"¡Vigilad las sombras!" ordenó Ionus Cryptborn mientras su escolta de Retributors le daba alcance. Desde la penumbra, oscuras figuras avanzaban.
"¡Emboscada!" gritó Vandus, levantando el martillo Heldensen. Un par de guerreros acorazados habían saltado desde un arco serpentino, blandiendo sus hachas dentadas. El primero quedó envuelto en una oleada de relámpagos escupidos por Calanax, cayendo al suelo como una masa humeante. El segundo se encontró con el martillo de Vandus, y un instante mas tarde su destrozado cuerpo salía despedido.
"Los esbirros del hechicero," dijo Thostos, su voz fría como el invierno. "Ahora envía hombres malvados para frenar nuestro avance."
"Superaremos la prueba, hermano," dijo Vandus, avanzando con sus Liberators, mientras los Judicators tomaban posiciones sobre unas escaleras semiderruidas para lanzar letales ráfagas sobre las ruinas inferiores. "Esto son molestias, nada mas."
Thostos no se molestó en responder. Cargó por la calle, con chispas saltando con sus pisadas. Un grupo de salvajes de torso desnudo salieron desde una avenida sembrada de ruinas para caer sobre él, pero fueron rechazados uno tras otro, con sangre chorreando de miembros amputados y cuerpos decapitados. Cortando, aplastando, matando, Lord Thostos siguió adentrándose en las ruinas. En unos instantes, había sido completamente engullido por las antinaturales sombras que envolvían la ciudad.
'Look to the shadows!’ ordered Ionus Cryptborn as his Retributor escort drew in close. From the gloom, dark figures rushed out.
‘Ambush!’ shouted Vandus, hefting the hammer Heldensen. A pair of armoured warriors dived from a serpentine arch, jagged axes swinging. The first was caught by a blast of lightning from Calanax’s fanged maw, and hit the tarnished cobbles as a steaming mess. The second met Vandus’ hammer, his broken body flailing away.
‘The sorcerer’s minions,’ said Thostos, his voice as cold as winter. ‘This time he sends evil men to contest our approach.’
‘We shall pass the test, brother,’ said Vandus, motioning his Liberators forwards as Judicators climbed crumbled stairs to loose killing shots into the ruins below. ‘These are irritants, nothing more.’
Thostos made no reply. He thundered down the street, sparks fizzling in his footsteps. A knot of bare-chested savages rushed from a ruin-strewn alleyway to fall upon him, but they were hurled back one after another, blood spouting from missing limbs and stump necks. Hacking, hewing, killing, Lord Thostos drove further on into the ruins. Within seconds, he had disappeared entirely into the unnatural shadows swathing the city.
Fuentes[]
- The Quest for Ghal Maraz.