzas que asaltaban su capital serían las primeras en morir en el mismo instante en que lo completara. Sin embargo, Nagash desconocía que un grupo de Skaven del Clan Eshin se habían infiltrado en su pirámide en una trama urdida por el dios del Caos Tzeentch, cuyos agentes propiciaron asimismo que las principales fuerzas enviadas a impedir el ritual se enfrascaran en un fútil combate entre ellas impidiendo que detuvieran dicho ritual. En los primeros compases del ritual, cuando la gran pirámide empezó a rotar, Nagash descubrió que los hombres rata se habían infiltrado en su creación. Mientras eliminaba a estas molestas criaturas mediante una niebla asesina, el gran nigromante sintió la risa despiadada de los Dioses del Caos. La presencia de los Skaven desestabilizó el delicado equilibrio de la obra de Nagash, y la propia fuerza del conjuro estuvo a punto de consumirlo. Haciendo uso de su fuerza de voluntad, el gran nigromante pudo mantener un precario control del hechizo evitando su destrucción y desatando una potente onda de energía mágica que sería conocida a partir de entonces como el Necroseísmo. Las risas de los dioses oscuros cesaron y fue Nagash el que sonrió.
Aunque los efectos del conjuro escaparon al control de Nagash, sus efectos le fueron altamente beneficiosos. Las fuerzas cataclísmicas desatadas por el ritual se esparcieron por el tiempo y el espacio, y con ellas apareció una extraña y letal disrupción en el tejido de los Reinos Mortales, pues la interferencia Skaven había teñido el ritual con el poder del Caos. En todas partes, las normalmente ordenadas energías de la muerte enloquecieron conforme la reacción metafísica en cascada recorría el cosmos. Espectros retorcidos de todo tipo se alzaron de la arcilla mortal que antaño habitasen, mientras un dominio tras otro era visitado por lo espíritus alzados de un billón de almas muertas. Los efectos del Necroseísmo fueron tan devastadores que destruyeron buena parte de los edificios del Sigmarabulum y el propio Sigmar cayó al suelo durante unos instantes.
Mientras tanto, la Gran Pirámide Negra de Nagash se volvió cada vez más pesada debido a la acumulación de energía mágica, y empezó a hundirse en el centro del reino de Shyish no tanto taladrándolo sino estirándolo y atrayendo a las tierras de alrededor. Alrededor de la pirámide invertida se creó un torbellino, un vórtice, un remolino de energía que atraía almas e inframundos y los arrastraba hacia un punto central infinitamente denso. Este punto pasó a ser conocido a partir de entonces como el Nadir de Shyish, el Fin de todas las cosas. El Nadir era tan potente en energía mágica que ni siquiera el propio Nagash podía morar allí eternamente. Corrompido por los trazos de magia del Caos, aquel se convirtió en un lugar de locura además de muerte.
El incremento de poder militar que le trajeron a Nagash el Necroseísmo y la creación del Nadir de Shyish significaron el inicio de las Guerras del Alma
Fuerzas en Combate[]
Las Guerras del Alma constituyen un conflicto global en el que se ven implicadas todaslas facciones presentes en los Reinos Mortales.
Terreno[]
Las Guerras del alma están compuesta por gran cantidad de conflictos que han tenido y tienen lugar en todos los Reinos Mortales, incluyendo a la propia Azyr.
Desarrollo[]
Primeros asaltos de los Nighthaunt[]
Los primeros compases de las Guerras del Alma estuvieron constituidos por una enorme cantidad de furiosos y descontrolados asaltos perpetrados por los espíritus invocados por el Necroseísmo. Estos Nighthaunt actuaron de forma completamente desorganizada y con poca o nula coordinación. De esta manera, el ímpetu inicial de estos ataques fue desaprovechado en la mayoría de los casos. En la Ciudad Libre de Phoenicium los atacantes exterminaron a la guarnición de Stormcast Eternals pero se contentaron con atemorizar a sus habitantes y no arrasaron el enclave. Los Sylvaneth que protegían la fortaleza de madera de Gnarlok fueron derrotados pero los Nighthaunt abandonaron posteriormente la plaza permitiendo que cayera en las garras de los Hombres Bestia. Dos oleadas sucesivas de Nighthaunt estuvieron cerca de conquistar la ciudad de Vandium, pero si hubieran actuado de forma conjunta habrían superado con facilidad sus defensas. Desde el puerto volador Kharadron de Barak-Zon hasta las ocultas ciudades sumergidas de los Idoneth, muchos enclaves fueron asaltados por los enrabietados espíritus, pero en pocos casos se dieron ataques lo suficientemente coordinados como para acabar totalmente con los habitantes. Para corregir esta situación, Nagash decidió iniciar la búsqueda de un nuevo Mortarca que encabezara sus vastas huestes de Nighthaunts.
La advertencia de Morathi[]
La potencia desatada por el Necroseísmo destruyó una de las cadenas que contenían a Slaanesh, conocida como la Cadena de la Ley Cósmica y que requería para su rotura de una reorganización de las leyes que regían la realidad en cada uno de los reinos. De esta manera, Slaanesh se vió con tres cadenas rotas y, para empeorar las cosas, el Necroseísmo agitó fuertemente las sesenta y tres restantes. Aunque resistieron, esto permitió a Slaanesh atisbar los secretos de docenas de sus ataduras mientras los hechiceros Aelf que lo encarcelaban las reparaban a toda prisa. Sintniendo que algo no marchaba correctamente, Morathi advirtió a Malerion y a Tyrion de la posibilidad de que Slaanesh fuera un ser demasiado poderoso para ser retenido eternamente. Aunque los dioses de la luz y la oscuridad menospreciaron sus palabras, Teclis vió sabiduría en las mismas. Fue así como Morathi y Teclis prepararon a sus respectivas fuerzas en previsión de conflictos venideros.
Alianza con los Idoneth Deepkin[]
Tras ver sus defensas asaltadas por hordas furiosas de Nighthaunt, muchos enclaves de los Idoneth Deepkin deciden finalmente abandonar su aislacionismo y colaborar activamente en la defensa de las ciudades de sus nuevos aliados de la superficie. De esta manera, muchas Ciudades Libres que se encontraban asediadas por las fuerzas de la muerte reciben de manera inesperada la ayuda de las fuerzas de los Idoneth. Esta nueva colaboración resulta altamente provechosa para ambas partes.
El Arcanum Optimar[]
Uno de los efectos que produjo el Necroseísmo en los Reinos Mortales fue un súbito aumento de la energía mágica, provocando que para los hechiceros resultara más sencillo generar efectos mágicos y llevándolos a realizar conjuros cada vez más complejos y ambiciosos. Los hechiceros del Collegiate Arcana bautizaron a esta nueva etapa como el Arcanum Optimar.
Se descubrieron hechizos que concentraban el poder de los reinos de manera sin precedentes, puesto que una vez conjurados no se dispersaban de manera convencional sino que podían mantenerse indefinidamente por sí mismos si no eran dispersados por algún hechicero. Estos nuevos Hechizos Permanentes tenían la capacidad de otorgar grandes beneficios durante una contienda, ya fuera por su enorme poder destructivo o por sus características particulares, por lo que rápidamente empezaron a ser utilizados por los practicantes de magia de las distintas razas y facciones que poblaban los Reinos Mortales. El problema era que una vez conjurados estos efectos no tardaban en escaparse del control de su lanzador y convertirse en peligrosos entes descontrolados que podían atacar indistintamente a los dos bandos de una batalla o, aún peor, terminar vagando sin control por distintos territorios causando la destrucción por allí donde pasarán. Tras sufrir desastres como el Infierno Viviente de Hallowheart o la Muerte Púrpura de Hammerhal, las Ciudades Libres empezaron a emplear grupos de expertos cazadores que se especializaron en rastrear y dispersar estos peligrosos hechizos errantes.
