Nota de Traducción: Con el fin de facilitar y agilizar la lectura, se ha sustituido el nombre utilizado en el juego para esta unidad por su traducción utilizada en las novelas de Age of Sigmar o en el antiguo Warhammer Fantasy.
A lo largo de su vida, el cuerpo ya hinchado de un Matarife crecerá hasta alcanzar proporciones verdaderamente obscenas. Totalmente obsesionados con el tallado de carne cruda, algunos incluso se cortan sus propias extremidades y las reemplazan con ganchos y cuchillas para cortar mejor a sus enemigos en trozos fácilmente consumibles. Conocidos como Maestros Carniceros, estos seres son considerados encarnaciones vivientes del apetito insaciable del Dios Tragador y son los más altos Maestros de la Carne. Actúan como chef personal y asesor de confianza de su Déspota.
A menudo los Maestros Carniceros arrastran sus propias ollas de cocina a la batalla, continuando sus viles experimentos gastrománticos mientras la violencia se desata a su alrededor. Este recipiente venerado, formado por metales tres veces digeridos, es golpeado hasta tomar forma por Gnoblars de acuerdo con las instrucciones exactas del Maestro Carnicero. Una vez fabricado, el caldero es enganchado mediante cadenas a la carne del Maestro Carnicero y arrastrará por detrás del monstruoso Ogor mientras este se mueve pesadamente por el campo de batalla.
Mientras el Maestro Carnicero crea una franja sangrienta entre sus presas, es tarea de sus asistentes Gnoblar atrapar las extremidades y las entrañas que salen volando, arrojarlas al caldero y alimentar a sus maestros con bocados de gachas. Esta posición es muy apreciada entre los Gnoblars, ya que asegura un suministro constante de comida y restos de los cuerpos descuartizados. Desafortunadamente, también es un trabajo particularmente peligroso: intentar meter una cucharada de estofado grasiento en las fauces de su jefe es una tarea plagada de peligros potenciales.
A diferencia del Great Mawpot de la tribu, el caldero de sangre viscosa que un Maestro Carnicero arrastra a la guerra sólo debe usarse para alimentarlo a él mismo y a su Déspota. Cualquier otro Ogor lo suficientemente tonto como para intentar colar un bocado es probable que encuentre la partes más preciosas de su propio cuerpo cortadas y agregadas al pegote. En cualquier caso, los paladares de los Maestros Carniceros son tan refinados que aprecian sabores que resultarían letales para todos menos para los Ogors más resistentes. Incluso los propios cocineros no son inmunes a un ataque de indigestión explosiva al devorar un coágulo de materia particularmente fétido. Aunque solo unos pocos pueden beber el precioso amasijo de sangre del Maestro Carnicero, todos sienten los efectos mágicos producidos por la mezcla sagrada. Dependiendo del trozo de carne que el Maestro Carnicero saque de su olla de carne, los Ogors cercanos pueden encontrar que sus músculos comienzan a hincharse o su piel se vuelve tan dura como la piel de un Cuerno Pétreo.
Esta extraña magia también puede volverse contra los enemigos de la Glothorda. Con una mirada cruel, el Maestro Carnicero puede triturar un bocado de huesos y canalizar la extraña brujería del Dios Tragador para hacer que los esqueletos de los guerreros cercanos se rompan y se astillen.
Fuentes[]
- Tomo de Batalla: Ogor Mawrtribes (2019)
- Pág. 31