Sigmaroteca
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Lynus Ghalmorian es un Lord-Arcanum de los Yunques de Heldenhammer y líder de la Cámara Sacrosanta de los Sempiternos. Ghalmorian es conocido por su heróica aunque fallida defensa de la Tumba de Medianoche y por su posterior juramento de redención.

Descripción y Equipo[]

Ghalmorian va equipado con una ornamentada Armadura de Sigmarita, una Vara Aetérica, la poderosa reliquia conocida como El Escudo del Caballero Pálido, y unos pocos Frascos Espirituales. Acude a la batalla montado a lomos de Katafalq, su Grifocorcel.

Vida previa, muerte y reforja[]

En su vida mortal Ghalmorian fue conocido como Lynghal Oroni, un mago-sacerdote de la ya perdida ciudad Shyishiana de Metharr. Lynghal acostumbraba a hacer peregrinajes anuales hacia el Lago Lethis con la intención de recoger Aguaoscura Lethisiana en viales de cristal púrpura. Un viaje peligroso en el que no pasaba una jornada en la que Lynghal no hiciera uso de la magia amatista para ahuyentar asaltantes tanto vivos como muertos. Pero de vuelta a Metharr su coraje era alabado por el concilio gobernante de la ciudad, conocido como los Señores Cadáver, los cuales recogían los viales del extraño líquido y renovaban por un año más el rol de Lynghal como Primer Guardián de las Tumbas, un codiciado puesto de vigilancia en el antiguo jardín funerario de la nobleza de la ciudad. Vestido con su túnica negra de oficio, Lynghal patrullaba el santuario prohibido como un espectro, apresando con cadenas mágicas a todos los intrusos que encontraba. Por ley, todos estos aspirantes a ladrones de tumbas debían ser entregados a los Señores Cadáver para que pasaran por un período de "reflexión". En realidad, ninguno de ellos volvía a ser visto.

Aferrado a las tradiciones, Lynghal no cuestionaba a sus amos, hasta que un día una cautiva enmascarada le gritó mientras era llevada a la custodia de los Señores. Se trataba de su hermana Alastreya, la cual había sido ajena a él desde que tomara sus votos sacerdotales. A pesar de las peticiones de Lynghal, los Señores Cadáver le negaron el acceso a su hermana, alegando que su penitencia orante no debía ser molestada. Pero el anteriormente leal Primer Guardián sintió que algo andaba mal, y con su forma espectral se infiltró en las criptas de la ciudad. Allí encontró un laberinto de celdas, cada una ocupada por algún desafortunado que hubiera contrariado a los Señores Cadáver. Lynghal descubrió entonces el uso que habían estado haciendo de la preciosa agua del Lago Lethis. Cada celda contenía un caldero humeante de agua ordinaria a la que se añadía gota a gota agua del lago. Inhalando este vapor durante semanas o incluso meses los criminales olvidaban primero los actos por los que se les había encarcelado, y posteriormente sus seres queridos y recuerdos hasta que finalmente los vapores les quitaban el mismo impulso innato de respirar. Encolerizado por este horrible castigo y deshonrado por su involuntaria participación en estos actos, Lynghal se despojó de su apariencia espectral y descargó poderosos rayos de magia amatista. Relámpagos amoratados incineraron a los carceleros y abrieron las celdas. Para muchos prisioneros era demasiado tarde, pero otros abrazaron la libertad solamente afectados por una ligera amnesia. Instando a Alastreya a que abandonara la ciudad, Lynghal acudió a las salas palaciegas de los Señores Cadáver y no mostró ninguna compasión con ellos.

El reinado de los Señores Cadáver terminó, y las agradecidas gentes de Metharr le ofrecieron a Lynghal Oroni el gobierno de la ciudad. El rehusó este cargo, puesto que a sus ojos la ciudad era un monumento funerario a memorias perdidas y ciegas servidumbres. En su lugar marchó a la guerra, abandonando su atuendo de hombre santo y revistiéndose con la armadura de placas de un hoplita Metharriano. Uniendo a su dominio de la magia de la muerte una cada vez mayor habilidad marcial, Lynghal combatió por toda Shyish aplastando a sádicas bandas guerreras y ayudando a destronar a tiranos hasta que le llegó la hora de la muerte. No hubo ningún gran mausoleo para el antiguo Primer Guardián, cayendo su cuerpo muerto entre el polvo de una batalla ya olvidada y descansando sus huesos entre los de otros cientos de héroes que plantaron cara al mal.

Pasaron las eras, y cuando Sigmar forjó sus Cámaras Sacrosantas tomó el alma de Lynghal para que tomara un rol de solemne importancia. Reforjado como el Lord-Arcanum Lynus Ghalmorian tomó el mando de los guerreros místicos de la Cámara Sacrosanta de los Sempiternos.

