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Cuando los orruks se apiñan, el suelo tiembla, la violencia escala y los cielos retumban con su furia. Tal es el poder del ¡Waaagh!, listo para desatar toda su furia sobre los Reinos Mortales. Los orruks no conciben el ¡Waaagh! del mismo modo que otros pueden ver la magia o la intervención divina. Se trata de una fuerza primordial tan antigua como los orruks, como los latidos de un guerrero en medio del combate o el agradable crujir del hueso bajo un puñetazo.

Allí donde se juntan los orruks se arremolina una energía verde que crece hasta hacerse palpable, como el olor de la sangre recién derramada, y se descarga sobre el enemigo en forma de hojas rebanadoraz y botas aplaztadoraz. Cuando su halo se disipa, no queda más que polvo y los restos machacados de la presa de los pielesverdes. Estas cruzadas de violencia y destrucción tocadas por la energía que nace de su número incontable y brutalidad desatada se llaman ¡Waaagh!

Durante la Era de los Mitos y la Era del Caos, hubo varias cruzadas de este tipo, durante las que la furia de los pielesverdes volvió los bosques desiertos y extinguió razas enteras. Cuando la energía del ¡Waaagh! fluye con fuerza, puede incluso afectar al tejido de la realidad y hacer que la tierra misma se abandone a un arrebato de furia. Las fieras gruñen y profieren amenazas orruk, los árboles cobran vida y tratan de unirse a la carga y las rocas se estampan unas contra otras.

Durante las Guerras de Huesoastillado en Shyish, el puro poder del ¡Waaagh! Grungutz derribó el colosal muro de cadáveres que rodeaba los Refugios Sombríos, creando una lluvia de cuerpos y ruina que se prolongó durante un año. A su vez, el grito de ¡Waaagh! emitido por los Ironjawz durante la Batalla del Pico Solitario resonó por todos los valles que se extendían a los pies de aquella cima. Tan potente fue el alarido que emitieron los orruks al tiempo que convertían a los guerreros de la Legión Dorada en chatarra, que su eco todavía hoy puede oírse.

Los Megajefes y el ¡Waaagh!

Si el ¡Waaagh! es un vendabal descontrolado que lo arrasa todo a su paso, entonces los jefes orruk son los pases y los cañones que canalizan y dirigen su furia como el ojo de un feroz huracán. Los Megajefes de los Ironjawz se alzan en medio de un torbellino de orruks embrutecidos y dirigen sus clanes. Los mayores Megajefes, como Gordrakk, se convierten en faros deslumbrantes de energía salvaje y atraen orruks de todos los confines para que luchen con ellos. Esto combinado con la preeminencia natural de los Ironjawz sobre el resto de razas pielverde tiene como resultado una congregación de vastos ejercitos asalvajados, con incontables tribus orruk aullando en sus filas, ansiosos por desatar la destrucción que lleva el aire y que corre por sus venas.

Se cuentan leyendas de Megajefes cuya energía de ¡Waaagh! era tan intensa que afectaba también a otras tazas como los gargants, los ogors y los troggoths. Dicen los Chamanes Extrambóticos que, cuando esto sucede, se trata de un presente de Gorkamorka a las razas de los reinos, y del legado del primer Gran ¡Waaagh! que "en verdá no zakabao".

Los Extrambótikos y el ¡Waaagh!

El poder del ¡Waaagh! tiene muchas formas, en su mayoría violentas e impredecibles. En los clanes Ironjawz, los Chamanes Extrambótikos son quienes desatan esta energía verde en sus más espectaculares ocurrencias. Mientras que el Megajefe concentra el poder del ¡Waaagh!, lo amplifica y lo atrae, los Extrambótikos pueden desatarlo con devastadores aunque erráticos resultados. Los hechiceros enemigos hacen bien en no menospreciar el astuto poder de un Chamán Extrambótiko que se tambalea hacia ellos con mirada enloquecida. Más de un Arcanita de Tzeentch y más de dos Branchwraiths de los Sylvaneth ha aprendido por las malas que meterse en un duelo con un Extrambótiko es el equivalente a meter la cara en una hoguera y esperar que todo salga bien.

El primer ¡Waaagh!

Aburrido de la cruzada de Sigmar, Gorkamorka convocó el primer Gran ¡Waaagh!. Los orruks acudieron al dios bicéfalo en na avalancha de carne verde que dejó un camino de destrucción a través de los Reinos Mortales, atacando a sus otrora aliados y enemigos sin distinción. Cuando Gorkamorka llegó a la Sima del Fin del Mundo, sus dos pares de ojos se perdieron unos instantes en la inefable oscuridad. Luego escupió por el borde de la creación, se dio la vuelta y volvió a la carga.

Fuentes

Destruction Battletome. Ironjawz (2016)

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