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Korghos Khul es uno de los mayores campeones Sangrejurados de los Filos de Khorne, campeón del Dios de la Sangre, señor de naciones de asesinos y psicópatas y líder de la Marea Sangrienta. Es conocido por ser parte de muchas de las batallas del Caos contra el Orden, liderando las huestes de Khorne en la Guerras por los Portales.

Matar o morir - siempre ha sido así y siempre lo será. Con la hoja de mi hacha conquistaré y viviré eternamente, o caeré en combate y ofreceré mi propia sangre a Khorne.

Korghos Khul, líder de la Marea Sangrienta

Trasfondo[]

Entre los más grandes campeones mortales de Khorne, Korghos Khul ha hecho de la subyugación de Aqshy su cruzada personal. Es un guerrero poderoso y líder temible por igual, cuyo mastín demoníaco Faucesgrises gruñe a su lado mientras su monstruosa hacha rasga la realidad misma. Tal es la crudeza e intensidad de sus matanzas que son celebradas por el propio Khorne haciendo aparecer géiseres de sangre a su paso.

Retrator korghos

Los Reinos Mortales tiemblan ante el paso de Korghos Khul. Es un glorioso rey guerrero oscuro, el señor de una nación de asesinos y psicópatas. Sin embargo, y pese a sus espectaculares éxitos, Korghos Khul quiere más. Aspira a alcanzar la demonicidad, pero para ello ha jurado que conseguirá la cabeza de su eterno enemigo, Vandus Hammerhand.

Gracias al favor de su dios, Khul ha vivido en una guerra constante durante centenares de años. En todo ese tiempo ha participado en eventos de gran importancia, tanto durante la Era del Caos como durante las Guerras por los Portales, y en la actualidad representa una de las principales amenazas a la estabilidad de las ciudades libres de Aqshy.

Historia[]

Era de los Mitos[]

Aridian

Athol Khul nació en la región de Aridia

Korghos es originario del Gran Erial de Aqshy, en concreto de la región de Aridia. Aunque desconocemos el momento exacto de su nacimiento, sabemos que fue en las postimetrias de la Era de los Mitos. En su nacimiento fue llamado Athol, nombre que conservó durante las primeras décadas de su vida. Su sobrenombre era Khul debido a que pertenecía a la Tribu Khul, un feroz pueblo guerrero que generaciones antes de su nacimiento llegó a la Meseta Llagaígnea a través de un Portal del Reino. Los Khul se labraron rápidamente una reputación gracias a su gran fervor guerrero, el cual resaltaba incluso entre las aguerridas tribus que habitaban en este territorio. Su pueblo alcanzó tres generaciones atrás un acuerdo con la Tribu Aridia por el cual los Khul defenderían a esta tribu en la guerra y entrenarían a sus guerreros a cambio de vivir en relativa paz y prosperidad superando sus problemas como iguales. De esta manera, los Khul seguían a los Aridianos en sus migraciones acampando a relativa distancia de donde se situaba el enorme campamento-ciudad de la Tribu Aridia. La familia de Athol fue la que alcanzó este acuerdo, y su tío el primero de su tribu en convertirse en el Portador de la Lanza, o Nakar-Hau, un título que implicaba defender el honor de la realeza de los Aridianos y combatir en su nombre cuando fueran desafiados a un duelo. Desconocemos como fue la niñez de Athol, pero sabemos que se convirtió en el mayor guerrero de su tribu y se convirtió en el Portador de la Lanza de la reina-profetisa Humekhta III. Se casó con una mujer de su tribu llamada Marolin, y tuvo un hijo llamado Eruil. Athol combatía con una poderosa lanza fabricada en la Ultima Forja. Esta forja utilizaba como combustible sangre en lugar de fuego y era transportada por los Khul alla donde iban, siendo un remanente de su pasado ancestral y el instumento con el que forjaban su armamento.

La amenaza de los Maestros del Diezmo[]

Athol Khul-0

Athol Khul

La vida de Athol cambió para siempre el día en que un comerciante de Bataar llamado Williarch fue acusado de robo y demandó un juicio por combate. Athol, como siempre, fue reclamado para la ocasión pero el comerciante declaró que en pocos días llegaría su campeón para defenderlo. En ese mismo día Athol descubrió que muchos Aridianos proclamaban a sus espaldas que ya no necesitaban la protección de los Khul, y que muchos entre los Khul estaban hastiados de servir a los Aridianos. Estos acusaban a Athol de ser excesivamente servicial y haber abandonado el espíritu guerrero que caracterizaba a su pueblo. A Athol solo le importaban la prosperidad y el honor de su gente, por lo que se mostraba reticente a romper el pacto con la Tribu Aridia y los ancianos de su tribu confiaban en su palabra. Pero su propia esposa albergaba dudas sobre la conveniencia de dicha alianza, y Athol tomó la decisión de mostrarse cauto ante la posibilidad de una guerra futura.

Cuando Athol acudió al juicio por combate, derrotó gracias a su velocidad y maestría al acorazado campeón de Williarch. Como siempre Athol perdonó la vida a su oponente después de que este se rindiera, pero en este caso aceptó beber con el mismo tras la batalla. El mercenario, llamado Serleon, le explicó que provenía de una tribu que había sido absorbida por los poderosos comerciantes de Bataar y que luchaba con la intención de obtener un merecido y lujoso retiro tras su servicio. A Athol le pareció interesante la posibilidad de obtener información sobre las tierras más allá de Aridia, por lo que invitó a Serleon para que pasara la noche en el campamento de su tribu.

Fue esa misma noche cuando Athol fue requerido nuevamente por la reina Aridia, llamamiento que postergó para la mañana siguiente. Pasada la noche, el Portador de la Lanza partió hacia el campamento Aridio intrigado por lo repentino de su requerimiento. Al llegar a la gigantesca tienda en la que Humekhta III tenía su trono, encontró a Williarch aparentemente ileso y a un extraño Bataari cubierto con una túnica. Este extranjero faltó gravemente al respeto a la reina, haciendo referencia a un tributo que la Tribu Aridia llevaba tiempo pagándoles y a un retraso en uno de esos pagos que había propiciado el aparente robo de Williarch. El bataari, que declaró que era miembro de los Maestros del Diezmo, exigió su pago y además a varios niños de la tribu y al propio Athol como su campeón. Aunque la reina se mostraba temerosa ante el encapuchado, Athol ajustició a Williarch de un único golpe y se lanzó a la carga contra el pomposo Bataari. Este demostró ser un poderoso hechicero, pero la lanza de Athol podía repeler los ataques mágicos y el encapuchado terminó desapareciendo en una extraña niebla tras mostrar que su rostro era aviar y uno de sus ojos resplandecía mágicamente. Algunos de los miembros de la corte recriminaron a Athol por sus acciones, alegando que es iba a traer la ruina, pero el Portador de la Lanza se mostró firme y volvió rápidamente a su campamento temeroso de que Serleon fuera asimismo miembro de esos misteriosos Maestros del Diezmo.

