Saltaron chispas cuando el martillo estampó la runa en la piel de Grumrek. El joven Duardin apretó los dientes por el dolor mientras su nariz se llenaba con el espeso olor de su propia carne cocida.
- Buen chico -dijo con voz grave el Baterrunas-. Grimnir nos pone a prueba con dolor, y nos recompensa con su fuego.
Grumrek bajó la vista a donde el anguloso sello brillaba en su brazo. La piel a su alrededor apenas estaba quemada. Entonces, en algún lugar de las sombras del templo-forja, comenzó un canto resonante, y Grumrek sintió algo agitarse en su interior.
- ¡Toma tu hacha! -gritó el Baterrunas-. Siente su peso en tu mano.
Grimrek hizo como se le había ordenado, sopesando su arma, y sintió que su hacha era tan ligera como si fuera de hojalata y no de fuegoacero.
- Es el poder de Grimnir lo que sientes en la sangre, barbajoven -gruñó el Baterrunas.
A lo lejos, los cuernos anunciaron la llamada a la guerra. Con una última mirada al Baterrunas, Grumrek se volvió hacia el sonido, blandiendo su hacha y preparándose para la batalla.
Fuentes[]
- Battletome: Fyreslayers.