A Khorne le irritó profundamente el advenimiento del Arcanum Optimar. El dios del Caos siempre había odiado a los practicantes de magia en general, y que repentinamente contaran con tanto poder fue considerado por el dios de la guerra como una afrenta personal. Aunque el asesinato de cualquier tipo de hechicero siempre había sido el mantra de Khorne, el dios de la sangre empezó a ofrecer todo tipo de dones a aquellos que mataran hechiceros, sobretodo si se trataba de muertes sangrientas y espectaculares. Cuando Lakshar Bloodspeaker, el Slaughterpriest de la Goretide, sacrificó de manera ritual a un grupo de cultistas de Tzeentch Khorne hizo aparecer un Altar de Huesos desde el que Lakshar sacrificó al líder de los cultistas y presenció por primera vez uno de los Juicios de Khorne. A partir de ese momento, todo sacerdote de Khorne empezó a poder invocar Altares de Huesos, auténticas manifestaciones de los dominios de Khorne desde los cuales podían enviar sacrificios directamente a la base del Trono de Cráneos recibiendo a cambio todo tipo de bendiciones de la dios de la sangre. Además estos sacerdotes recibieron el don de convocar los Juicios de Khorne, manifestaciones físicas del odio y la rabia del dios de la sangre que tenían la capacidad de ayudarles en la batalla.
Por su parte Tzeentch salió ampliamente beneficiado por esta nueva situación. Su plan para aprovechar el ritual de Nagash había dado sus frutos, y la risa del dios del Caos resonó en el vacío mientras observaba el alcance de la corrupción provocada en el hechizo del gran nigromante.
La Gran Aventura y las guerras del éter []
El Necroseísmo provocó poderosas tormentas aetéricas que desplazaron muchas de las fuentes mineras de Aeter-oro más lucrativas que hasta ese momento habían poseído los Kharadron Overlords, asolando asimismo muchos de sus principales enclaves. Privados de esta preciada sustancia parecía inevitable que sus ciudades voladoras se vieran abocadas al desastre . Sin embargo, estos tenaces Duardin vieron una oportunidad en esta crisis y se inició una nueva era de exploración en la que cientos de capitanes se lanzaron a la búsqueda de nuevas vetas, amasándose en el proceso grandes fortunas. Los Kharadron llaman a este período el Gorak-drek, la "Gran Aventura".
El Endrinmaster Drak Grolsson inventó un dispositivo llamado el Campo de Repulsión Aetermántico. Utilizando un catalizador de cristal de Hysh y baterías ultracomprimidas de Aeter-oro, este disco de metal proyectaba una burbuja de anulación antimágica. Sólo proporcionaba un respiro temporal antes de que su fuente arcana se descompusiera, pero permitía a los navíos Kharadron aventurarse en territorios que antes se consideraban infranqueables. Este dispositivo permitía acercarse a la peligrosa región conocida como la Crux Espiral, un territorio saturado por terribles energias caóticas de origen Tzeentchiano, pero a la vez rica en vetas de Aeter-oro. Se inicia así la Guerra del Aéter, en la que las fuerzas de los Kharadron Overlords compiten con los seguidores de Tzeentch por capitalizarlos cielos de Chamon y sus ricos recursos.
La Ofensiva de Lady Olynder[]
Tras un ardua búsqueda, Nagash encontró finalmente en Lady Olynder a la candidata perfecta para convertirse en su nueva Mortarca. En vida, Olynder fue una célebre y bella dama de Dolorum, un antiguo reino de Shyish. Haciendo uso de la intriga, la conspiración y la seducción llegó a convertirse en la gobernante de la región, escudándose siempre en unas lágrimas y una pena que nunca sintió. Tras su muerte, Nagash la condenó a sentir todas las penas de los Reinos Mortales y a errar en su antiguo reino. Cuando Nagash volvió cientos de años después, se encontró con que Olynder se había convertido nuevamente en la gobernante del reino. Haciendo uso del aura de aflicción que emanaba, Lady Olynder había subyugado a todos los espíritus que se habían alzado en la región durante el Necroseísmo, mientras que a los seres vivos los había llevado a experimentar una nueva y poderosa definición del miedo. Nagash supo inmediatamente que Olynder sería tanto una sirvienta fiel como una experta en el uso del terror, la principal arma de sus recién creados ejércitos espectrales.
Lady Olynder invocó desde Nagashizzar a las huestes espectrales de los Nighthaunt y las reorganizó, enviándolas en una gran ofensiva generalizada por todos los Reinos Mortales. Su estilo de combate era fluido y devastador, basado en ataques rápidos, maniobras de flanqueo y emboscadas. Estos ejércitos no necesitaban reposo, alimentación ni avituallamiento, y además se movían con gran velocidad. Esta gran ofensiva no tardó en dar resultados:
- Todas las principales Ciudades Libres fueron asediadas con diferentes grados de éxito. En el asedio de Morlaix Lady Olynder destruyó al Lord-Celestant al mando de la guarnición. En la Tercera Batalla del Barranco del Traidor, el Barón Morbosi conquistó el Portal del Reino Calcificado y en las Montañas Mausoleo una fuerza Nighthaunt expulsó a los Stormcast Eternals que ocupaban la región.
- Las fortalezas de los Fyreslayers, que en su mayoría habían resistido firmemente durante todos los conflictos de la Era del Caos y la Era de Sigmar, se vieron súbitamente asaltadas por los Nighthaunt. Estos espectros superaron con facilidad sus antaño inexpugnables defensas causando pérdidas nunca vistas en la historia de los Fyreslayers. Las mayores catástrofes tuvieron lugar en Shyish, donde muchas fortalezas fueron destruidas mientras que otras fueron evacuadas.
- Los Sylvaneth de Alarielle, en su mayoría inmersos en la Guerra de la Vida, estaban aún recuperándose del Necroseísmo cuando sufrieron los distintos asaltos de los Nighthaunt. Forzados a defender sus enclaves cesaron sus ofensivas contra las fuerzas de Nurgle, los Skavens o las Bestias del Caos, permitiéndo a sus enemigos que se reagruparan.
- Lady Olynder en persona lideró una feroz ofensiva en Lyria, región situada en las Tierras Interiores Primas de Shyish. La Ciudad Libre de Forjaglymm consiguió a duras penas resistir el asedio. En una de las últimas batallas de la Guerra de Lyria Lady Olinder casi fue destruida por el Devorador de Almas Khazkhan, sobreviviendo gracias a recibir en el último momento la ayuda de Arkhan el Negro y el propio Nagash.
Escalada del Conflicto[]
La feroz ofensiva de las fuerzas de Nagash trajo como consecuencia una serie de contraofensivas que provocaron en el conflicto una escalada militar generalizada en la que participaron todas las facciones en pugna en los distintos Reinos Mortales:
- Consciente del peligro que suponían las fuerzas desatadas en el Necroseísmo, Sigmar ordenó la apertura de las Cámaras Sacrosantas, fuerzas de élite compuestas por avezados prácticantes de magia que se habían encargado hasta ese momento de la supervisión del proceso de Reforja. En todos los campos de batalla de los Reinos Mortales, las Cámaras Sacrosantas fueron enviadas para combatir contra las huestes espectrales. Sigmar convocó la Cruzada de la Resurrección, una encarnizada contraofensiva en la que las Cámaras Sacrosantas de cincuenta y cinco Huestormentas fueron enviadas a las Tierras Interiores Primas de Shyish con la misión de recuperar los territorios perdidos desde el inicio de las Guerras del Alma.
- Frustrada por todos los golpes recibidos desde el Necroseísmo, Alarielle vertió su furia en la siembra de una nueva casta de guerreros. Tras cantar durante un día y una noche su canción guerrera sobre su plantación la diosa de la vida hizo germinar a los Arch-Revenants, letales espíritus arbóreos preparados para liderar sus huestes en la batalla. Los Sylvaneth obtuvieron victorias contra las fuerzas de Nagash en diversas regiones como Deftwoad o Kurnotheal, y Alarielle envió sus ejércitos a los Bosques Verdural, el Monte Viviente de los Picos Lamentadores, las ruinas de la Torre de las Vides en Verdia y a los Jardines Flotantes de Humidia. Por todo Ghyran la temporada de guerra se aceleró acercándose a su crescendo.