Cuando regresó con su pueblo, comprobó aliviadamente que Serleon no les había causado ningún mal. Junto a su esposa, llevaron a Serleon a su carromato y Athol explicó lo sucedido en el campamento Aridio. Al nombrar a los Maetros del Diezmo, Serleon se dispuso a marcharse rápidamente aconsejando a Athol y Marolin que siguieran su ejemplo. Sin embargo estos consiguieron que el mercenario les explicara quienes eran los Maestros del Diezmo. Al parecer se trataba de un grupo de hechiceros renegados Bataari que extorsionaban a muchos pueblos a cambio de la promesa de no sufrir su ira. Habitaban en una enorme ciudad voladora, y eran capaces de causar una gran destrucción desde la misma a todo aquel que los contrariara. De hecho Athol había combatido contra Rosika, uno de los más poderosos miembros de los maestros. Sabedores de que esta información era crucial para el futuro de su tribu consiguieron convencer a Serleon para que contara su historia ante el consejo de los Khul. Fue así como toda la tribu fue convocada e informada de los temibles sucesos. Algunos entre los Khul propusieron abandonar a los Aridianos a su suerte y marchar buscando refugio, aunque Athol opinaba que su mejor opción era hacer frente a estos nuevos enemigos con el mayor número de aliados posible.

De esta manera Athol consiguió reunirse con la reina Humekhta III y con el sacerdote sigmarita de los Aridianos alcanzando un nuevo acuerdo: ambos pueblos harían frente de manera conjunta a los Maestros del Diezmo. Serleon afirmaba que estos necesitarían tiempo para poder ejecutar su ataque, lo que les daba tiempo para orquestrar una estrategia defensiva. Decidieron que Athol marcharía hacia las tribus vecinas, las cuales seguramente estaban sufriendo igualmente a manos de los Maestros del Diezmo, para convencerles de que se unieran a su causa. Para asegurar que tanto los Aridianos como los Khul se mostraran fieles a esta nueva alianza, la esposa y el hijo de Athol permanecerían junto con la reina Humekhta III mientras que el sacerdote de Sigmar Aridiano, hermano de la reina, permanecería junto con los Khul. Tras una breve despedida, Athol marchó de su tribu en busca de aliados para la guerra que se avecinaba.

Encuentro con su verdadero dios[]

Tras su combate con Rosika Athol empezó a tener unos extraños y vívidos sueños repletos de sangre y conflicto. Obsesionado por descubrir su significado, terminó desviándose de su camino para buscar una montaña que se le aparecía en los mismos. Tras muchos días de marcha encontró la montaña, siendo emboscado en sus inmediaciones por una manada de Bestias del Caos liderada por un Torogor. Aunque pusieron a Athol en apuros, estos se dispersaron repentinamente con la aparición de un extraño anciano que habitaba en la montaña. Para la sorpresa de Athol este hablaba en la antigua lengua de los Khul y declaró que se trataba de Lakshar, el guerero que guió a su tribu hacia Aqshy generaciones atrás. Fue así como Athol descubrió la verdad sobre su tribu. La Tribu Khul era originaria del Mundo-que-fue, en donde adoraban a los dioses del Caos. Algunos sobrevivieron a la destrucción de este mundo pretérito y se instalaron en el Reino de Ghur, recordando sus antiguas tradiciones y adorando al Dios de la Sangre. Pero Sigmar y sus seguidores persiguieron a los Khul, los cuales se vieron asediados por sus enemigos. Fue entonces cuando Lakshar encontró un Portal del Reino que necesitaba de un sacrificio de sangre para ser activado. Decidió sacrificar a sus propios hermanos y hermanas para evitar la extinción de su pueblo. Cuando su tribu estuvo a salvo en Aqshy este sacrificio fue revelado, siendo desterrado por dicho crimen. De manera casi milagrosa el anciano consiguió sobrevivir en soledad en la montaña durante largos años. Lakshar le mostró a Athol una extraña runa con forma de cráneo que se encontraba en la cima de la montaña, una runa idéntica a la que tenían tanto la última forja como la lanza que Athol portaba en sus sueños.

Bullgor

Athol Khul ofreció a un Torogor como sacrificio

El anciano declaró que Athol tenía que traer un sacrificio a la runa, y a la mañana siguiente el guerrero apareció con el cuerpo aún vivo pero inconsciente del Torogor que lideraba a las Bestias del Caos que habitaban en las inmediaciones. Tras sacrificar a la bestia la runa empezó a brillar y Lakshar preguntó a Athol qué quería y qué estaría dispuesto a dar a cambio. Athol declaró que quería poder y fuerza para derrotar a sus enemigos, y tras asegurar que estaría dispuesto a dar su alma a cambio el cuerpo de Lakshar se convulsionó y en el mismo aparecieron aparecieron diversos cortes de los que surgió un vapor sangriento. A través de esta neblina oscura se vislumbró una terrible entidad cuya aparición provocó que Athol se arrodillara inmediatamente. El guerrero reconoció en lo más profundo de su ser el nombre de esta entidad: Khorne, el dios de la sangre. El dios del Caos aseguró que los Khul se habían vuelto débiles, declaración que provocó que Athol se atreviera con gran esfuerzo a mirar a los ojos del antiguo dios de su tribu. Khorne declaró que podía darle el poder y la fuerza necesarias para librarse de sus enemigos, pero que todas las muertes que causara serían en su nombre y que como precio debería entregarle su alma. Athol aceptó, y un arco de relámpago rojo le golpeó en el pecho, dejándolo inconsciente. Cuando despertó descubrió que Lakshar había vuelto a la vida gracias al favor de su dios, recuperando la fuerza y potencia física de su juventud. Además tenía la capacidad de escuchar los deseos de su deidad con lo que pasó a ser el portador de su palabra. Athol por su parte había sido marcado en el pecho con la runa de Khorne, convirtiéndose en su campeón. Lakshar declaró entonces el primer designio de su dios: Athol debía abandonar su antiguo nombre y adquirir el antiguo apelativo para los líderes de los Khul, Khorgos, olvidado cuando abandonaron su antiguo reino. Ese día Athol Khul murió y nació Korghos Khul.

El Festín Rojo[]

Aunque había adquirido el favor de su dios, Korghos seguía necesitando un ejército para poder enfentarse a los Maestros del Diezmo. Pero a Lakshar le fue revelado que se había convocado el Festín Rojo, un tradicional encuentro en el que representantes de las tribus de la Meseta Llagaígnea se reunían en las Islas Clavis para festejar mientas sus respectivos campeones luchaban por el honor de los suyos. Fue así como Korghos y Lakshar recorrieron el largo camino hasta las cercanías de las Islas Clavis y se dispusieron a cruzar el estrecho que las separaba del continente. Sin embargo la precaria embarcación con la que intentaron la travesía no consiguió resistir ante las inclemencias del tiempo. Por suerte, ambos fueron rescatados en el último momento por Threx Marcacráneo y sus seguidores.

