Es algo inusual entre las Noctánimas, un señor verdugo imparte justicia en lugar de ser un criminal que la desafía. En vida fueron vistos con temor, igual que en la muerte, porque su vocación era la de verdugo, su deber decapitar o ahorcar a quienes burlaban las leyes de su reino. La suya fue una labor a la que se volcaron en cuerpo y alma, incluso con satisfacción. Algunos de estos verdugos se enamoran de su oficio, capaces de matar en el nombre de la ley y el orden, pero también de satisfacer su propio afán de poder. Hacia el final de su carrera, ya no se planteaban siquiera si aplicaban el castigo justo en cada caso concreto, uno de esos señores verdugos es Vholdian Keranus de Elixia.
Antes y después de ser Noctánima[]
Todo Señor Verdugo tiene sangre inocente en las manos, y se le ha hecho pagar un millar de veces por ello. El primero, Vholdian Keranus de Elixia, es famoso por ahorcar a un millar de criminales, pero nunca a alguien de su propia ciudad. Hacia el final de su vida, a Keranus le enfermó el infinito chasquido de las tráqueas y los gorgoteos de las cabezas decapitadas. Pese a no admitirlo nunca, llegó a temer las apariciones de ojos saltones y lenga fuera que poblaban sus sueños y sus meditaciones acerca de la naturaleza de la muerte. Se retiró tras una larga carrera, para fastidio de su señor, Varastis el de Terciopelo. Pero no pudo dejar atrás su legado.
Años más tarde, Keranus se vio arrastrado entre gritos del hogar de su familia en las montañas de Elixia, arrancado de la cama por los familiares de un hombre inocente al que había ejecutado. Lo cegaron con un hueso de punta afilada y lo colgaron de sus propias entrañas.
Al despertar como espíritu atormentado en las Montañas Baldías, la ira y la desesperación de Keranus fueron tan intensas que Nagash le infundió una vida nueva como verdugo no muerto. Lo envió de vuelta a los Reinos Mortales para que reclamase las vidas de héroes y reyes que desafiaban a Nagash o a sus Mortarcas, y Keranus adoptó con gusto su nuevo papel.
Todo verdugo espectral es llevado constantemente al borde la locura por los cráneos parlantes de los inocentes que ejecutó en vida. Estos espíritus no se limitan a hostigar a sus asesino, sino que protegen su existencia ante amenazas esotéricas, dispersando hechizos y armas mágicas en el último momento. Lo hacen para asegurarse de que su asesino no se le permita huir de su propia sed de sangre, y para recordarle que quienes burlan las leyes de la justicia por interés propio pagan un alto precio, y en el caso de Keranus no hay excepción.
Batalla de Forjaglymm[]
Al inicio de las guerras del alma, Keranus participo en la batalla de Forjaglymm bajo las ordenes del caballero de la Mortaja, Malendrek. Siendo Keranus el primero en causar una baja en el enfrentamiento, tras decapitar con un golpe limpio a un Sequitor de los Martillos de Sigmar que había sido incapacitado por un golpe en la cabeza que le dio Malendrek. El alma de este Forjado en la Tormenta no pudo volver al Reino de Azyr tras ser capturada por uno de los candados del Espíritu atormentado Mawcrasp, acabando en las profundidas de las mazmorras de Nagashizzar en poder de Nagash.
Después de Forjaglymm, Keranus no vuelve a aparecer en ninguna batalla notable, dedicándose solo a impartir justicia y castigar a los que incumplen la ley de Nagash.
Miniatura[]
La miniatura para representar a Keranus es la de Señor Verdugo genérico que aparece en la caja de inicio de Segunda Edición
Fuentes[]
- Suplemento: Batalla de Forjaglymm