- Khorne envió más y más legiones a Shyish buscando refrenar la enorme horda de muertos vivientes que amenazaba con desbordar a los Reinos Mortales. La mayoría de sus éxitos tuvieron lugar en la Campaña de Hallost y en la conquista de territorios cercanos a la ciudad de Gothizzar, Omnipuerta bajo el control del Caos. Otros esfuerzos bélicos, como la conquista de Ossia, terminaron en fracaso.
- Korghos Khul, el poderoso campeón de Khorne, envió el Orbe Infernia para asolar el Gran Erial e intentar reconquistar sus antiguos dominios en Aqshy. Sus enemigos conspiraron en su contra, lanzando un poderoso hechizo temporal que revirtió el antiguo orden en el Orbe Infernia y expulsó del mismo a Korghos. Viendo una oportunidad en su aparente debilidad, muchos señores de la guerra asaltaron los ejércitos de Khul con la intención de eliminarlo y arrebatarle su poder, pero todos fueron derrotados. Una vez restablecida su posición, Korghos Khul inició una nueva contraofensiva con la intención de recuperar su antiguos dominios.
- Innumerables hordas de Bestias del Caos iniciaron una misteriosa marcha hacia Shyish. Horrorizados videntes de Azyr especularon con que se dirigían hacia el Nadir de Shyish con el objetivo de transformarlo en una inmensa Piedra de la Manada.
- El estallido de las Guerras del Alma trajo grandes posibilidades de expolio y saqueo a los Skaven, posibilidades que los hombres rata no dudaron en aprovechar. Ejemplos de estos ataques los tenemos en el asaltó el puerto Kharadron de Barak-Nar liderado por Thanquol o la sangrienta invasión al enclave Idoneth de Nautilar encabezado por una extraña flota de sumergibles del Clan Skryre. En el norte de los Dominios Kairicos, una región de Chamon, se encontraba tiempo atrás el Imperio de Metallurgica. Aunque actualmente estaba poblado por una corte de dementes Flesh-eater Courts, muchos ingenios asombrosos se encontraban ocultos entre sus ruinas. El ingeniero Skatchnik lideró una poderosa fuerza con el objetivo de capturar dichos ingenios, iniciándose una feroz guerra entre los Skaven y los Flesh-eater Courts.
- Las apariciones de la Luna Malvada fueron aumentando a medida que el conflicto se extendía, provocando más y más incursiones por parte de las diferentes tribus Gloomspite que se sentían atraídas por ella o que intentaban atraer su atención con devastadores actos de destrucción. Aunque muchos sabios de diferentes facciones intentan impedir o al menos predecir las apariciones de la Luna Malvada, todos fracasaron en su intento. Entre los distintos conflictos en los que participaron las tribus Gloomspite, destacó el que tuvo lugar en Ayadah, una región de Chamon. Allí, el Loonking Skragrott lanzó una feroz ofensiva contra el enclave Sylvaneth de Neith’y’Ghallich con el objetivo de disputar el control del poderoso artefacto conocido como el Prismaespejado.
- Las diferentes tribus Ogor llamaron al Necroseísmo el Suenatripas de Gork, creyendo que el trauma fue causado por las protestas del estómago hambriento del dios pielverde.Muchas Mascasendas se desviaron e su rumbo porque las tormentas de muerte destruyeron los fértiles campos de alimentación. Los Slaughtermasters vieron esto como un gran disgusto del Dios Tragador, y predicaron que el tamaño de las porciones de los Ogor habían sido demasiado escasas. Esto los llevó a ampliar sus senderos de destrucción, asaltando con ferocidad Ciudades Libres, bastiones del Caos e incluso campamentos de otros hios de Gorkamorka cuando la comida escasea.
La prosperidad de las cortes caníbales[]
Desde la demencial visión de los regentes y súbditos de las Flesh-eater Courts, el Necroseísmo y la llegada de la oleada de Nighthaunt fue en general interpretada como un evento sagrado. Para algunos, las despiadadas procesiones Nighthaunt fueron vistas como joviales comunidades de campesinos que acudían para recoger la siembra de los cultivos que rodeaban sus dominios. Para otros, los espectros fueron vistos como sabios ancestros y afamados guerreros que acudieron en el momento de necesidad. Incluso en los casos en que los Flesh-eaters fueron atacados por los vengativos Nighthaunt los caníbales interpretaron que estaban teniendo lugar unas amistosas cruzadas y los muertos cayeron creyendo que iban a reposar del combate mientras bebían y celebraban con sus amistades. Al igual que al resto de Mortarcas de Nagash, la mayoría de las cortes adoraron a Lady Olynder, considerándola en muchos casos una guerrera santa y un icono de la esperanza.
La guerra de las lunas[]
Un enorme ejército de muertos vivientes se alzó para servir a la Lunaghast, la sombría luna de los secretos formada a partir de la liberación por parte de Nagash del fantasma de la luna muerta Morrsleib. Celosa de que alguna otra luna quisiera robarle su territorio, la Luna Malvada atacó a la Lunaghast, arrancándole una parte de un mordisco mientras hordas de Gloomspite Gitz asaltaron a los no muertos en la superficie. Las batallas se sucedieron en la Isla Kraniad mientras llovían meteoros provenientes de la feroz contienda que libraban las lunas en los cielos.
La estación del Temor[]
En Ghyran las altas concentraciones de magia producidas por el necroseismo se hundieron despertando a los muertos y marchitando las raíces del reino, cortando las conexiones entre ellos. En Verdia cayó la Torre de las Vides, las arboledas de vainas de alma de Yska fueron derribadas y destruidas, y las aguas purificadoras de Silverwyr se secaron. Así ocurrió por todo Ghyran. Los Sylvaneth se vieron obligados a cancelar sus ataques contra las Legiones de la Plaga para evitar las invasiones de no muertos. Usando la distracción, las huestes leales a Nurgle se retiraron a sus propias plazas fuertes, aunque debieron abrirse paso a través de los no muertos para hacerlo.
Después de que marañas de hechizos pensantes y procesiones de Nightthaunts arrasan las arbolegiones que marchaban contra el Caos, los Sylvaneth recularon, buscando refugio en sus enclaves. Al retirarse ante los muertos, optaron por esconderse tras magias ilusorias, sacrificando vastos bosques para proteger las vainas de almas. Para Alarielle esto se parecía demasiado a lo sucedido antaño, y no podía tolerarlo.
En el Deinfecto, el Claro Cima de Robles, la Reina Radiante lideró la carga contra las Legiones de Arkhan y en Kurnotheal, los espíritus de Bosque Corazón encabezaron una campa na contra las legiones de los WightKings invasores. La propia Alarielle lideró una coalición de claros que venció la anteriormente invicta procesión encabezada por la Baronesa de las Islas Cripta. Bajo la oscuridad de las copas de los árboles, los espiritus se enfrentaron a los muertos vivientes, combinando su vitalidad natural y su magia de la vida con el olvido de la magia de la muerte. Allí, como en tantos campos de batalla donde los Sylvaneth pelearon contra las fuerzas de los no muertos, la magia del bosque cobró vida. En toda su fuerza destructiva, el necroseísmo había despertado la magia latente de lo salvaje, y estos hechizos atacaron a quienes desafiasen el orden natural.
Amenaza de guerra civil Skaven[]
La situación política en Plagópolis se deterioró enormemente, y día a día aumentó la posibilidad de que estallara una segunda guerra civil similar a la que tuvo lugar en la Era del Caos. La capital Skaven escapó de los peores efectos del Necroseísmo y gracias a la aparición de un misterioso Vidente Gris llamado Thanquol la Guerra de las Cosas-Cadáver llegó a su fin. Sin embargo, la lucha por la preeminencia entre los clanes Skryre y Pestilens se recrudeció mientras hordas de Skavens luchaban por saquear todo tipo de riquezas o tecnologías por los diferentes Reinos Mortales y el taimado Thanquol conspiraba en la sombra.