Islas Clavis

El Festín Rojo se celebraba tradicionalmente en las Islas Clavis

Threx era el rey de la Tribu Marcacráneo y el convocante del Festín Rojo. Había adquirido su trono recientemente, recuperando las antiguas costumbres guerreras de su pueblo. Su madre, sacerdotisa de Sigmar, lo acusaba de haber asesinado a su padre para arrebatarle el trono. Además Threx renegaba de la fe en Sigmar, volcándose en la costumbre de los Marcacráneo de adorar a la pira de llamas que tradicionalmente había sido la fuente de su poder. Por estas razones una alianza de tribus adoradoras de Sigmar había asediado a los Marcacráneo pidiendo la cabeza de Threx, lo que le llevó a convocar el Festín Rojo con la esperanza de derrotar a sus principales enemigos en combate personal. Pero una vez en las Islas Clavis Threx vió como gracias a las palabras de su madre aumentaban aún más sus enemigos mientras que se encontraba completamente falto de aliados. Fue entonces cuando descubrió a lo lejos la precaria embarcación de Korghos y Lakshar. Admirando su valentía casi suicida, acudió en su ayuda con la intención de obtener un nuevo aliado.

El entendimiento entre Korghos, Threx y Lakshar fue muy grande, encontrando puntos en común en muchos aspectos. Cuando se convocó a los líderes de las principales tribus participantes en el Festín Rojo, Threx presidió como convocante y a su lado se sentó Korghos Khul. En medio de la reunión Korghos habló de los Maestros del Diezmo y la amenaza que representaban, exhortando a los líderes tribales a que se unieran a su causa. Algunos entre los asistentes declararon que no les importaban los problemas de los Khul, mientras que otros mostraron preocupación por la posibilidad de que los Maestros del Diezmo entraran en guerra con la Meseta Llagaígnea. Viendo debilidad en el resto de jefes tribales Korghos lanzó un sorprendente desafío: aquel o aquella que consiguiera abatirle en el Festín Rojo se convertiría en Korghos y gobernaría a los Khul, pero a cambio los pueblos de todos aquellos que cayeran ante él en combate deberían unirse a su guerra contra los Maestros del Diezmo. Este anuncio causó gran agitación, sobretodo cuando Threx se unió a su desafío afirmando que quien consiguiera derrotarle obtendría el mando de la Tribu Marcacráneo. En ese momento Skolor Helfir, líder de los Marcafunesta, declaró que lo que se estaba proponiendo contradecía los designios de Sigmar y que su iba a abandonar el Festín Rojo. Korghos esperaba obtener la ayuda de los Marcafunesta, la mayor tribu de la Meseta Llagaígnea, contra los Maestros del Diezmo por lo que se sintió decepcionado ante tal anuncio. Lakshar le dijo entonces a Korghos que ninguno de los presentes era su aliado, y que sólo los que aceptaran el dominio de Khorne sobrevivirían a los fuegos que estaban por venir. Korghos estaba angustiado, puesto que la marcha de los Marcafunesta condenaba a su pueblo. Le dijo a Threx que no podía permitir que Skolor se marchara, y éste le repondió que hiciera lo que debía hacerse. Mientras Korghos se acercaba rápidamente al lider de los Marcafunesta Threx aprovechó sorpresivamente para hundir su hacha en el cráneo de su principal rival. Se alzaron los gritos alrededor de Korghos, pero este no les prestó atención. Se dirigió hacia Skolor mientras este se giraba sorprendido por lo que estaba sucediendo. El líder de los Marcafunesta actuó con presteza alzando su martillo contra Korghos pero este fue más rápido y ejecutó a Skolor con su lanza. Lleno de ira, el líder de los Khul se enfrentó a un sacerdote de Sigmar, lanzando tras su muerte el grito de guerra de Khorne y llamando a purgar a los sigmaritas que se encontraban en la sala. El poder del dios de la sangre fluyó a través de Threx y sus seguidores, y media docena de líderes tribales se vieron imbuídos asimismo de esta rabia. Todos los que se les opusieron fueron asesinados en una terrible matanza.

Tras la masacre Korghos y Lakshar exhortaron a los supervivientes a seguir la senda de Khorne. Khorgos declaró que todo aquel que estuviera en la isla y no se les uniera debía ofrecer su cráneo a su sangrienta deidad. Threx ordenó a sus seguidores que llamaran a las armas al resto de guerreros que había llevado consigo a la isla, pero ante la declaración de que sus ejércitos arrasarían a todos sus enemigos Korghos le dejó claro que él sería el único señor de esos ejércitos. Threx reconoció su mando, renunció a su título como rey de los Marcacráneo, y a partir de los restos de los cadáveres fabricó un estandarte con el que anunciaría la llegada del futuro ejército de Korghos. Aun así la isla estaba llena de guerreros, muchos de los cuales eran leales a los líderes tribales recién asesinados. Korghos ordenó a Threx que anunciara públicamente que el liderazgo de losKhul sería para aquel que le derrotara, dando inicio al Festín Rojo. Lakshar sugirió un enfoque aún más atrevido: la copa de la sangre, símbolo del Festín Rojo, sería llevada a la sagrada mesa situada en la cumbre de la isla. Aquel que consiguiera beber de la misma sería declarado señor de la Meseta Llagaígnea, asegurando así que todos los presentes en la isla se sumarían al combate enfrentándose entre ellos.

El anuncio provocó el efecto esperado. Korghos derrotó a un gran número de líderes tribales, anunciando a sus seguidores que debían obedecerle a partir de ese instante. Los que se negaron, cayeron bajo su lanza. Threx alimentó una gran pira con los cadáveres de los muertos y muchos guerreros se unieron a la senda de Khorne, puesto que una chispa del poder del dios del Caos se encontraba en los corazones de los miembros de todas las tribus de la Meseta Llagaígnea. A pesar de no haber comido, dormido o bebido en tres dias, y de haber combatido en cientos de duelos, la energía de Korghos no decayó hasta el final de la sangrienta contienda. Cuando no quedaron oponentes a los que derrotar Korghos se dirigió a beber de la copa de la sangre, pero encontró que Lakshar se le adelantó tomando la copa en sus manos. Mientras la tierra temblaba, el portador de la palabra de Khorne le aseguró a Korghos que no iba a ser traicionado. Lakshar declaró que ochocientos ochenta y ocho campeones habían dado su vida en la isla sagrada y vertió sobre sí mismo el contenido de la copa. Una inmensa sacudida lanzó al suelo a Korghos, el cual descubrió que la mesa era en realidad el plinto de un Portal del Reino. El cuerpo de Lakshar se contorsionó tranformándose en un avatar de Khorne, y Korghos se encontró nuevamente ante su dios. El dios del Caos le felicitó por su victoria, y le prometió el ejército que había demandado. Sin embargo Khorne le informó de que él también tendría un ejército que arrasaría las tierras para su deleite y poder. Lakshar reapareció ileso tras la manifestación de su dios y a través de la neblina rojiza del portal, que sería conocido a partir de entonces como El Ojo, emergieron legiones de demonios aullantes.

