Ossiach Vanderghule es un Lord-Celestant de los Yunques de Heldenhammer y líder de la Cámara Guerrera de los Guardaalmas. Es conocido por su participación en el Asedio de la Pena.
Equipo y Montura[]
Ossiach va equipado con una ornamentada Armadura de Sigmarita y con un Martillo Tempestos . Siempre va a la batalla montado a lomos de su fiel Dracoth.
Historia[]
En los tiempos previos al Asedio de la Pena, Vanderghule y sus fuerzas estaban destinados en la Ciudad Libre de Lethis, siendo Ossiach el comandante de las fuerzas militares de la misma. En la escaramuza previa a esta batalla, en la que una fuerza de asalto Nighthaunt asaltó el lago adyacente a la ciudad, Vanderghule y sus fuerzas salieron de la ciudad para apoyar a los Idoneth Deepkin que habían acudido a socorrer a sus aliados de Lethis. Al mando del rey Ecraviir Blacktide, los Idoneth habían conseguido empujar a la contra la orilla del lago a la fuerza invasora pero se habían visto rodeados por una nueva hueste que apareció de entre los oscuros palacios que bordeaban la orilla. Con el apoyo del contingente de Ossiach consiguieron rechazar conjuntamente la vanguardia enemiga, retirándose posteriormente al ver que se acercaba el grueso de las fuerzas asediadoras con el apoyo de los recién llegados mercenarios Fyreslayer de la Logia Greyfyrd al mando del Runeson Graegar. En los últimos tiempos habían trabajado para la ciudad pero que tenían una disputa con los señores mercaderes de la misma a causa de un retraso en sus pagos ocasionado por la misteriosa desaparición de varias caravanas cargadas de Ur-oro enviadas para paliar su deuda. Aun así habían acudido a la ciudad buscando refugio ante el masivo ejército espectral que habían avistado desde su campamento.
Tras el consejo de guerra previo al Asedio de la Pena, se decidió que la defensa de la Puerta de Ónice, entrada norte a la ciudad, recaería en los Yunques de Heldenhammer al mando de Vandeghule y de los Fyreslayer al mando de Graegar. Al obstinado Duardin lo apaciguó la promesa de un pago mucho mayor procedente de Azyrheim del que se le debía, pagadero al finalizar la batalla.
En las primeras fases de la batalla, los regimientos de alabarderos de la Guardia de Costanegra contuvieron lo mejor posible la amenaza pero se vieron superados por una feroz embestida por parte de los horrores espectrales voladores de los Nighthaunt. Bladegheist Revenants y Spirit Torments diezmaron sus filas, y los defensores pudieron mantener la posición gracias a la presencia inspiradora de los Yunques de Heldenhammer al mando del Lord-Celestant Vanderghule. Los Stormcast Eternals consiguieron contener a los feroces espectros, y los Fyreslayers de Greyfyrd consiguieron contener la oleada inicial de Zombies.
Fue entonces, cuando aún no se había puesto en el primer día de la batalla, el momento en el que un caballero espectral consiguió entablar una negociación con el Runeson Graegar. La etérea figura le aseguró que la historia del cargmento de Ur-oro robado era una patraña inventada por los avariciosos mercaderes de la ciudad, y con un gesto hizo aparecer desde una torre de asedio a una falange de esqueletos portando un cofre con el doble del Ur-oro prometido a los Fyreslayers. Afirmando que Nagash siempre paga sus deudas, el sombrío espectro le encomendó a Graegar una sencilla misión: allanar el camino a las huestes sitiadoras. Fue así, rodeado por decenas de camaradas muertos a sus pies, como el Runeson cambió de bando en mitad de la batalla sellando la suerte de sus defensores.
Los Yunques de Heldenhammer que protegían la muralla norte se vieron atacados de improviso por sus supuestos aliados. Los Magmadroths escupieron lava fundida y las hachas de Fuegoacero abrieron las placas de Sigmarita. Graegar lideró la retirada del enemigo hacia la Puerta de Ónice, la entrada norte de la ciudad. Sus camaradas tiraron de sus grandes cadenas practicando una brecha por la cual se introdujo la hueste de los no muertos en la ciudad. Graegar y sus Fyreslayers dejaron pasar a sus nuevos aliados, despachando a cualquier grupo de defensores que aún se resistían con terquedad. En mitad de semejante locura encontraron al Lord-Celestant Vanderghule luchando a solas, con mil brechas en su armadura y con su Dracoth gravemente herido. A pesar de sus heridas el Stormcast se encaró al traidor sin temor y lo maldijo mientras el Runeson instaba a Kavaknos, su montura, a avanzar aceptando el desafío. Chocaron espada y jabalina, hubo un arco de sangre a borbotones y el Lord-Celestant cayó de su montura, desapareciendo en un estallido de rayo violeta antes siquiera de alcanzar el suelo.
Fuentes[]
- Guerras del Alma: Poder Prohibido