El Duardrazhal y el retorno del Hacedor[]
Durante la Batalla de la Tormenta Negra en las cercanías de Hammerha Aqsha, el heroico esfuerzo de la Logia Vostarg no solo aseguró la victoria sino que obtuvo el doble de la paga de la ciudad. Durante la Ghuzfest de varias semanas que siguió a la victoria, los Fyreslayers invitaron a sus primos Dispossesed y Kharadron a las celebraciones. Fue tanta la cerveza magmaltiana que fluyó que se cantaron muchas canciones en el antiguo lenguaje y el Runeson Rolth, altamente embriagado, terminó difundiendo la verdad sobre el Ur-oro y Grimnir. Para la sorpresa de los Fyreslayers, esta revelación les hizo ganar el apoyo de sus primos y llevó al Duardrazhal, la llamada a la unificación de los pueblos Duardin desde Azyrheim hasta los puertos Kharadron de Chamon.
Fue en estos tiempos cuando los rumores sobre el retorno de Grungni empezaron a esparcirse entre todos los pueblos Duardin. Estos rumores hablaban de que el Gran Hacedor había vuelto de su exilio auto impuesto y había fundado una nueva fortaleza en las profundidades de Chamon. Los rumores hablaban de que Grungni estaba fabricando algún tipo de maravilla que cimentaría la reunificación de los Duardin. Estos rumores diferían sobre si se trataba de alguna nueva línea de sangre Duardin, algún tipo de gran maquinaria o incluso alguna manera de propiciar el retorno de la perdida diosa de la tierra Duardin.
Un viaje abruptamente cancelado[]
El Lord-Magnate Brokk Grungsson se embarcó en un gran viaje por las principales Ciudades de Sigmar y fue el primer Kharadron en reunirse con Valius Maliti, el arquitecto en jefe de Sigmar y principal gobernante de la Fortaleza Aguagrís. En realidad Valius Maliti es El Cambiante, un demonio cambiaformas de Tzeentch que mantiene la ciudad en una enemistad constante con sus vecinos Sylvaneth. Desconocemos si Brokk Grungsson descubrió la verdadera identidad del supuesto arquitecto, pero tras la reunión el Lord-Magnate canceló abrutamente el resto de su gira y convocó una reunión de urgencia con el concilio de almirantes de Barak-Nar. Los resultados de este debate no se hicieron públicos, pero poco después el enclave comercial de Barak-Nar abandonó la Fortaleza Aguagrís, causando sorpresa y consternación entre sus habitantes.
La revelación de las Criptormentas[]
Durante la Era de los Mitos, Sigmar acumuló una enorme cantidad de poderosas armas, artefactos e incluso criaturas que ocultó en las Criptormentas, un conjunto de escondrijos repartidos por todos los Reinos Mortales. Para ocultarlas encargó a Grungni que manipulara los Ingenios de Iluminación, unos artefactos ofrendados por Teclis, para que en lugar de otorgar conocimiento tuvieran la capacidad de ocultarlo creando así los conocidos como Penumbral Engines. Estas máquinas cumplieron su cometido a la perfección, manteniendo ocultas las Criptormentas durante centenares de años de manera tan eficiente que el propio Sigmar olvidó el emplazamiento de muchas de ellas. El Necroseísmo provocó que los Penumbral Engines dejaran de funcionar correctamente, revelándose paulatinamente el emplazamiento de las distintas Criptormentas, muchas de las cuales habían permanecido ocultas a simple vista gracias al poderoso efecto de los artefactos que las ocultaban. Se inició así una feroz carrera en que aventureros y saqueadores de todas la razas y facciones pugnaron por encontrar los tesoros que contenían las Criptormentas mientras los agentes de Sigmar intentaban por todos los medios recuperarlos y ponerlos a buen recaudo. Los ecos de estos conflictos resonaron por todos los Reinos Mortales:
- Bajo Hammerhal Aqsha se descubrió una enorme Criptormenta conocida como el Claustro de Cenizas. A pesar de los intentos de los Hammers of Sigmar por contener y defender el lugar, los temblores y erupciones volcánicas abrieron muchas vías a las profundidades que aprovecharon muchos cazadores de tesoros. Sin embargo pocos volvieron con vida, y los que lo hicieron balbucearon aterrorizados sobre El Hombre Quemado, un temible guardián con la capacidad de convertir la carne en ceniza con la mirada.
- El Admiral Zunngt de Barak-Zilfin regresó triunfante de la Fortaleza Silente de Aggharen con las bodegas de sus Ironclads repletas de Aeter-oro y toda suerte de tesoros esotéricos, provocando que se organizaran multitud de expediciones en busca de Criptormentas. El botín incluyó un brillante amuleto de viridiana que el almirante no podía dejar de mirar y, aunque Zunngt consiguió un puesto en el Consejo de Admirals, se volvió huraño y empezó a oírse en la noche una risa cruel que salía de sus dependencias.
- Los Idoneth Deepkin acudieron a las Criptormentas con el objetivo de conseguir Penumbral Engines, puesto que su capacidad para amortajar los recuerdos de los mortales les sería de gran utilidad para proteger sus enclaves.
- En la Meseta de Gharrentia, en Ghur, se descubrió la Criptormenta de Pico Piedratrueno. Aunque Sigmar envió a los Astral Templars a protegerla, fueron masacrados por Gordrakk y sus Ironjawz. El Megaboss encontró el cráneo de Hammergord, una Bestia Divina con cabeza de toro muerta por Sigmar en la Era de los Mitos. Gordrakk declaró que el único oponente digno era Sigmar, pero que se encontraba escondido en su reino protegido por sus ejércitos y ciudades. El Megaboss ordenó que se construyera un enorme ariete y que se colocara el cráneo de Hammergord un su punta, una temible arma con la que planeaba destruir todo lo que se encontrara en su camino hasta obligar al propio Sigmar a que se enfrentaran en combate singular y quedara claro quien era el mejor. Poco después los videntes de la Ciudad Libre de Excelsis vieron horrorizados en sus visiones al enorme Waaagh! de Gordrakk asediado la ciudad.
- Desaparecieron las nubes de niebla vitriólica que impedían acercarse a la Ciudad Orbe de Calumnexis, una ciudad construida sobre placas giratorias concéntricas que colgaba sobre el Mar Berilio. Flotas de Kharadron Overlords, desvencijados dirigibles del Clan Skryre y las flotas voladoras Grot de Grotbag Scuttlers se dirigieron hacia el lugar con el objetivo de sortear sus mortíferas defensas y acceder a sus tesoros.
- Horticulous Slimux, el gran cultivador daemónico de Nurgle, descubrió en Thyria una Criptormenta en la que se hallaban las semillas de Roble Negro, colosales árboles con la capacidad de corromper regiones enteras. Tras conseguir las semillas, Horticulous se dispuso a cultivarlas consiguiendo así que la Guerra de la Vida se recrudeciera.
- En la ciudad destruida de Elixia un grupo de cultistas de Tzeentch intentaron conseguir unos antiguos planos que indicaban la localización de varias Criptormentas, aunque fracasaron en su misión al ser atacados por una horda de Gloomspite Gitz. Sin embargo, otros miembros de su orden consiguieron de manos de unos contrabandistas un fragmento de un Penumbral Engine, el cual entregaron a un Señor de la Transformación. De esta manera Tzeentch obtuvo un nuevo e interesante elemento para orquestar nuevas intrigas y maquinaciones.
- Sigmar envió exploradores de las Cámaras Auxiliares de Vanguardia de los Stormcast Eternals hacia la región de Ochopartes para recuperar artefactos ocultos en una Criptormenta.