Era del Caos[]

Bloodletter

Huestes demoníacas asolaron durante esos días todo el Gran Erial

Las huestes demoníacas invadieron el Gran Erial mientras los dioses oscuros buscaban nuevas conquistas a la vez que competían entre ellos en una contienda en la que paulatinamente fue imponiéndose Khorne. Mientras que las distintas tribus autóctonas hacían frente a la amenaza de diversas formas, algunas otras aprovechaban la nueva situación para dar rienda suelta a sus instintos más bajos. La Marea Sangrienta, la hueste de Korghos Khul, fue una de las más exitosas. A todos sus prisioneros se les daba la misma elección : participar en el banquete caníbal nocturno o pasar a formar parte del menú. Con esta salvaje y brutal filosofía las filas de la Marea Sangrienta aumentaron considerablemente en un corto período de tiempo.

Durante los inicios de la Era del Caos y el Siglo Rojo las terribles tácticas de Khul le permitieron tomar gran cantidad de tierra desde el Monte Vostargi hasta el Risco Vitriolus bajo la Península Azufre. Las regiones más meridionales recibieron el nombre de Estragos de Khul. Las Islas de Gaitan, en esos tiempos hogar de monjes guerrero que buscaban la iluminación mediante la furia, fueron saqueadas y sus pagodas siempre ardfientes extinguidas con la sagre de sus guardianes. Se suceden las conquistas por docenas. Aqsharya termina presa de las llamas y la nación de Eltharia es erradicada. Las tierras del Imperio Lympírrico, situadas entre la Península Azufre y la Meseta Llagaígnea, se agietan y resecan debido a la enorme cantidad de sangre derramada y pasan a ser conocidas como Las Costras. Varios Portales del Reino del Gran Erial son corrompidos, entre ellos el Acantilado de los Cráneos, Ochopilares y el Portal Sangrelava.

Grizzlemaw Ilustracion

Tras la matanza de la tribu Marcafunesta, Korghos fue recompensado con la posesión de Faucesgrises

Fue en esos tiempos cuando Khul obtuvo los distintos favores divinos gracias a los cuales se convirtió en un guerrero formidable. En recompensa por sus incontables actos de descarnada violencia obtuvo una fuerza y velocidad antinatural, además de una vida muchísimo más larga que la de un humano corriente. Derrotar a ochenta y ocho campeones rivales le valió la poderosa armadura que e le protege. Tras la conquista y posterior matanza en la Fortaleza Quemada encontró en la más profunda de sus bóvedas su monstruosa hacha demoníaca, una terrible arma con la capacidad de cortar la propia realidad y atrapar el alma de sus víctimas, llevándolas hacia los reinos demoníacos. Pero su mayor premio lo obtuvo gracias a la purga de la tribu Marcafunesta. Gracias a ese genocidio obtuvo a Faucesgrises, el mastín demoníaco que le acompaña en todao momento y que representa en sí mismo una prueba incontestable de que Korghos cuenta con el favor de Khorne.

Fue en la purga de la tribu Marcafunesta cuando tuvo lugar uno de los episodios más determinantes de la vida de Korghos. En medio de la matanza Vendell Puñonegro, el líder de la tribu Marcafunesta, osó retar a Korghos a combate singular. En esos tiempos Korghos ya había recibido multitud de dones de su dios, por lo que el guerrero humano no tenía ninguna oportunidad en un combate singular contra él. A Korghos le resultó dencillo desarmar y derribar a su oponente. Anteriormente había atrapado con su hacha las almas de los hijos de Vendell, y se dispuso a tomar el alma del líder de los Marcafunesta. Sin embargo en el último instante un potente relámpago cayó sobre el lugar donde se encontraba Vendell, haciéndolo desaparecer. Durante los proximos años Korghos nunca olvidó este episodio puesto que el líder de los Marcafunesta fue el primero y único que consiguió escapar del hacha de Khul.

Korghos Khul creó su base de poder en la Península Azufre. Ordenó la construcción de los Fuertes Colmillo Dentado a lo largo de la costa de la península y de los Estragos de Khul para reforzar sus rutas de tráfico de esclavos y proteger la zona de conquistas marítimas vía el Mar Vitriolo. En esta época además se levantó al norte de región la masiva Pirámide Roja de Khul, formada por millones de cráneos de sus oponentes derrotados, provenientes principalmente de las tribus del Norte de la Península Azufre. La pirámide se construyó adyacente a la Puerta de la Ira, un Portal del Reino que comunicaba con el reino demoníaco de Khorne. Millares de esclavos dirigidos por herreros demonios construyeron ocho torreones de bronce alrededor del portal apuntando en las direcciones de la estrella de ocho puntas del Caos. De los torreones emanaban hacia la Puerta de la Ira cadenas invisibles formadas por sentimientos funestos y salvajes. Estas cadenas mantenían esclavizado al portal, manteniéndolo comstantemente abierto. Al complejo formado por la Puerta de la Ira y los ocho torreones de bronce se lo pasó a conocer como la Fortaleza de Khul. Tal era el dominio de Korghos sobre la Península Azufre que dicha fortaleza no poseía murallas ni protecciones exceptuando dichos torreones.

Sin embargo, esta supremacía trajo consigo una amarga consecuencia, puesto que al terminar con toda la oposición organizada Korghos se vió despojado de enemigos dignos, condenado a una guerra eterna en una región baldía. Korghos empezó a aspirar a conseguir la demonicidad como medio de escapar de una vida que le hastiaba profundamente. Para conseguir dicha recompensa buscaba agradar a su dios consiguiendo el cráneo de un enemigo lo suficientemente digno con el que rematar su Pirámide. Empezó una desesperada búsqueda por toda la Península Azufre y sus alrededores. Para acelerar esta búsqueda, Korghos utilizó unos objetos arcanos similares a ojos. Korghos se dedicó durante un tiempo a coser estos artefactos en el rostro de los desdichados prisioneros que caían en sus manos. Estos ojos místicos le permitían a Korghos ver lo mismo que sus portadores, además de forzarlos a buscar sin descanso en nombre de su señor, por lo que el campeón de Khorne llenó literalmente de ojos todas sus tierras.

