Nadie sabe qué ha sido del Dios del Caos Slaanesh, Señor Oscuro del Exceso y Príncipe de la Perversión. Por tanto, desde los primeros días de la Era de los Mitos, los seguidores de Slaanesh han estado buscando a su caprichosa deidad, y algunos incluso han tratado de suplantarla.
Tras la caída del Mundo Que Fue, Slaanesh desapareció del Reino del Caos. Dicen las leyendas que al principio los demás dioses quedaron estupefactos, luego empezaron a sospechar, y finalmente experimentaron un deleite cruel ante la desaparición de su rival. ¿Había partido Slaanesh para intentar cumplir alguna gesta o plan para alcanzar el poder? ¿O quizás detrás de todo aquello estaba alguna otra entidad, quizás la Rata Cornuda, o incluso uno de los demás dioses, llevando a cabo un plan astuto para eliminar al Príncipe Oscuro? Algunos relatos cuentan que Slaanesh está durmiendo, y que se despertará siendo más poderoso de lo que jamás ha sido, mientras que otros afirman que el dios del exceso ha sido asesinado. Sin duda esto último no es cierto, pues ¿cómo podría morir por completo un Dios del Caos? Y sin embargo, lo que sí es un hecho es que nadie sabe dónde está Slaanesh. El monstruoso trono del Príncipe Oscuro sigue vacío. Sus seguidores no reciben órdenes ni planes de batalla para la guerra eterna en el Reino del Caos, ni parece haber en marcha ninguna agenda oculta para la dominación de los reinos. Los adoradores de Slaanesh no tienen guía, sus oraciones reciben como única respuesta un silencio tan absoluto que resulta aterrador. Durante un tiempo, pareció que todo el reino de Slaanesh, sus ejército demoníacos y sus seguidores mortales, resultarían aniquilados por Khorne, Nurgle y Tzeentch.
Sin embargo eso no sucedió, pues el poder de Slaanesh persiste incluso ahora que el Príncipe Oscuro está ausente. Los mortales siguen cayendo en la obsesión más indecente y los excesos prohibidos. Mientras dichos horrores persistan, también lo harán los seguidores de Slaanesh. Antes era el Príncipe Oscuro quien les impelía a llevar actos de depravación cada vez mayor, y ahora son sus lugartenientes demoníacos quienes lo hacen. Los campeones mortales de Slaanesh continúan creciendo en poder y ganando bendiciones y regalos, pero nadie sabe de qué fuente provienen dichos dones. Los grotescos círculos del pecado que conformaban el reino del Príncipe Oscuro en el Reino del Caos siguen estando ahí, infligiendo todo tipo de placeres infernales a las almas mortales que hay atrapadas en ellos.
La desaparición de Slaanesh dividió a sus seguidores, tanto mortales como demoníacos, en varias facciones. La primera de ellas fueron los Pretendientes, cuyos señores creían que el trono de Slaanesh estaba disponible para ser conquistado. Muchos Guardianes de Secretos se autoproclamaron "nuevo Slaanesh", e incluso algunos campeones de los Reinos Mortales se juramentaron para ascender y convertirse en el siguiente dios del exceso, reuniendo poderosas partidas de guerra a su alrededor para lograr este objetivo. Algunos de los primeros que se pusieron a ello aún lo siguen intentando en la actualidad.
También están los Buscadores, que no creen que el Príncipe Oscuro deba ser olvidado ni abandonado sólo por el hecho de haber desaparecido. Sus partidas de búsqueda hacen todo lo posible por encontrar a su dios y devolverlo al lugar de poder que le corresponde. Forman veloces caravanas de crueldad y masacre que recorren el Reino del Caos y los Reinos Mortales siguiendo cualquier pista sobre el paradero de Slaanesh, y matando a cualquiera que se les opone.
Finalmente están los Invasores, partidas de guerra mortales y legiones demoníacas que sólo se interesan por la matanza y el exceso. No les importa quién gobierne, siempre y cuando les permita seguir atormentando y causando estragos sin el menor remordimiento, preocupados sólo en disfrutar el momento presente.