Un antiguo mal es liberado en Lethis[]
Nagash descubrió que bajo las calles de Lethis, una Ciudad de Sigmar situada en el inframundo de Stygxx, se encontraba la Criptormenta conocida como la Tumba de Medianoche. En estas criptas Nagash sintió la presencia de Katakros, Mortarca de la Necrópolis. Este poderoso guerrero se enfrentó en combate singular con Sigmar durante La Guerra entre el Cielo y el Inframundo y, a pesar de caer derrotado, su espíritu no pudo ser completamente eliminado. El Dios-rey ordenó encerrar su espíritu el cual, con su increíble poder, alimentó los Penumbral Engines que ocultaron los secretos de la Criptormenta durante cientos de años.
Nagash creyó durante cientos de años que su mejor general había muerto. Al descubrir su suerte se encolerizó, encargando a Lady Olynder la captura de la Tumba de Medianoche y la liberación del ser que albergaba. Cuando llegaron a Lethis las noticias de la enorme hueste de muertos vivientes que se acercaba se iniciaron los preparativos para la guerra, enviándose llamadas de auxilio a todos los aliados. Sigmar fue consciente del peligro que suponía la huida del preso, puesto que implicaría que Nagash contara con un poderoso aliado, por lo que envió al Celestant-Prime para que ayudara en la defensa de la ciudad. Por su parte Olynder sobornó a un grupo de mercenarios Fyreslayers para que en el momento adecuado les apoyaran en la batalla. Fue así como, a pesar de contar con unas férreas defensas, las tropas de Lethis vieron como a causa de la traición de los Fyreslayers estuvo a punto de provocar la caída de la ciudad. De hecho Lethis se salvó gracias a que emisarios de los Stormcast Eternals consiguieron la ayuda de los Flesh-eaters Courts que habitaban al norte de la ciudad. Mientras tanto, Lady Olynder consiguió acceder a la Tumba de Medianoche, donde luchó en combate singular contra el Celestant-Prime. A pesar de los esfuerzos del más poderoso entre los guerreros de Sigmar Katakros fue finalmente liberado y, aunque Lethis consiguió sobrevivir al asedio, los Stormcast Eternals fracasaron en su misión principal.
Sabedor del gran mal que había sido liberado, Sigmar intentó conseguir la ayuda de Teclis. El dios Aelf le recriminó el mal uso que le dió en el pasado a los Ingenios de la iluminación y, con duras palabras, le informó al dios-rey de que la oscuridad que se cernía era suya y que debería afrontarla en solitario. Cuando Teclis abandonó las estancias de Sigmar, esté se golpeó las manos con fuerza atronadora e invocó a sus principales generales para un consejo de guerra dispuesto a recordarle a sus rivales por qué temían la ira del cielo.
Retorno del Mortarca y despertar de los Ossiarch[]
Una vez liberada, la forma espiritual de Katakros volvió rápidamente a Nagashizzar iracunda por su largo cautiverio. Una vez allí el propio Nagash le construyó un nuevo cuerpo. Las Banshees del séquito de Lady Olynder le entregaros sus antiguas armas, el glaive Inda-Khaat y el Escudo Inmortis, sus vestimentas de guerra fueron encantadas por Arkhan el Negro en una ceremonia de juramento de guardia, y mientras Nagash entonaba el sexto rito hexagramico del Liber Necros Katakros surgió nuevamente recompuesto de los laboratorios de Nagashizzar.
Durante la Era de los Mitos, Nagash diseñó el que estaba llamado a convertirse en su ejército definitivo: los Ossiarch Bonereapers. Cada uno de sus guerreros e ingenios de guerra había sido creado por la nigromancia forjando huesos como si fueran arcilla para darles forma. En sus formas osificadas poseían una gema de Tumba-Arena cristalizada conteniendo una hueste de almas fragmentadas, espíritus de grandes guerreros divididos en sus piezas más valiosas de modo que pudieran ser reutilizadas. Cada uno de estos guerreros posee una pericia sin igual en combate y una lealtad absoluta a Nagash. Pasaron desapercibidos en los lugares más profundos de la tierra durante la Era del Caos y las Guerras por los Portales, ocultos en ciudades-mausoleos y necrópolis de gran escala y grandeza. Nagash buscaba un general adecuado para dirigiros en la batalla, y Katakros fue elegido para tal fin.
Nagash había creado durante ya grandes huestes de Ossiarch Bonereapers durante el transcurso de los años, pero Katakros insistió en que necesitaba más guerreros para traer la gran mortificación que su amo deseaba. El Mortarca de la Necrópolis envió órdenes a las fortalezas de Bonereapers por todo Shyish y más allá, exigiendo que se expandieran sus ejércitos. Se formaron millares de nuevas legiones de Ossiarch a un coste enorme en hueso y esencia espiritual. Destaca la Necrópolis de Cartoch, situada en el Inframundo de Hallost. Esta ciudadela se encontraba en una región conocida como el Cementerio Infinito y había permanecido abandonada durante la Era del Caos, sus murallas azotadas por los vientos desérticos. La región lindaba con el territorio de la Glothorda Tarkan. Con el fin de evitar una guerra con los Ogors Nagash envió a su emisario, Vokmortian, para forjar una alianza de conveniencia. Se forjó así el conocido como Pacto de los Huesos, en virtud del cual los Ogors tendrían paso libre por el territorio de los Ossiarch y podrían alimentarse de cualquier ser vivo que encontrasen a cambio de dejar en el desierto los huesos de sus víctimas.
La Ofensiva de Katakros[]
Cuando llegó el mmento adecuado, las legiones de los Ossiarch Bonereapers salieron de sus catacumbas y marcharon en masa a las órdenes del Mortarca de la Necrópolis. Con su odio hacia Sigmar intacto, marchó al encuentro de sus Stormcast Eternals masacrando a la Cámara Guerrera de los Greygaunt en la ciudad de Sendport. La siguiente en sentir la ira de Katakros fue la Horda Fundida de Hagran Cuatro-ojos, una alianza de tribus adoradoras de Caos y Duardin infernales que habían tomado práctiamente el Inframundo Praetoris. El Mortarca planificó rutas de ataque sobre la totalidad de las tierras del antiguo Imperio Ossiano, puesto que para él era una cuestión de orgullo que la franja de Inframundos que defendió contra el Caos en el pasado fueran los primeros que conquistara. Mientras enviaba fuerzas a promontorio norte de Praetoris, tenía conquistado su camino hacia la Costa Necrarca enviando a su Arch-Kavalos Zandtos para tomar la parte opuesta del continente desde Nerozzar en el sur via Grandioza hacia los Picos Ghodrine. Con la toma de las regiones costeras, el Mortarca cortó cualquier ruta que pudieran tomar los posibles refuerzos provenientes de las infames flotas saqueadoras de Hagran, muchas de las cuales estaban acosando los Inframundos de Morthaven y Splint en esos momentos. El propio Hagran se había unido a los invasores Khornitas de Hallost en un intento de forzar una alianza a través de la fuerza bruta, pero al marcharse dejó sus principales tierras de reclutamiento en Praetoris sin su liderazgo, un error que Katakros no iba a tardar en explotar.
Los Ossiarch Bonereapers avanzaron metódicamente por Praetoris, recuperando tierras que Katakros consideraba suyas por derecho propio. Con cada nueva conquista cosechó restos humanos que se transformaron en excelentes materias primas. Para cuando las hordas del Caos consiguieron organizar una defensa significativa al mando del lugarteniente de Hagran, el bestial Garha el Cornudo, estaban rodeados por tres frentes y fueron masacrados en la Batalla del Lago Elverin. En las LLanuras de Carne y Sangre de Hallost Hagran encontró a sus ejércitos desmantelados. La hueste de Vokmortian, el primerio entre los emisarios de los Ossiarch Bonereapers, rodeó y desmoralizó a las fuerzas de Hagran. Sin ningún lugar al que huir en las amplias llanuras de Hallost estas fueron exterminadas. Sin embargo el nuevo líder de la Glothorda Tarkan, Kagruk Comehermanos, rompió el Pacto de los Huesos por lo que las fuerzas de Vokmortian entraron en guerra con esta poderosa tribu de Ogors.