Era de Sigmar[]

Poco antes del Día de la Venganza Threx Marcacráneo se encontraba acechando por la Península Azufre al mando de un contingente de Guerreros de la Sangre. Formaban parte de una hueste mucho mayor dirigida por el propio Korghos Khul, el cual estaba cada vez más obsesionado con encontrar un oponente digno. Muchos miembros de la Marea Sangrienta, entre ellos el propio Threx, estaban descontentos con lo que consideraban una conducta impropia y carente de violencia. Sin embargo seguían sus órdenes a regañadientes.  

Guerras por los Portales[]

Batalla de la Península de Azufre[]
Legiones de Sangre de Khorne Sigmaroteca

Threx al mando de un grupo de Guerreros de Sangre

Fue durante estos días cuando los hombres de Threx emboscaron a un grupo solitario de Saqueasangres. Threx eliminó con facilidad al líder de sus desdichadas presas y, justo cuando se disponía a terminar con la vida de otro Saqueasangre llamado Rekh, el propio Korghos Khul hizo acto de presencia y le obligó a perdonar la vida de los Saqueasangres restantes. Korghos convirtió a Rekh en su espía involuntario insertándole uno de sus ojos arcanos. Fue este espía el que a los pocos días descubrió el Portal Susurrante.  

En el mismo instante en que Korghos supo del misterioso portal dirigió a sus tropas hacia el mismo guiado por una poderosa intuición. La hueste de la Marea Sangrienta llegó al portal en el mismo Día de la Venganza, poco antes de que tropas de los Stormcast Eternals fueran enviadas a conquistarlo. Fue así como se inició la Batalla del Portal Susurrante.    

Batalla Puertas susurrantes Batalla 1 Edición Ilustración

La Batalla del Portal Susurrante

La llegada de las huestes de Sigmar fue completamente inesperada, siendo trasladados al campo de batalla mediante poderosos relámpagos. Sin embargo poco duró la sorpresa inicial, puesto que las tropas del Dios de la Sangre reconocieron en los Stormcast unos enemigos dignos que creyeron enviados por su dios para otorgarles gloria en la batalla. Fue Vandus Hammerhand, con su brillante armadura y su fiera montura, quien más llamó su atención. Tras observar algo familiar en el guerrero recién llegado, Korghos sintió el deseo de derrotarlo y reclamar su cráneo.  

Mientras Korghos se aproximaba al general enemigo, se dió cuenta de que la hueste enemiga actuaba de forma extraña, protegiendo el portal abandonado mientras unos guerreros alados lanzaban relámpagos sobre el mismo. Khul ordenó inmediatamente que atacaran a dichos guerreros pero fue demasiado tarde, puesto que de alguna manera consiguieron reabrir el Portal del Reino y del mismo brotaron muchos más enemigos.    

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Threx Marcacráneo , uno de los principales lugartenientes de Khul

El señor de la Marea Sangrienta se había dado cuenta de que los Stormcast planeaban abrir el portal, y ordenó a Threx que neutralizara a un grupo de Prosecutors que estaban lanzando relámpagos contra las protecciones arcanas de la puerta. Threx lanzó su hacha con toda su fuerza contra Anactos Skyhelm, el líder de los Prosecutors. Con su potente lanzamiento logró neutralizar a su rival, pero este se sacrificó en el último momento y consiguió lanzar un poderoso rayo que cegó a Threx y a sus hombres. Cuando recuperaron la visión comprobaron que el Portal Susurrante se había abierto y que un enorme número de refuerzos enemigos llegaban a través del mismo.

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Duelo entre Vandus Hammerhand y Korghos Khul

Lejos de amilanarse, los hombres de Korghos se lanzaron a la carga contra sus nuevos oponentes jubilosos de que su dios les ofreciera tal enorme cantidad de oponentes dignos. Viendo como combatía el misterioso general, Korghos fue consciente de que se trataba de Vendell Puñonegro, el único oponente que había conseguido escapar de su hacha. Inmune a la vertiginosa matanza que se desarrollaba a su alrededor, Korghos se dirigió directamente hacia Vandus Hammerhand. Ionus Cryptborn, uno de los líderes de la hueste enemiga, le cortó el paso, y se produjo un combate singular entre ambos en el cual fue patente la superioridad del campeón de Khorne. Antes de que Korghos diera el golpe de gracia Vandus Hammerhand se interpuso. Aparentemente recordaba a Korghos, y lanzó un desafío que Khul aceptó gustosamente.  

El combate fue feroz, pero el oponente de Khul montaba un feroz Dracoth. Con ayuda de la bestia Korghos fue superado en un duelo por primera vez en siglos, y estuvo a punto de caer bajo el martillo de su oponente cuando la carga de una hueste de guerreros de la Marea Sangrienta separó a ambos oponentes, sepultando a Korghos bajo el barro. 

Paulatinamente fue haciéndose patente que los Stormcast superaban ampliamente en número a los guerreros de la Marea Sangrienta, siendo esta la primera derrota que sufría la hueste en varios siglos. Korghos despertó cubierto de barro y colmado de rábia. Lo rodeaban cinco caudillos de la Marea Sangrienta que intentaban aprovechar su debilidad para asesinarlo y aumentar así su posición y prestigio dentro de la Horda. Pese a estar desarmado Khul los mató con sus própias manos con brutal eficiencia. Consiguió recuperar su hacha cavando en el barro, pero la voz e la misma e atronaba pidiéndole sangre. Para contentarla desolló y arrancó los músculos de las cabezas de los cinco caudillos y le dedicó un pequeño altar a su dios con sus cráneos, alimentándose posteriormente con su carne. El hacha pareció calmarse justo en el mismo instante en que Faucesgrises aparecía ante él. La bestia le miraba fijamente, como decidiendo si atacarle o seguir a sus órdenes. Khul, consciente de que dominar a la bestia equivalía a mantener el favor de Khorne, no se amilanó ante la criatura y le exigió que siguiera a sus órdenes. Finalmente Faucesgrises aceptó y Khul enfiló el camino de regreso a su fortaleza.        

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Posiciones y movimientos de las distintas fuerzas en la Guerra de la Península Azufre

Khul consiguió volver a su fortaleza por su propio pie, humillado tras su derrota a manos de los sigmaritas. Aunque aún contaba con el favor del dios de la sangre, a duras penas podía contener su rabia. Tras observar irritado como varios de sus oficiales holgazaneaban, perpetró una indescriptible matanza entre sus tropas con sus propias manos. Ofreció esta sangre como sacrificio a su dios, y obtuvo su favor. De la sangre de sus soldados descuartizados emergió una pequeña legión de Muelesangres. Satisfecho, envió a los demonios a detener a sus enemigos, participando esta legión demoníaca en la Batalla de la Torre de Bronce. Consciente de que sus enemigos se acercaban a su fortaleza, Korghos se preparó para la inevitable batalla mientras más y más refuerzos llegaban a través del portal demoníaco bajo su control.        

