El invierno sigue con fuerza a los Beastclaw Raiders. Estos ogors salvajes deben adelantarse a esta ventisca sobrenatural, porque si cayeran en sus garras, quedarían congelados vivos y condenados a una eternidad de hambre, el destino más terrible imaginable para cualquiera de los hijos del Dios Tragador.
Descripción[]
Una sombra helada que se cierne sobre los hombros de los Beastclaw Raiders, el Invierno Eterno es una tormenta de nieve mística de terrible poder, capaz de congelar instantáneamente cualquier cosa que caiga a su alcance. No es solo una fuerza de la naturaleza, sino una reunión de tormentas de hielo que barren los reinos en busca de las dispersos Hafscarchas y Mascatribus dominadas por los Beastclaw. Para la Mascatribu Cabezapeñasco, esta tormenta mágica aparece como un aluvión furioso de granizos del tamaño de un puño; los ogors del Mordisco Invernal marchan a la guerra envueltos en un manto de niebla blanca; y los Tripastrueno se lanzan a la batalla detrás de un fuerte vendaval que hace retroceder inexorablemente a sus enemigos.
Si bien sus cuerpos sebosos y su gruesa piel hacen que estén bien equipados para lidiar con el frío extremo, incluso los ogors Beastclaw no pueden soportar las temperaturas místicas del Invierno Eterno. Cualquiera que se encuentre en su abrazo helado quedará congelado en el suelo, incapaz de moverse mientras su hambre permanece intacta. Aunque esto no mata al ogor, lo somete a un destino mucho peor: deben permanecer inmóviles, mientras su hambre se vuelve cada vez más agonizante e insistente. Hay lugares en los reinos donde Hafscarchas enteras de Beastclaw Raiders se encuentran congeladas, habiendo estado enraizadas en dicho lugar durante generaciones. ¡Ay de cualquiera que se pierda en esos lugares! La mayoría de estos aventureros tontos quedarán congelados junto a las brutales criaturas, pero algunos sufren un destino más violento, ya que la tentadora presencia de carne fresca puede hacer que los ogors forcejeen lo suficientemente fuerte como para romper sus ataduras heladas. Cuando esos seres son liberados, los resultados de sus voraces ataques son verdaderamente espantosos.
Las Hafscarchas cabalgan al borde de la furia de la ventisca, siempre al borde del desastre. Sin embargo, la paradoja de esta existencia es que el Invierno Eterno es también la fuente de su poder. Los líderes de guerra chamánicos conocidos como Huskard Torrs pueden canalizar el feroz poder de la tormenta para golpear a sus enemigos con mortíferos proyectiles o envolverlos en heladas capas de niebla.
La llegada del Invierno Eterno puede ser horriblemente devastadora para las víctimas de los Incursores. Aquellos pocos que logren sobrevivir a las lanzas y espadas de los ogors alabarán a los dioses por un breve instante mientras sus atacantes parten, pero su alivio se convertirá en horror cuando una ventisca helada descienda de las montañas para devorarlos por completo. En lugar de los yermos baldíos que dejan los Gutbusters, los Beastclaw Raiders dejan una tundra helada y sin rasgos característicos acechada por las bestias salvajes del invierno.
Por su parte, las tribus Gutbusters ven el Invierno Eterno como una maldición que acecha a aquellos que no han logrado apaciguar adecuadamente a Gorkamorka. Muchos Déspotas y Déspotas Soberanos desprecian abiertamente a los Beastclaw Raiders por esta gran vergüenza, y más de una brutal guerra civil se ha iniciado como resultado de un insulto tan imprudente. Aunque la gran ventisca no persigue directamente a los Gutbusters, no son más inmunes a sus estragos que sus salvajes parientes. Las Glothordas que juran lealtad a las Mascatribus Cabezapeñasco, Tripastrueno o Mordisco Invernal no tardan en apreciar la terrible ferocidad del Invierno Eterno.
Vientos Mortíferos[]
A raíz del Necroseísmo de Shyish, el patrón del Invierno Eterno se ha vuelto cada vez más errático. A medida que la inmensa oleada de magia mortal nacida después del hechizo de Nagash barrió las tierras, golpeó contra el feroz frente tormentoso de la ventisca. Esto derivó en una serie de intensas tempestades sobrenaturales que devastaron grandes porciones de los reinos. El hielo arremolinado se mezclaba con nubes de materia etérea, y dondequiera que se reunieran las nubes negras aparecían huestes de espectros con garras de hielo. Peor aún, muchas Hafscarchas vieron como sus terrenos de caza quedaban despojados de presas, estériles y sin vida a causa de las tempestades espectrales. Obligados a cambiar de rumbo, cruzaron nuevas fronteras.
El daño causado en las sendas migratorias de los ogors ha llevado a los hijos del Dios Tragador a entrar en conflicto con nuevas presas. La Mascatribu Cabezapeñasco ha encontrado en los valles de Grachwold de Ghur, dominio de la Grangrey Unimanada, hermosos terrenos para darse banquetes. Sus Cuernos Pétreos atronan en estampida por las llanuras, buscando a las multitudes de hombres bestia que retozan por la Piedras de Manada y cayendo sobre ellos en un frenesí voraz. Los Tripastrueno luchan por el control de los Puentes Veteados de Ayadah frente a la tenaz resistencia de las flotas aéreas de Barak-Urbaz, mientras que las nieblas heladas que presagian a la Mascatribu Mordisco Invernal han congelado las costas del Mar Menguante desde el Pantano Reluciente hasta el Desierto de Huesos: ni los vivos ni los muertos están a salvo de los ataques repentinos de los Mordisco Invernal. Mientras tanto, ramificaciones de estas Mascatribus se han desviado de la Mascasenda y han formado sus propias incursiones en tierras hostiles.
Mientras varias Hafscarchas y Glothordas fueron consumidas por completo por las furiosas tormentas de muerte del Necroseísmo, congeladas en la agonía final de la muerte, otros Frostlords miraron detrás de ellos para encontrar que los cielos eran brillantes y despejados en todas direcciones y que las garras del Invierno Eterno habían aflojado. Sin embargo, los Huskards de estas Hafscarchas han advertido que esto es simplemente un respiro temporal: el hambre de Gorkamorka es eterna y ni siquiera la muerte puede apagarla.
El Gran Deshielo[]
Mientras los vendavales del Necroseísmo de Shyish luchan contra las tormentas heladas del Invierno Eterno, el abrazo helado de este último ha retrocedido en muchas regiones, lo que ha llevado a un gran deshielo. Como resultado, muchos Beastclaw Raiders encarcelados finalmente han sido liberados de sus cárceles heladas. Enloquecidos por su larga existencia sin el sabor de la carne fresca y la sangre en sus labios, estos ogors - y en algunos casos Hafscarchas enteras - se han embarcado en una búsqueda desesperada de comida. La Costa de los Colmillos en Ghur ha sido devastada por las manadas de Beastclaw Raiders conocidas localmente como los Demonios Nevados. Tras empacharse con un envío de piedras de augurio proféticas de la cercana ciudad de Excelsis, estos salvajes animales han lanzado incursiones infaliblemente oportunas contra formaciones de Batidores de los Gremios Libres, caravanas de mercaderes y patrullas costeras. Todos los intentos de cazar y matar a las desquiciadas criaturas por parte de los Vanguard-Hunters de los Knight Excelsior han resultado ser costosos e infructuosos.
Fuentes[]
- Tomo de Batalla: Ogor Mawrtribes (2019)
- Págs. 14, 15