Las conquistas se sucedieron. En Anadiria los Duardin adoradores del Caos que moraban en los Picos del Estrangulador vieron sus defensas superadas y fueron masacrados. En Equiis Central las fortalezas de los adoradores de Khorne de la región fueron arrasadas. Franjas enteras de las Tierras Interiores de Ghur fueron conquistadas por legiones de los Ossiarch Bonereapers que viajaron a través del Portal del Reino marino conocido como Boca de Codicia. Se iniciaron docenas de campañas militares, y las naciones de hombres, Duardin y Aelves se vieron asaltadas por las fuerzas de Katakros.
Finalmente, el Mortarca preparó la conquista de la Omnipuerta de Ghotizzar. Con el control del Endgate, Portal del Reino que conecta con la región de Ochopartes, Katakros podría iniciar la conquista de las tierras reclamadas por Archaón el Elegido. Sabedor de que al otro lado de la puerta encontraría muchas más fortificaciones, envió mensajeros a Dolorum, la corte de Lady Olynder, requiriendo su ayuda para encabezar juntos el asalto a Ochopartes.
La misteriosa búsqueda de Archaon[]
Archaón se encontraba ausente de Ochopartes embarcado en una misteriosa búsqueda. La llegada del Necroseísmo le había pillado por sorpresa, absorto en la guerra contra las fuerzas del Dios-Rey Sigmar. Entendiendo que tenía que hacer frente por igual a todos sus enemigos, se dispuso a contraatacar con sus ejércitos con el objetivo de recordarles porqué debían temer a las fuerzas del Caos. Envió a miembros de la Varanguard para que cumplieran su voluntad en su ausencia, convocando a su lado a sus nueve Gaunt Summoners y encomendándoles una sola tarea: la búsqueda de Slaanesh, el dios del Caos que atraparon las deidades Aelven cientos de años atrás.
Guerra en el Nido del Grifo[]
La Guerra del Aéter se recrudeció a medida que el enclave Kharadron de Barak-Nar se acercó cada vez más a la Crux Espiral siguiendo los rastros del Aeter-oro. Tan decididos como innovadores, los Duardin de Barak-Nar estaban decididos en ser los primeros en reclamar las riquezas de la peligrosa región. Sus armadas de vanguardia repelieron los asaltos casi constantes de los seguidores de Tzeentch que poblaban la Crux, ofendidos por esta intrusión en lo que ahora consideraban terreno legítimo. Por su parte los Kharadron también consideraban propias estas tierras, de las que fueron expulsados siglos atrás, y la guerra en las nubes se hizo cada vez más brutal.
El Magister Ab-het ideó un ritual magnomántico de gran potencia con el que planeaba repeler la invasión de los Kharadron Overlords. Siglos atrás, cuando la Bestia Divina conocida como el Grifo de Oro fue asesinado en la región por magia aetérica, su sangre en ebullición manó a borbotones y al contacto con el aire se transformó en cuentas de cristal de coágulo puro cubierto con una fracción del aura magnética de la criatura. Ab-het recuperó por medio de sus sirvientes gran parte de la peligrosa sustancia y, con la ayuda del Gaunt Summoner conocido como el Rey Contemplador, despertó la magia latente dentro de las piedras. Esta emanación comenzó a causar estragos en las mareas magnéticas del Nido del Grifo, la región central de la Crux Espiral. Estas tempestades se hicieron cada vez más feroces, azotando las rocas y fragmentos del Nido a la deriva en un torbellino mortal que bastó para destruir muchas flotas de prospección de Barak-Nar. Estos fueron solamente los primeros vientos de una gran tormenta que arrasaría el puerto de Barak-Nar.
Fue en estos tiempos cuando el Almirante Bjarnus Tragg usó su influencia para obtener los derechos de minería de Aeter-oro en la Corona Cerúlea, una región inexplorada de cristales a la deriva considerada como una de las más abundantes de la Crux Espiral. Esta región estaba en lo más profundo del Nido del Grifo, donde la atmósfera era hostil para la vida y desgarraba las armaduras de los Kharadron corrompiendo la piel que protegían. Pero el almirante contaba con un as bajo la manga: el Endrinmaster Drak Grolsson y su dispositivo conocido como el Campo de Repulsión Aetermántico, el cual permitiría a su flota resistir las letales energías de la región. En un largo y peligroso viaje, los Kharadron Overlords se acercaron sin saberlo al lugar en el que Ab-het preparaba su poderoso ritual. Tras sobrevivir a una encarnizada batalla contra las fuerzas del Magister, la flota se vió asolada por una ola de fuerza gravítica devastadora que casi volcó su nave insignia. El Almirante Tragg se las arregló para mantener su navío a flote y envió al EndrinmasterGrolsson con una pequeño destacamento para buscar y destruir la fuente de dichas energías. Se libró una feroz batalla entre las fuerzas de Grolsson y Ab-het cuyo resultado determinaría la supervivencia del puerto de Barak-Nar.
La Batalla del Charco Skrappa[]
La armada más grande jamás reunida por el puerto Kharadron de Barak-Zon descendió sobre el reino pielverde de Charco Skrappa. Los almirantes del puerto celeste creían que bajo las montañas de chatarra de Ayadah se encontraba el Zangmendrung, un dreadnought Kharadron con armamento experimental que fue derribado durante la Era del Caos.Tras una feroz batalla contra los Grots y Orruks que habitaban en la región, localizaron la chatarra del Zangmendrung pero antes de que consiguieran extraer su carga la Luna Malvada apareció sobre Ayadah y comenzó a escupir meteoritos de piedra sobre la flota. La armada de Barak-Zon se vió obligada a retirarse con los pocos artefactos que había recuperado.
Guerra en el Perímetro Hostil[]
Tzeentch envió a sus legiones demoníacas para reclamar grandes cantidades de terreno en el Perímetro Hostil de cada uno de los Reinos Mortales, regiones donde la magia ruge con fuerza y las defensas de las razas mortales son débiles. Pero los Señores de la Transformación a los que se les encargó la misión encontraron oposición tanto en las fuerzas de Slaanesh que ocupaban estos terrenos hostiles como en La Miríada Nula, una casi infinita legión de los Ossiarch Bonereapers para los que la magia no es más que el menor de los obstáculos y a los que un deseo de fría venganza los lleva a la guerra.
La hostilidad en estas regiones se recrudece debido a que en su ansia expansionsta La Miríada Nula amenaza los dominios de la Constelación del Lagarto Trueno. Los Seraphon se muestran impertérritos, puesto que están sobradamente preparados para este tipo de eventualidades. De esta manera tiene lugar una guerra entre el cielo y la muerte en cientos de campos de batalla sin que ningún mortal sea consciente de ello.
Portentos Sangrientos[]
La potencia del Necroseísmo provocó que incluso estrellas muriesen, parpadeando fuera de la existencia muentras una marea de magia amatista barría el cosmos. Este hecho fue desastroso para los Seraphon, los cuales están atados intrínsecamente los cuerpos celestes. Naves-Templo cayeron en la oscuridad mientras mórbidas energías las impregnaban y sus Slann caían en un estado mortal mientras los pozos de desove caían en el silencio. Además, el cambio de polaridad mágica que provocó en Shyish el Necroseísmo fue desastroso para la red mágica de la Astromatriz Arcana. Los Slann se vieron obligados a utilizar sus más profundas reservas de poder para lograr impedir que el Reino de Shyish se desgarrara por la violenta reacción que se produjo mientras las líneas arcanas de ley fueron trituradas o reescritas de manera espectacular. El amanecer del Arcanum Optimar amenazó aun más el control de los Seraphon sobre los manantiales mágicos de los diferentes Reinos Mortales, y el uso por parte de otras razas de los Hechizos Permanentes hundió a los Reinos Mortales en un estado mayor de inestabilidad mágica.