En la Batalla de la Puerta de la Ira se decidió el futuro de la Península Azufre. Korghos, al ver llegar a sus enemigos, supo que no se encontraba Vandus Hammerhand entre ellos. Sin embargo para completar su pirámide le bastaba con el cráneo del líder del ejército rival, por lo que ordenó a sus tropas que permitieran que este se acercara a su posición.  

Korghos khul

Korghos Khul desafió y derrotó a Jactos Goldenmane

Cuando los líderes enemigos se encontraron frente a frente, tuvo lugar un frenético combate entre ambos. Jactos Goldenmane, el general enemigo, era un espadachín consumado. Sin embargo la fuerza y veteranía de Korghos se impuso y terminó decapitando a su enemigo. Las divididas tropas enemigas, conocidas como los Goldenmanes estaban divididas y en clara desventaja. Korghos dejó a sus tropas la tarea de eliminar completamente a los Stormcast restantes y se dirigió con la cabeza de Jactos a su pirámide para completarla definitivamente.

Mientras tanto las tropas de Vandus Hammerhand habían llegado finalmente a las inmediaciones de la Puerta de la Ira para comprobar que sus aliados se habían adelantado, poniendo en peligro toda la estrategia conjunta. Aun así Vandus, consciente de lo que estaba en juego, ordenó a sus tropas que fueran en auxilio de los Goldenmanes.

Vandus triunfante sigmaroteca

Vandus Hammerhand fue trasladado mediante un relámpago a la base de la Pirámide Roja de Khul

Fue en ese momento cuando las tropas de Ionus Cryptborn aparecieron por el sur, salvando la situación. Fue Ionus quién se dió cuenta de que Korghos Khul había derrotado a Jactos Goldenmane y se disponía a situar su cabeza en su Pirámide Roja, con lo que conseguiría convertirse en un Príncipe Demonio. Alertó a Vandus de este hecho y, viendo que le iba a ser imposible llegar a tiempo, invocó un rayo con el que trasladó a Vandus y su montura justo debajo de la base de la pirámide, con lo que el general sigmarita pudo retar a Korghos Khul a un combate singular.

Cuando Korghos escuchó el desafío tuvo un instante de duda. Había jurado a su dios que le ofrecería el craneo de un guerrero inmortal. La demonicidad estaba al alcance de sus manos, pero un guerrero de Khorne que rechazara un desafío se arriesgaba a contrariar a su temible dios. Además, odiaba profundamente a Vandus, el cual lo había dejado en evidencia dos veces. De un salto Korghos bajó de la pirámide en dirección a su enemigo.

Korghos khul 2

Finalmente Korghos Khul consiguió derrotar en combate singular a Vandus Hammerhand.

Vandus Hammerhand y Korghos Khul se batieron en duelo en la base de la Pirámide Roja de Khul. Esta vez la suerte parecía del lado del seguidor de Khorne, y ya al inicio del combate Korghos se deshizo del Dracoth de Vandus. Sin el apoyo de su montura el Stormcast no fue un rival para Khul, el cual de un potente golpe consiguió desarmarlo. Fue en ese momento cuando Vandus saltó hacia la base de la Puerta de la Ira e imploró a su dios que le lanzase uno de sus rayos. Gracias a este hecho Sigmar pudo determinar el lugar exacto donde se encontraba el portal y, canalizando en un solo golpe todas sus energías, lanzar un poderoso trueno que destruyó la Puerta de la Ira. Vandus fue trasladado hacia Azyr en el mismo instante en el que el rayo fue lanzado, salvándose así de la muerte.

Sin la capacidad de pedir refuerzos, Korghos Khul tuvo que aceptar finalmente su derrota y ceder su fortaleza. Finalmente, los Stormcast Eternals se alzaron con la victoria, abriéndose la puerta a su posterior conquista de toda la Península Azufre.          

Cruzada Heldenhammer[]
Ephryx sigmaroteca

Ephryx, el Noveno Discípulo

Tras su derrota en la Península Azufre, Korghos Khul ansiaba venganza contra Vandus Hammerhand. Este hecho fue aprovechado por el hechicero Ephryx, el cual contactó con Khul y le convenció de hacer causa común contra Vandus. El antiguo enemigo de Khul se encontraba en plena cruzada para recuperar el sagrado martillo Ghal Maraz y Ephryx, siguiendo las ordenes de Kairos Tejedestinos, necesitaba contenerlo mientras efectuaba un hechizo para trasladar el martillo al reino de Tzeentch. Sin embargo, nada de esto importaba a Khul, el cual desconocía estos hechos y simplemente buscaba el cráneo de su rival. Korghos aceptó la oferta y fue trasladado junto con un contingente de guerreros de la Marea Sangrienta a la Fortaleza Sobrenatural, el enclave en el que se encontraba el Ghal Maraz.

Fortaleza de Tzeentch sigmaroteca

La Fortaleza Sobrenatural

Korghos Khul prohibió tajantemente a sus guerreros que atacaran a Vandus Hammerhand, puesto que pretendía reclamar su cráneo y alcanzar la demonicidad. Pero Ephryx cometió el error de obligar a Khul a combatir junto al rey Thrond, el engreído adorador de Tzeentch que dominaba aquellas tierras. Justo cuando Korghos consiguió arrinconar a Vandus, Thrond se interpuso con la intención de matar al Stormcast Eternal. Poca amistad existía entre ambos líderes caóticos, pero esta intromisión fue considerada por Khul como un insulto y una declaración de guerra. Presa de la furia y de la animosidad, Korghos y sus guerreros se enfrentaron a los guerreros seguidores de Tzeentch, provocando una enorme carnicería. Sin embargo el astuto Vandus aprovechó esta distracción para escapar, dado que ningún guerrero de la Marea Sangrienta se atrevió a poner la mano sobre él tras las amenazas de Khul, y consiguió cumplir con su misión. Por su parte, y tras haber perdido nuevamente la pista de Vandus en el último minuto, Korghos escapó de la Fortaleza Sobrenatural.

Orbe Infernia[]
Paramos Cenizas

Mapa de los Páramos de Ceniza durante las Guerras por los Portales

Una vez de vuelta a Aqshy Korghos reagrupó a sus fuerzas y se lanzó a la búsqueda del ejército de su rival en las tierras cercanas a la Península Azufre. Esta cacería estaba destinada al fracaso, puesto que Khul desconocía que tras la Cruzada Heldenhammer las fuerzas de Vandus Hammerhand sufrieron una aplastante derrota a manos de la Guardia de Varan en el Monte Kronus, una feroz masacre en la que Vandus fue literalmente partido en dos por la espada de Archaon. Fue mientras Khul efectuaba esta infructuosa búsqueda cuando se le aparició Lord Skinskein, un Príncipe Demonio de Khorne. Skinskein informó a Khul de que las fuerzas de Vandus se encontraban en Asphyxia, una isla situada en los Páramos de Ceniza. El Príncipe Demonio propuso a Korghos un ataque conjunto por ambos flancos con el cual podrían derrotar fácilmente a sus oponentes. Skinskein engañó a Khul, puesto que aunque parte de las fuerzas de Hammerhand se encontraban luchando en Asphyxia, Vandus estaba ausente dado que su Reforja no se había completado. El Príncipe Demonio pensaba traicionar a Korghos atrayéndolo hacia la feroz confrontación que estaba teniendo lugar en los Páramos de Ceniza entre un enorme contingente de Stormcast Eternals y las fuerzas de Valkia la Sangrienta.