Primeras misiones[]

Antes de la erupción del Necroseísmo los Sempiternos fueron una de las pocas Cámaras Sacrosantas en ser enviadas a los Reinos Mortales, operando en el más estricto secreto para que su verdadera naturaleza no fuera revelada prematuramente a los enemigos de Azyr. La Knight-Incantor Lena Cliassa, una de las principales oficiales de Lynus, fue enviada para destruir la manifestación de magia de la muerte conocida como la Mortaja Negra.

Con el Necroseísmo y la revelación de las Cámaras Sacrosantas, los Sempiternos fueron enviados a la Ciudad Libre de Forjaglymm. Allí participaron en la Batalla de Forjaglymm contra la hueste Nighthaunt al mando de Malendrek. Lynus Ghalmorian lideró los esfuerzos de sus Sempiternos en detener las múltiples oleadas de Grimghast Reapers que asaltaron la muralla este de la ciudad. Junto con el resto de defensores consiguieron que Forjaglymm no fuera completamente arrasada, pero fueron forzados a contemplar como buena parte de los territorios cercanos a la ciudad se inundaban de energía no muerta.

Vigilancia de la Tumba de Medianoche[]

A Lynus le fue encomendado volver nuevamente al Lago Lethis, esta vez como defensor de la Criptormenta conocida como la Tumba de Medianoche. Ghalmorian tomó su nuevo cometido con sombría inquietud. Aunque ante sus camaradas mostraba una resolución de acero, en privado le molestaba la cercanía de las melancólicas aguas que habían condenado a tantos inocentes en la perdida Metharr. A menudo se preguntó por las razones por las que el Dios-Rey lo había destinado a Lethis precisamente en el rol de custodio de un sepulcro prohibido, un aparentemente cruel reflejo de su tiempo perdido guardando las tumbas de los Señores Cadáver. En realidad, Sigmar sabía que sus más peligrosos secretos sólo podían ser confiados a alguien tan medido y ceñido contra la corrupción mortal como Ghalmorian. Confiando en la providencia del Dios-Rey, Lynus aceptó su cometido y se convirtió en un noble ejemplo para sus guerreros durante muchos años.

El Asedio de la Pena[]

Tras el Necroseísmo y la revelación de las Criptormentas, Nagash descubrió que bajo las calles de Lethis se encontraba la Tumba de Medianoche. En estas criptas Nagash sintió la presencia de un ser antiguo y poderoso que antaño le llamó maestro y que, indudablemente, fue encarcelado por Sigmar durante la Era de los Mitos. Preso de la furia, el gran nigromante encargó a Lady Olynder la captura de la Tumba de Medianoche y la liberación del ser que albergaba. La Mortarca del Duelo convocó a su legión, acudiendo a su llamada espectros y necrófagos de extremidades afiladas ansiosos de hacer pagar a los vivos el odio amargo que sienten hacia sí mismos. Por su parte a Lethis acudieron refuerzos de diferentes razas, incluyendo al propio Celestant-Prime, el cual tomó el mando de las defensas de la ciudad.  

Fue así como tras la llegada de las fuerzas de Lady Olynder a la ciudad tuvo lugar la cataclísmica confrontación conocida como el Asedio de la Pena. Ghalmorian se encargó de la defensa de la Tumba de Medianoche acompañado por los Sempiternos, los Stormcast de la Cámara Sacrosanta de la Hermandad de la Tumba y un contingente aliado de Idoneth Deepkin al mando del rey Ecraviir Blacktide.

Cuando la Legión del Duelo logró entrar a la ciudad, las Cámaras Sacrosantas de los Yunques de Heldenhammer se enfrentaron a la interminable oleada espectral en los jardines del Gran Mausoleo de Lethis, donde se encontraba la entrada a las criptas prohibidas. Apoyados por los Idoneth Deepkin al mando del rey Ecraviir Blacktide organizaron una defensa gloriosa, una gran hazaña que aun así no fue suficiente para retener a la interminable oleada de espectros que los asaltó, puesto que a causa de un ataque paralelo al que sufrieron se vieron privados de los refuerzos que tanto necesitaban. Lynus Ghalmorian ordenó a sus Evocators tejer una brillante red de rayos ardientes que perimitiera a sus fuerzas la retirada a las defensas secundarias situadas en las profundidades de la Tumba de Medianoche.

Fue entonces cuando Ghalmorian promulgó las órdenes secretas del Lord-Celestant, una última táctica desesperada a emplear sólamente si alguien penetraba en la Tumba de Medianoche. Ordenó a sus Evocators abrir varias cámaras secundarias de la Criptormenta, las que estaban llenas de reliquias potentes y artefactos de magia de amatista. Al rey Ecraviir Blacktide le otorgó un obsequio poderoso: la espada Azotaespectros, mientras que el propio Ghalmorian tomó para sí El Escudo del Caballero Pálido. Armados con estos poderosos artefactos, se dispusieron a luchar en la defensa final.