Para empeorar aun más la situación los Gloomspite Gitz, probablemente sin ser conscientes de ello, enviaron aún más al traste al Gran Plan. La Luna Malvada recorrió un salvaje y errático camino en los cielos de manera que muchas alineaciones estelares fueron retorcidas en nuevas y malsanas formas, descolocando los precisos cálculos de los maestros estelares Slann. Tras todas estas calamidades resonaron las risas de los dioses oscuros, los cuales se alegraron de los reveses de su antiguo enemigo.
Sin embargo, los Slann no sucumbieron a la desesperación. Por primera vez en una era, muchos de ellos se reunieron en un concilio telepático desde sus Flotas-Templo o Ciudades-Templo. Tras meses de deliberación, alcanzaron unánimemente una conclusión: aunque la guerra contra el Caos siempre sería la principal prioridad de los Seraphon, habían estado ciegos durante demasiado tiempo a las maquinaciones del resto de poderes. Los Seraphon golpearon en todos los reinos y aplastaron a todos aquellos que se interpusieron en su camino mientras luchaban por reestablecer la Astromatriz Arcana, especialmente en Shyish debido a los mayores daños sufridos por la red mágica en ese reino. Esto les permitió tener la capacidad de controlar los Hechizos Permanentes con una precisión que el resto de razas sólo podrían soñar.
Se actuó además contra la Luna Malvada, realizándose purgas en enclaves de Moonclan Grots y Spiderfang Grots en un intento de dejar a este malicioso astro sin seguidores. De hecho el astromantre Palanis el Loco llegó a afirmar que había vislumbrado Naves-Templo intentando aterrizar en la superficie de la propia Luna Malvada, aunque sus palabras fueron desestimadas por muchos de sus colegas.
Destaca asimismo la ofensiva que se produjo dentro de los sombríos y pesadillescos bosques de Penultima. Allí, una alianza de tres Constelaciónes, tanto de Materializados como de Nacidos de las Estrellas, cayeron sobre unas fuerzas Daemónicas y No Muertas que se encontraban luchando entre sí. Mientras los Materializados se estrellaron contra el grueso de las filas enemigas, atrayendo tanto a los espíritus como a los Daemonios hacia ellos, las huestes de los Nacidos de las Estrellas aseguraron una serie de obeliscos místicos erigidos por tribus que recibieron regalos de los Slann durante la Era de los Mitos. Cuando el general espectral y el señor de la guerra Daemónico se dieron cuenta de la maniobra de los Seraphon era ya demasiado tarde. Los rituales estelares de los Slann y sus sirvientes sacerdotales sobrecargaron los obeliscos con la luz purificadora de Azyr reforzada por las energías acumuladas en la Astromatriz. La red de poder celestial que recorrió el campo de batalla aniquiló ambas fuerzas enemigas, dispersándolas completamente.
La Hueste Tecliana marcha a la guerra[]
Teclis habló largamente con Celennar sobre la sospecha de Morathi de que Slaanesh pudiera liberarse finalmente. Llegaron a la conclusión de que este funesto desenlace era inevitable, y que la única solución era sellar los lugares en los que la realidad fuera endeble, reforzando sus defensas de manera similar a la que habían realizado en Hysh. A pesar de las advertencias de su hermano Tyrion, Teclis marchó a la guerra con sus huestes en los diferentes Reinos Mortales con el objetivo de cumplir su objetivo a toda costa, atacando en el proceso a muchos pueblos y fuerzas de Azyr que se habían establecido en estos lugares.
La Batalla de la Cadena[]
Gracias a las alteraciones producidas por la rotura de algunas de las cadenas que retenían a Slaanesh, Archaon y sus seguidores descubrieron que el dios del placer se encontraba preso en el submundo de Uhl-Ghysh. El Mariscal del Apocalipsis acudió junto a su ejército y varios de sus Gaunt Summoners. En la conocida como Batalla de la Cadena los defensores Aelves de al menos una de las torres que custodiaban las cadenas de Slaanesh fueron masacrados. Una vez en lo alto de dicha torre Archaon conferenció brevemente con el dios de los excesos, al cual le habló de manera altiva asegurando que le ayudaba por su propio interés. La torre guardaba la Cadena de la Ira Contenida, la cual sólo podía romperla un seguidor de Khorne. Slaanesh se resignaba sabedor de que ya había engañado anteriormente a los seguidores del dios de la sangre para que le ayudaran indirectamente y que difícilmente podría volver a utilizar un subterfugio similar. Sin embargo Archaon se limitó a ordenar a Dorghar, su montura, para que rompiera la cadena con su cabeza demoníaca de Khorne. Justo cuando Archaon se diponía a marchar a las torres restantes con la intención de romper sus cadenas, tuvo una visión en la que vió que Ochopartes era conquistada. Archaon era consciente de que solo tendría una oportunidad para liberar a Slaanesh, puesto que en cuanto descubrieran lo cerca que había estado de ser iberado sus captores no tardarían en ocultarlo de nuevo. Sin embargo la pérdida de Ochopartes representaba una pérdida mucho mayor. Presa de una ira incontenible el Mariscal del Apocalipsis se vió obligado a retirar sus fuerzas.
Ofensiva de Katakros en Ochopartes[]
La primera fase de la ofensiva de Katakros en Ochopartes fue encabezada por Lady Olynder. La Mortarca del Duelo dirigió personalmente a sus fuerzas en el ataque contra la fortaleza de Karheight, la cual vigilaba el extremo del Portal Final situado en Ochopartes. En esta cruenta batalla los Nighthaunt traspasaron con facilidad un conjunto de defensas que no estaba preparado para repeler a enemigos etéreos y voladores. Al mando de las fuerzas del Caos estuvo Lord Saskarid, un Señor del Caos designado por Archaon para regentar Ochopartes en su ausencia. Le acompañaba como consejero el Gaunt Summoners conocido como el Amo Sinlengua. A pesar de los esfuerzos de los defensores por detener las distintas oleadas de los Nighthaunt, estos se vieron sobrepasado por el enorme número de espectros en las filas enemigas. La llegada de la propia Lady Olynder terminó por decantar el resultado de la contienda y, tras la muerte de Lord Saskarid , el Amo Sinlengua optó por retirar a sus fuerzas.
Aunque las fuerzas de Nagash habían obtenido una importante victoria, en Ochopartes se encontraban muchos de los ejércitos más poderosos de todos los Reinos Mortales. El Amo Sinlengua envió mensajeros llamando a la guerra contra los invasores y la maquinaria bélica del Caos empezó a movilizarse en dirección al Portal Final. El vacío de poder creado tras la muerte de Lord Saskarid fue visto como una oportunidad por diversos señores de la guerra que consideraron que había llegado su hora. Entre estos los más importantes fueron Marakarr Blood-sky, Lord Crawen Caryx y Thlorg the Bilespewer, los cuales conformaron un poderoso triunvirato que se dirigió hacia el pórtico de Shyish recogiendo los dispersos supervivientes del desastre de Karheight por el camino. Este enorme contiingente se enfrentó con os invasores Nighthaunt en el Bosque de Ojos. En esta horripilante batalla las fuerzas de Lady Olynder y Kurdoss Valentian fueron derrotadas y expulsadas del bosque hacia las llanuras colindantes, donde fueron asaltadas por la retaguardia y finalmente aniquiladas por el ejército del Amo Sinlengua. Kurdoss Valentian abandonó la batalla y Lady Olynder soltó un lamento de rabia y frustación al verse obligada a ordenar la retirada de sus pocas fuerzas restantes hacia el pórtico de Shyish. Sin embargo, a pesar de haber sido derrotadas sus legiones espectrales cumplieron su tarea, retrasando a los ejércitos del Caos y dejándolos desprevenidos ante la pesadilla que estaba por llegar.