Korghos Khul, cegado por sus ansias de venganza, cayó en la trampa de Skinskein y llevó a sus fuerzas a través de un Portal del Reino hacia Asphyxia. Aunque en el viaje perdió algunos efectivos a manos de una extraña enfermedad, Korghos no le dió importancia a este hecho y marchó raudo a la confrontación. Grande fue su alegría al encontrar a los Stormcast Eternals de armadura dorada, pero esta se truncó en furia al descubrir que el Príncipe Demonio le había traicionado y que se encontraba en el centro de una confrontación feroz. En una batalla a tres bandas combatían Stormcast Eternals, las fuerzas de Valkia y una recién llegada hueste de Demonios de Nurgle al mando de Bloab Rotspawned. En el momento más álgido de la confrontación un muro de fuego abrasador separó la fuerzas de Khul de los Stormcast. Sin el apoyo de las fuerzas de Skinskein los sigmaritas se le escaparían nuevamente o, aún peor, morirían a manos de Valkia. Preso de la furia Korghos empezó a matar a amigos y enemigos sin distinción.

Korghos Khul Archaon

Archaon ordenó a Korghos Khul que atacara el Orbe Infernia

Fue entre la niebla roja de su furia donde tuvo una visión. Ante él se aparició Archaon, gran Mariscal del Apocalipsis. Archaon ordenó a Khul que dirigiera sus fuerzas hacia el Orbe Infernia, un planetoide que colgaba sobre los Páramos de Ceniza. El Orbe Infernia estaba poblado por cuatro legiones demoníacas, cada una de ellas asociada a uno de los cuatro grandes dioses del Caos. Estas legiones luchaban entre ellas por la supremacía, cada una de ellas liderada por un Príncipe Demonio entre los que se encontraba el propio Lord Skinskein. Estos cuatro Príncipes Demonio llevaban cientos de años siendo manipulados por Lord Xen'phantica, un Slann especializado tanto en las arte de la guerra como del engaño. Xen'phantica era consciente del peligro que suponían las fuerzas demoníacas del Orbe Infernia, por lo que durante largos años se había encargado de incentivar las hostilidades entre los Príncipes Demonio. Archaon conminó a Korghos a vengarse de Skinskein, unificar bajo su mando al resto de Príncipes Demonio y terminar con las fuerzas de Xen'phantica. Unq vez tomado el control del Orbe, Khul  debería enviar las cuatro legiones demoníacas en apoyo del ataque con el que el Mariscal del Apocalipsis pretendía tomar el control de dragón solar Ignax. Archaon le dió a elegir a Khul entre la obediencia o la muerte, pero la amenaza fue innecesaria dado que la sola mención del Príncipe Demonio hizo entrar a Korghos en un frenesí homicida. De esta manera fue como Korghos Khul marchó junto con sus fuerzas a través del portal que se les aparició ante ellos en dirección al Orbe Infernia.

Lord Xen Phantica

Lord Xen'phantica

Korghos Khul y su ejército fueron directamente transportados a la fortaleza de Lord Skinskein. Aprovechando el factor sorpresa las fuerzas de la Marea Sangrienta superaron las defensas de los demonios. Lord Skinskein y Korghos Khul se enfrentaron en combate singular, un duelo del que Khul salió victorioso. Una vez tomado el control de los demonios de Khorne, Korghos le dió una elección sencilla al resto de Príncipes Demonio: obediencia o aniquilación. Los Gorechosen de Khul fueron enviados a distintos lugares del Orbe con la misión de aniquilar las fuerzas de los Seraphon con las que se encontraran adquiriendo aliados demoníacos en el proceso. Hacia Ghorddro marchó Khul acompañado por guerreros de la Marea Sangrienta y miembros de la tribu Skullfiend. Al resto de lugares envió a sus guerreros de mayor confianza: hacia Xzaratch marchó Kyor Skyullharvest, a Beubilos envió a Hagred Hammerfane y a y a Issthyss marchó Guron Bloodfist.  En todos los casos las fuerzas de Khul derrotaron todas las patrullas de caza Seraphon con las que se encontraron, dado que las trampas puestas por el Slann eran muy efectivas contra demonios pero totalmente inocuas en mortales. Fue una campaña de meses de duración en los que Lord Xen'phantica intentó todo tipo de contraataques, esfuerzos que en todos los casos resultaron fútiles. Las defensas que invocaba el Slann no afectaban a los mortales, y las fuerzas de Khul crecían día tras día, actuando de manera conjunta y organizada. Llegó el día en que los Príncipes Demonio tuvieron que aceptar el liderazgo de Khul. Con todas las fuerzas demoníacas unificadas, Korghos marchó hacia Nugatoria, el continente central en el que se encontraba la base de poder de Lord Xen'phantica.

Klaq Tor

Klaq-tor

Fue en los Picos Ghostglass donde tuvo lugar la confrontación final. Lord Xen'phantica invocó una enorme hueste de guerreros Seraphon al mando de Klaq-tor, su general más poderoso. Al inicio de la batalla los Príncipes Demonio enviaron sus legiones a la carga, pero fueron detenidos por una barrera mágica invocada por el Slann. Fueron los guerreros mortales de Khul quienes traspasaron la barrera libremente e iniciaron la batalla. Los guerreros de la Marea Sangrienta cayeron presos de un frenesí homicida sobre los Seraphon, con Korghos y sus Gorechosen a la cabeza. Threx Marcacráneo invocó el poder de Khorne con su estandarte, mientras Korghos se enfrentaba a Klaq-tor y a su montura, un temible Carnosaurio. Los Gorechosen de Khul, ayudados por Faucesgrises, dieron cuenta de la enorme bestia mientras Khul por su parte consiguió derrotar a Klaq-tor en combate singular. Fue en ese momento cuando Lord Xen'phantica llegó al campo de batalla envuelto en relámpagos celestiales. Las protecciones estelares del Slann impedían que ningún oponente se le acercara, y tal fue su furia que consiguió equilibrar la balanza de la batalla. Pero Xen'phantica no tuvo en cuenta al hacha de Khul. Esta terrible arma existía dentro y fuera de la realidad, por lo que Khul aprovechó su momento y la lanzó con enorme fuerza atravesando las barreras de protección e incrustándose en el cráneo del Slann. Así murió Lord Xen’phantica y Khul conquistó el Orbe Infernia.

