Los puertos celestes de Kharadron reclaman el dominio sobre las vías aéreas de los Reinos Mortales y son pocos los que cuestionan esta afirmación. Estas enormes ciudades flotantes son centro bulliciosos de fortalezas comerciales y militares, capaces de recorrer grandes distancias en busca de tierras prósperas y de expulsar a los ejércitos invasores del cielo con bombardeos de sus gigantescos dispositivos de cañones de aeter. Los visitantes de todos los reinos son bienvenidos en los bulliciosos distritos de los puertos celestes y los barrios comerciales, donde se puede comprar todo tesoro inimaginable y recurso exótico.
El secreto del poder económico y militar de los duardin del cielo es su dominio del aeter oro. Esta sustancia mágica se encuentra como vapor en los cielos de los Reinos Mortales y, entre otros mil usos, se procesa para alimentar las potentes aeronaves y armas de los Kharadron. La obsesión de los puertos celestel por el aeter oro les ocupa toda la atención, y cada amanecer se envían decenas de flotas de prospección en busca de nuevos y valiosos territorios mineros. Cada una de estas empresas está dirigida por un Admiral, que elige un solo bajel, generalmente el más grande y letal de la flota, como su nave insignia. Corstarios curtidos con buen ojo para la oportunidad, los admiral son responsales de garantizar que cada viaje culmine con una parte saludable de riquezas para su tripulación.