Cuando Katakros cruzó el Portal Final al mando de sus disciplinadas legiones, fue consciente de que se enfrentaba a un increíble desafío estratégico puesto que los ejércitos del Caos que poblaban Ochopartes superaban varias veces en número a su poderosa hueste de Ossiarch. Gracias al candente asalto de Lady Olynder pudo elegir el terreno en el que recibiría a las fuerzas del triunvirato, eligiendo la altamente estratégica posición conocida como el Tormento de Haradh. En lo alto del estrecho Paso del Empalador, junto a un barranco que caía hacia el Río Negro, Katakros posicionó una enorme fuerza de infantería en vanguardia y docenas de Mortek Crawlers en retaguardia. Al llegar al paso las fuerzas de triunvirato se convirtieron en un único torrente de cuerpos que chocaron contra la infantería Ossiarch mientras recibían una lluvia incesante de fuego artillero. La horda caótica cargó con fuerza y superó las defensas de Katakros por el flanco izquierdo, destruyendo las armas de asedio y sellando su destino al morder el anzuelo de la trampa de Katakros. En secreto, el Arch-Kavalos Zandtos descendió por el peligroso acantilado que llevaba al Río Negro al mando de la caballería de los Señores Stalliarch rodeando al enemigo y cargándole posteriormente por su retaguardia. Los apelotonados gseguidores del Caos fueron masacrados a montones, muchos de ellos arrojados por el borde del precipicio para caer en las corrientes del Río Negro. Las aparentemente dubitativas filas de la infantería Ossiarch se reformaron súbitamente en frente de las fuerzas del triunvirato cerrando las fauces de una carnicería de la que sólo escaparon el Amo Sinlengua y parte de los bárbaros al mando de Marakarr Blood-sky.
Aunque Katakros podría haber perseguido a los enemigos en desbandada, dejó escapar a Marakarr y los suyos ordenando la retirada hacia el Portal Final con un enorme botín de huesos y materia espiritual. Esta materia prima, junto las cosechada en los asaltos de Lady Olynder, fue utilizada para la construcción de una enorme fortaleza en las ruinas de Karheight, un poderoso bastión que pasaría a ser conocido como el Arx Terminus. La forma de esta titánica ciudadela recordaba a una mano de hueso extendida hacia el Portal Final, siendo cada uno de sus siete "dedos" un formidable muro fortificado por su propio derecho. En las entrañas de la fortaleza se construyeron talleres y camaras de extracción de almas Mortisan junto con acantonamientos sepulcrales y forjas de armas lo suficientemente grandes como para crear miles de soldados Ossiarch cada día en caso de recibir suficiente hueso para ello. Desde el centro se alzaba la torre conocida como Trono del Mortarca desde la cual Katakros podía vigilar todo detalle del Arx Terminus y dirigir con precisión toda defensa que pudiese ser necesaria.
El primer asalto a la nueva fortaleza de Katakros llegó antes de que sus defensas estuvieran completas. En la Batalla del Arx Terminus el legendario señor de Khorne Ghorun Thrax de Los Desollados lideró a una indomable hueste que se extendía más allá del horizonte como una gran marea de carne y músculos tatuados. Tres veces se colaron las fuerzas del Caos dentro de los muros, llegando incluso a reventar las puertas del Trono del Mortarca. Pero todos estos esfuerzos fueron en vano, y los enemigos de Katakros fueron bloqueados y destruidos en una enorme carnicería en la que los asediadores proporcionaron al Mortarca la materia prima necesaria para completar la construcción del Arx Terminus. A esta nueva victoria le siguieron muchas más en una brutal campaña de conquista que iniciaron Katakros y su aliada, Lady Olynder. El aura de muerte y horror que giraba en torno al Arx Terminus proveía de una materia prima de calidad a la Dama del Velo, la cual pudo invicar nuevas huestes espectrales con las que retomar la guerra contra los vivos con mayor intensidad que antes. En lugares como la Puerta de los Corazones Desollados o el Puente de los Gritos Fundidos los dos Mortarcas consiguieron importantes victorias, enviando posteriormente cargamentos de huesos hacia el Arx Terminus con los que mantuvieron un caudal constante de refuerzos. De esta manera consiguieron superar los fortificados fuertes de las fronteras de las Llanuras Cadáver y se internaron en las infernales zonas industrial de Angazkul-Grend.
El asalto a Angazkul-Grend fue brutalmente eficiente, permitiéndo a Katakros vislumbrar el perfil de las murallas de la Torre Varan. Fue entonces cuando noto cómo el suelo temblaba bajo sus pies anunciando la llegada de Archaon, Gran Mariscal del Apocalipsis. Le acompañaba su Varanguard y una inmense hueste mortal y daemónica conformada por servidores de los cuatro poderes ruinosos. Archaon sentía una furia volcánica puesto que se había visto obligado a abandonar su búsqueda para liberar Slaanesh, y era consciente de que a esas alturas los dioses Aelf habrían reinstaurado las protecciones que ocultaban a su prisionero y lo habrían llevado a otro rincón escondido de Uhl-Ghysh.
Katakros desplegó a sus fuerzas a lo largo de la orilla del Río Partealmas, dejando las ruinas de Angazkul-Grend tras de sí y dando inicio a una brutal cofrontación entre ambas fuerzas.Las fuerzas del Caos eran inmensas, incluyendo a fuerzas dispares como La Neblina Espeluznante, Las Cuchillas Impecables, La Cabalgata Escarlata, corsarios con la bandera del Hombre Ahogado al mando del legendario Gugrot Spume, los Daemons de Nurgle de la hueste de Los Nómadas Dadivosos liderados por Thrombolhox el Dadivoso, la Legión del Caos Ascendente, Los Señores Siniestros, El Flujo Desatado y las diversas tribus que poblaban Ochopartes como los Iron Golems, Los Unmade, Los Splintered Fangs o Los Untamed Beasts. Durante esta batalla el Arch-Kavalos Zandtos fue derribado por un coletazo de Dorghar mientras lideraba una contracarga contra la Varanguard, siendo sus restos recuperados por sus seguidores para que fuera posteriormente reformado. Por su parte las fuerzas espectrales de Lady Olynder fueron derrotadas por la Legión del Primer Príncipe y su macabra esencia fue expulsada de Ochopartes tras caer ante la espada de Be'lakor. Finalmente Katakros y Archaon se enfrentaron en un combate singular en el que el Mortarca finalmente cayó ante la hoja de la Matarreyes.
Mediante la transferencia oseomántica, la esencia de Katakros volvió al Arx Terminus, donde le esperaban decenas de cuerpos para ser habitados. El Mortarca había previsto su derrota, como preveía muchas más antes de descubrir el punto débil de Archaon. Ordenó la construcción de una red de defensas secundarias para el caso en que el Arx Terminus fuera conquistado, solicitó nuevos refuerzos a Nagashizzar y se dispuso a continuar con su campaña de conquista de Ochopartes.
Fuentes[]
- Reglamento Age of Sigmar segunda edición
- Battletome Stormcast Eternals 2018
- Battletome Sylvaneth 2019
- Battletome Fyreslayers 2019
- Battletome: Sylvaneth 2019
- Battletome Blades of Khorne 2019
- Battletome Skaven
- Battletome Hedonites of Slaanesh
- Battletome Gloomspite Gitz
- Battletome Nighthaunt
- Battletome Flesh Eater Courts 2019
- Battletome Ossiarch Bonereapers
- Malign Portents
- Guerras del Alma: Forbidden Power
- Batalla de Forjaglymm. Suplemento de Age of Sigmar (Segunda Edición)
- Battletome Ogor Mawtribes
- Libro de Campaña Festín de Huesos
- Battletome Slaves to Darkness
- Tomo de Batalla: Kharadron Overlords 2020
- Tomo de Batalla: Discípulos de Tzeentch 2020
- Libro de Campaña Guerra en el Aéter
- Guerras del Alma: La Ira del Elegido