Por su parte, Lady Olynder consiguió acceder a la Tumba de Medianoche y ordenó a sus huestes espectrales que destruyesen todas las salvaguardas de las bóvedas y túmulos, liberando así algunos hechizos y criaturas. Los Stormcast Eternals de la Hermandad de la Tumba y los Sempiternos pelearon para preservar cuanto pudieron, pero al romper un tentáculo del asalto no consiguieron evitar que otros dos los rebasaran. Ghalmorian dividió sus fuerzas tanto como se atrevió, pero la defensa de la prisión era vital y superaba cualquier otra preocupación. La cámara central de la Tumba de Medianoche era una sala cavernosa de arcos abovedados y planta de hueso pulido. En el centro flotaba un inmenso orbe de negrura absoluta que palpitaba lleno de una energía apenas contenida. Anillos concéntricos de Sigmarita encerraban la esfera, brillantes sus superficies con runas de protección y sellos de azyrita. Los Yunques de Heldenhammer formaron su último cuadro asaltados por doquier por oleadas de monstruos etéreos. Por su parte Lady Olynder instó a los suyos con una desesperación que irradiaba de ella con tal intensidad que incluso varios Sequitors fueron arrojados al suelo indefensos ante una agonía nacida del pesar. Desesperado por decapitar el liderazgo de la Legión del Duelo Ghalmorian encabezó una carga combinada de Evocators montados en Dracolines y caballeros de laMorrsarr Guard de élite del rey Ecraviir, pero ni siquiera esta afuerza formidable alcanzó a Lady Olynder.

Fue entonces cuando la asfixiante soga de un Lord Executioner arrastró a Ghalmorian de su montura. Trataba de levantarse cuando decenas de Bladegheist Revenants lo rodearon, haciéndolo pedazos. El rey Ecraviir Blacktide siguió peleando, tratando en vano de alcanzar a su aliado caído, pero no hubo nada que hacer. Los triunfantes aullidos de los muertos llenaron la Tumba de Medianoche al tiempo que Lady Olynder se acercó a la prisión sellada con runas y levantó la Vara de Medianoche, de la cual surgieron enredaderas de rosa negra nocturna que empezaron a forzar los cierres de la prisión. Ni siquiera la llegada posterior del Celestant-Prime pudo evitar que la Mortarca del Duelo cumpliera su cometido. Lethis consiguió finalmente sobrevivir al Asedio de la Pena, pero los defensores de la Tumba de Medianoche fracasaron en su misión y millones morirían para satisfacer el odio sin límites del recién liberado prisionero.

Reforja y juramento de redención[]

En Azyr, Lynus Ghalmorian fue rehecho, aunque más que reforjado él sintió como si solamente lo hubieran recompuesto. Por una segunda vez su fracaso había condenado a inocentes, pero en su naturaleza ya no había espacio para la pasión y la ira. Más bien, aquellos que lo observaron encontraron cambios sutiles: una nueva palidez en su piel encerada, un hundimiento más profundo en las cuencas de sus ojos, un retroceso cadavérico en sus encías. Más moribundo que nunca, susurró una promesa a sus Sempiternos: lucharía sin descanso hasta que el prisionero de la Tumba de Medianoche fuera encerrado una vez más, y entonces abandonaría las armas y buscaría su fin en las frías devastaciones de Shyish.

Los Sempiternos fueron entonces enviados junto con muchas otras Cámaras Sacrosantas a participar en la ofensiva conocida como la Cruzada de la Resurrección, destinada a recuperar el terreno conquistado en Shyish por las fuerzas de Nagash. Diversos Señores del Caos aprovecharon la situación para realizar sus propios movimientos militares, entre ellos el Gran Pretendiente. Este poderoso guerrero se consideraba a sí mismo la reencarnación de Slaanesh y había sido derrotado en el pasado por los Yunques de Heldenhammer en el lugar donde actualmente se encontraba la ciudad de Lethis. Habiéndose retirado tras su derrota a la sureña península de Bacanalia, marchó hacia el norte buscando venganza. Los Sempiternos marcharon para confrontar sus fuerzas, pero Ghalmorian recibió una inesperada petición de ayuda por parte del rey Ecraviir Blacktide, el cual se encontraba acosado por las fuerzas de Lady Olynder en la costa este de Bacanalia. Dejando al mando de su Cámara al Lord-Exorcist Heredus Alwyrd, Ghalmorian abandonó con reluctancia la batalla y marchó a saldar su deuda con Ecraviir junto con un Séquito de Evocators montados.

Fuentes[]

  • Guerras del Alma: Poder Prohibido
  • White Dwarf de Agosto de 2019
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