La última resistencia de los Seraphon tuvo lugar en el Ojo de Dioses, un Portal del Reino que conectaba el Orbe Infernia con los Páramos de Ceniza. Con su victoria, Korghos Khul consiguió cumplir la misión encomendada por Archaon, y junto a las legiones demoníacas del Orbe Infernia marchó en apoyo del Mariscal del Apocalipsis. Cuando las fuerzas de Khul llegaron a la Tierra del Sol Encadenado, el plan a largo plazo de Archaon dió su fruto. Los Matafuegos que defendían estas tierras se vieron atrapados entre la caballería de la Guardia de Varan y las legiones demoníacas del Orbe Infernia, propiciando así que Archaon tomara el control del dragón solar Ignax.

Auge, Caída y Resurgimiento[]
Orbe Infernia

Tras las Guerras por los Portales el Orbe Infernia pasó a estar controlado por Khul

Fue cuando las Guerras por los Portales llegaron a su conclusión cuando Korghos Khul alcanzó el cénit de su poder. A las inmensas fuerzas de la Marea Sangrienta se le sumaron las legiones demoníacas del Orbe Infernia, poniendo a sus órdenes una fuerza de combate formidable.

Durante la Era de las Tribulaciones, Khul se dispuso nuevamente a sumir en la guerra las tierras del Gran Erial en una contraofensiva a gran escala. Fue en estos tiempos cuando Korghos emboscó en el Paso de Farrakyre a las fuerzas de la Cámara Guerrera Heavenhost de los Hammers of Sigmar, diezmando sus números. Los pobladores del Gran Erial se estremecieron al ver aparecer en el horizonte al Orbe Infernia, la nueva base de operaciones de Khul. Su intención era clara: con una lluvia de sangre sus fuerzas se lanzarían nuevamente al ataque provocando una guerra indefinida que agradaría a Khorne, puesto que el dios no ansiaba la reconquista de estas tierras sino que prefería que se sumieran en un conflicto prolongado.

Sin embargo, los enemigos de Khul conspiraban a sus espaldas. Desesperados por la situación una alianza de señores de la guerra juntaron a magos e ingenieros con la intención de construir un colosal cañon termporal empleando los ancestrales mecanismos conocidos como los Engranajes del Infinito. Finalmente el cañon pudo ser disparado poco antes de que la Marea Sangrienta iniciara su ataque, provocando un potente hechizo temporal que restableció el antiguo orden en el Orbe Infernia y devolvió el control del mismo a los cuatro Príncipes Demonio y al Slann que los manipulaba. Korghos Khul se vió privado así de aquello que era suyo por derecho de conquista. Preso de la frustración, Khul dirigió a su Marea Sangrienta a la conquista de nuevos territorios jurando que algún día volvería y reconquistaría el Orbe Infernia.

Guerras del Alma[]

Esta pérdida fue percibida por los rivales de Khul como un signo de debilidad. En los tiempos posteriores al Necroseismo, Korghos se ha visto forzado a conquistar a varias tribus que pretendían usurparle el control de la Marea Sangrienta.Tras reclamar los cráneos de todos estos rivales, Korghos ha jurado destruir a todos aquellos que obstruyen su camino a la demonicidad. En los últimos tiempos Khul ha dirigido nuevamente sus fuerzas hacia el Gran Erial de Aqshy, liderando el saqueo de Brighthall, una Ciudad Libre situada en la región de Aridia conocida como los Desechos del Saqueador.

Tiempo de la Bestia[]

El Gran Pisotón[]

Korghos Khul asesina a ocho de los Megajefez más poderosos de Rhondol. Al asesinarlos los grandes cursos de agua estallan ahogando en sangre hirviente a los adoradores de Khrone y pieles verde por igual. Las montañas gruñen y los árboles son arrancados, mientras parte del continente de Rhondol se desprende y comeinza una induncación. Korghos Khul levantan en alto rogando a Khorne que le muestre el camino a la gloria, mientras marea roja engulle a Korghos Khul y a sus campeones sin dejar rastro.[P2:RDB 1]

Capacidades[]

Korghos Khul

Khorgos Khul y Faucesgrises

Korghos posee una presencia colosal. Tanto su elaborada armadura escarlata como los craneos que la adornan le confieren un aspecto oscuro y extravagante, aunque dotado de majestuosidad. La parte superior de su rostro la lleva cubierta con una máscara de hueso pero la barbilla la lleva descubierta, revelando un trozo moteado de piel endurecida por la edad plagado de cicatrices y tatuajes en forma de serpientes.

Además de su armadura va equipado con una enorme hacha de doble hoja con el poder de rasgar la misma realidad. Korghos siempre va acompañado de Faucesgrises, un enorme mastín demoníaco que le fue otorgado por el dios de la sangre.

Campañas y Batallas Célebres[]

Korghos ha participado en muchas campañas militares y conflictos a gran escala. Las más célebres son las siguientes:

En concreto, podemos destacar las siguientes batallas:

Cambios de Canon[]

Hay dos cambios de canon en la historia narrada sobre Korghos Khul en los distintos libros editados:

  • En el Battletome Khorne Bloodbound de la primera edición del juego se narra una historia sobre el origen de Korghos Khul diferente a la que se narra en los libros editados posteriormente. En el artículo se incluye la historia actualizada, quedando pendiente la posibilidad de algún tipo de unificación de ambas historias.
  • En el libro de Campaña The Realmgate Wars III: Godbeasts la Península Azufre es incluida en una de las islas de los Páramos de Ceniza. Esto se contradice en los libros posteriormente editados, donde la Península Azufre está incluida en el Gran Erial. En este artículo se incluye la versión actualizada.

Miniatura[]

La miniatura elegida para representar a Korghos Khul es la misma que se utiliza para representar a un Lord de Khorne genérico. La miniatura formaba parte de la caja básica de la primera edición de Age of Sigmar

Referencias[]

Dawnbringers Ref Portamaneceres II: El Reino del Bruto

  1. La Guerra en los Reinos - La Carnicería de Rondhol | Pág. 42
  • The Realmgate Wars I: The Quest of Ghal Maraz.
  • The Realmgate Wars II: The Balance of Power
  • The Realmgate Wars III: Godbeasts
  • Battletome: Blades of Khorne
  • Battletome: Blades of Khorne 2019
  • War Storm (Antología), por Nick Kyme.
  • The Gates of Azyr, por Chris Wraight
  • Ghal Maraz (Antología), por Josh Reynolds y Guy Haley
  • Battletome Stormcast Eternals 2.0
  • Warhammer Age of Sigmar 1 edición
  • Warhammer Age of Sigmar 2 edición
  • Libro de inicio de la primera edición de Age of Sigmar
  • White Dwarf de Febrero de 2019
  • The Blood Feast (Novela), por Gav Thorpe
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